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QUE PARIS PERDONE

El departamento de Justicia admite que Barbie de 1947 a 1951 fue un agente del Ejército norteamericano en Europa

19 de septiembre de 1983

Es difícil encontrar un antecedente semejante. Por lo general las autoridades norteamericanas no suelen disculparse ante gobiernos extranjeros por sus actuaciones del pasado. Sinembargo, una "nota formal de disculpa", producida el último 12 de agosto por la embajada norteamericana en París, y entregada al gobierno francés, llamó la atención internacional la semana pasada, reviviendo el tremendo y apasionante caso de Klaus Barbie.
En efecto, ante una investigación llevada a cabo durante seis meses por el departamento de Justicia norteamericano, y concluida en estos días, dicha embajada tuvo que disculparse por el papel desempeñado por esa dependencia en la protección del ex jefe de la Gestapo en la ciudad francesa de Lyon, durante gran parte de la Segunda Guerra Mundial, para que éste no fuera sometido a juicio en Francia por crímenes de guerra. Tal investigación concluye afirmando que agentes norteamericanos fueron directamente responsables de la evasión de la justicia por parte del "carnicero de Lyon ".
Según el departamento de Justicia norteamericano, Barbie sirvió desde 1947 a 1951 como agente a sueldo del Cuerpo de Contrainteligencia (CIC) del ejército norteamericano en Europa. Durante ese período, el ejército proporcionó declaraciones "falsas" a la Alta Comisión para Alemania (Hicog) de Estados Unidos respecto al paradero de Barbie y sobre la relación de éste con el gobierno norteamericano, de modo que el gobierno francés no logró enjuiciarlo, según reveló el informe de 218 páginas elaboradas por esa dependencia.
Barbie fue después trasladado secretamente por agentes norteamericanos a Latinoamérica, luego de lo cual toda relación entre el criminal de guerra y el gobierno estadounidense fue concluida, agregó el documento. Allan A. Ryan, alto funcionario del departamento de Justicia de ese país y quien condujo la investigación, ratificó esto al decir que "el gobierno de Estados Unidos, no ha tenido ninguna relación con Klaus Barbie desde que éste abandonó Europa en 1951". Pero agregó que fue el ejército de Estados Unidos quien sugirió en ese año que se reactivara a Barbie para una operación de inteligencia en América Latina.
Tal iniciativa fue abandonada cuando a la misma se opuso la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, por considerar que una posible exposición de Barbie como agente de Estados Unidos podía tener "serias consecuencias". Durante la permanencia de Barbie en Bolivia, el gobierno estadounidense nunca informó a La Paz ni a ningún otro gobierno latinoamericano sobre la verdadera identidad de Barbie, quien allí adoptó el nombre de "Klaus Altmann". Una vez en Bolivia, Barbie se vinculó con altos mandos militares y según se ha informado, ayudó a organizar los grupos paramilitares que funcionaron durante las décadas de 1970 y 1980 en dicha nación.
Ryan en su informe reconoció que Barbie "fue un organizador de grupos paramilitares" cuyas actividades incluyeron tráfico de drogas y contrabando de armas, aunque sostuvo que no hay ninguna prueba que lo vincule directamente con tales actividades. Tales grupos activamente participaron, además, en el sangriento golpe militar que en julio de 1980 derrocó al gobierno civil de la entonces Presidenta Lidia Gueiler y ubicó en el poder al general narcotraficante Luis García Meza, así como en la tortura, ejecución y desaparición de personas sospechosas de pertenecer a la izquierda boliviana.
Por otra parte, el informe del departamento de Justicia agregó que en 1972 Estados Unidos alentó al gobierno boliviano a responder favorablemente a una solicitud francesa de extradición de Barbie. Tal solicitud se produjo inmediatamente después que el cazador de nazis, Beati Klarsfeld, denunció públicamente en La Paz que Klaus Altmann era en realidad Klaus Barbie. El gobierno estadounidense indicó entonces al régimen del general Hugo Banzer Suárez que las autoridades norteamericanas no tenian "ningún interés en proteger" a Barbie. Cuando los bolivianos interpretaron ese mensaje como una posición de neutralidad ante el problema, una segunda nota fue enviada a La Paz indicando la "esperanza del gobierno de Estados Unidos de que se haga justicia en este asunto". Pero Banzer, quien habia llegado al poder mediante un golpe militar, quiso proteger a Barbie, por lo que la Suprema Corte de Justicia de Bolivia rechazó la solicitud francesa de extradición afirmando que no existía tratado alguno en ese sentido entre los dos países.
El informe del Departamento de Justicia indica también que en 1947, el CIC tenía gran interés por usar a ex oficiales nazis para obtener información útil en la incipiente guerra fría en las actividades que los mismos habían desempeñado durante la Segunda Guerra Mundial.
Ahora se sabe que en mayo de 1949, Francia abordó a la Hicog, principal autoridad civil en Alemania, para solicitar información sobre Barbie, acción a la que siguió una solicitud de extradición. No obstante, la CIC negó en cada oportunidad que tuviera información o relación alguna con el ex jefe de la Gestapo en Lyon. La decisión de ocultarlo fue adoptada "para proteger lo que se consideraba como los intereses del ejército de Estados Unidos y del gobierno" del mismo país.
El informe subraya igualmente que, contrariamente a algunas informaciones, Barbie no trabajó en ningún momento para ninguna otra agencia estadounidense al margen del CIC, incluída la CIA que, aunque tenía conocimiento del fugitivo y sus antecedentes, nunca estableció relación con él.
Pero a mediados de la década de los 70, Barbie proporcionó información sobre operaciones de inteligencia en varios países latinoamericanos, la que fue posteriormente transmitida a un agente estadounidense, de acuerdo con el informe de la CIA obtenido por Ryan. No obstante, la substancia de dicha información fue clasificada como "no solicitada", según el informe revelado en Washington el 16 de agosto pasado.