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El estado actual de parte de los depósitos de armas en Libia no está claro. | Foto: EFE

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¿Quién controla el armamento de Gadafi?

En medio del caos por el levantamiento contra el líder libio, existe preocupación por el destino de misiles, agentes químicos y material nuclear.

Alianza BBC
25 de agosto de 2011

Mientras el régimen de Libia se desmorona y los rebeldes luchan por hacerse con el control de Trípoli, funcionarios de inteligencia han expresado su preocupación por el destino de los arsenales de armas de la nación norteafricana.

Temen que los inventarios de misiles antiaéreos portátiles, agentes químicos –entre los que habría 11 toneladas de gas mostaza- y materiales radioactivos puedan caer en las manos equivocadas o que incluso sean utilizados por las fuerzas leales al coronel Muamar Gadafi para librar la batalla final.

Lo cierto es que el estado actual de parte de los depósitos de armas en Libia no está claro y se cree que es probable que algunos hayan sido invadidos y sus armas tomadas por las fuerzas insurgentes.

Una portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos trató de apaciguar estas inquietudes y aseguró este miércoles que los arsenales de misiles convencionales y armas químicas están "seguros".

Según explicó Victoria Nuland, funcionarios estadounidenses "han estado haciendo el seguimiento de los almacenes" desde el inicio del conflicto en febrero.

"Creemos que las instalaciones de almacenamiento de misiles y agentes químicos son seguras y no hemos detectado ninguna actividad que nos haga temer que hayan estado en peligro", dijo Nuland en rueda de prensa.

Por su parte, el portavoz del Pentágono Dave Lapan, consultado sobre si los sitios donde se encuentra almacenado el armamento químico estaban asegurados, respondió: "Sí".

Si bien declinó ofrecer mayores detalles, afirmó que "está claro que son agentes y armas peligrosas", por lo que continuarán con las tareas de vigilancia.

Lapan señaló que no hay planes de enviar tropas terrestres a Libia para asegurar los lugares donde están almacenados esos arsenales.

Misiles tierra-aire

En lo que coincidieron ambos funcionarios fue en la preocupación por el destino de los 30.000 misiles tierra-aire, también conocidos como MANPADS (Sistemas Portátiles de Defensa Aérea), que se calcula tenía el régimen de Gadafi y que se teme puedan ir a parar a grupos de militantes extremistas como al-Qaeda.

"Estos siguen siendo una preocupación debido a su portabilidad", dijo Dave Lapan.

El Departamento de Estado se ha gastado cerca de US$3 millones en financiar a dos equipos internacionales de desmantelamiento de armas encargados de encontrar y destruir los arsenales de estos misiles, así como los de minas y otras municiones letales.

Pero estos equipos están solo trabajando en las áreas que ya están bajo control de los rebeldes.

Medios estadounidenses aseguraron que el gobierno de EE.UU. también envió expertos a la nación norteafricana para asesorar a los rebeldes sobre cómo aumentar la seguridad fronteriza para evitar que las armas sean pasadas de contrabando a los países vecinos.

Pese a todo, algunos ponen en duda que la OTAN tenga gente suficiente sobre el terreno para asegurarse de que las armas permanecen seguras en caso de que las fuerzas de seguridad libias abandonen sus puestos.

La decisión de la Alianza Atlántica de limitar su participación en el conflicto a las incursiones aéreas y al asesoramiento militar, habría limitado su capacidad para controlar lo que se está haciendo con el armamento en Libia.

De hecho, según medios estadounidenses, la OTAN depende de aviones no tripulados y satélites para supervisar los arsenales de armas del país.

Gas mostaza y material nuclear
 
Pero más allá de asegurar el destino del armamento convencional del régimen de Gadafi, una de las preocupaciones expresadas por los funcionarios de inteligencia se refiere a los arsenales de agentes químicos y al material nuclear.

Libia se adhirió a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW, por sus siglas en inglés) en 2004, tras renunciar a su programa de fabricación de armas de destrucción masiva en 2003.

Aún así, todavía debía eliminar 11,25 toneladas de gas mostaza cuando comenzaron las revueltas en febrero.

Expertos en control de armas coinciden en que el régimen libio no cuenta con los medios para lanzar un ataque con este agente químico, especialmente después de que más de 3.500 municiones -como bombas, obuses y misiles- que podían servir para transportar el gas mostaza en un ataque, hubieran sido destruidas como parte del acuerdo con la OPCW.

El principal arsenal de gas mostaza se encontraría en un almacén situado al sur de Trípoli.

Mientras, a raíz del acuerdo de desarme firmado en 2003, Trípoli desmanteló la parte esencial de su programa nuclear.

En cualquier caso, todavía quedaría uranio no enriquecido almacenado en una instalación nuclear de investigación situada al este de la capital libia.

Aunque eso no supone una preocupación inmediata porque se requeriría de un laborioso proceso industrial de refinamiento y enriquecimiento para poder utilizar el uranio, este podría ser vendido por una suma importante a alguien que busque hacerse con un arma nuclear.

Los expertos coinciden en que la cuestión más urgente es evitar que el gas mostaza y el uranio acaben en el mercado negro.