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Raúl Castro critica al modelo cubano y propone reformas económicas

El mandatario cubano aseguro que la aplicación de reformas es urgente para garantizar la irreversibilidad del socialismo.

18 de abril de 2011

El presidente cubano inauguró este fin de semana el VI Congreso del Partido Comunista con un discurso muy crítico con la organización.
 
Durante la segunda sesión del Congreso, Castro mencionó varios cambios: apertura al sector privado, recorte de empleos, descentralización de la agricultura, eliminación de subsidios y autonomía empresarial.

Sobre la ampliación del sector privado, aseguró que "está llamado a convertirse en un factor facilitador para la construcción del socialismo en Cuba" ya que permitirá al Estado "concentrarse" en elevar la eficiencia y "desprenderse" de actividades no estratégicas.

También, el presidente pidió erradicar el "dogma", las "consignas vacías", el "amiguismo favorecedor", y la "mentalidad de inercia" vigentes en medio siglo de socialismo.

La "plataforma de cambio" que propone Castro se aleja del modelo económico ultracentralizado soviético y se acerca a uno más moderno, como el chino.

Castro también criticó el "desacierto" y la "falta de rigor y visión" en la selección de dirigentes, pues ha prevalecido la militancia comunista en lugar de la capacidad. 

Finalmete, Castro planteó la limitación de mandatos de los principales cargos políticos y estatales del país a un máximo de dos periodos consecutivos de cinco años, y solicitó empezar a trabajar en el rejuvenecimiento de los puestos administrativos y partidistas del país. 

La eliminación de la cartilla de racionamiento

Según Raúl Castro, en el plan de ajustes económicos el aspecto que ha levantado más polémica ha sido la propuesta de eliminación de la cartilla de racionamiento, una medida que su Ejecutivo se ha propuesto implementar de forma ordenada.

Vigente desde 1962, la cartilla entrega a precios simbólicos una serie de productos básicos a los 11,2 millones de habitantes del país, entre ellos granos, azúcar, huevos, arroz, aceite y pan.

"Dos generaciones de cubanos han pasado su vida bajo este sistema de racionamiento que, a pesar de su nocivo carácter igualitarista, brindó durante décadas a todos los ciudadanos el acceso a alimentos básicos a precios irrisorios altamente subsidiados", señaló Castro.

El gobernante insistió en que la cartilla se ha convertido con los años en "una carga insoportable" para la economía, al tiempo que no estimula el trabajo y genera "ilegalidades diversas".

En ese sentido, subrayó que su supresión no constituye "un fin en sí mismo ni puede verse como una decisión aislada", sino que será una de las "principales medidas que será imprescindible aplicar para erradicar profundas distorsiones" en la economía y la sociedad.

No obstante, destacó que "a nadie en su sano juicio en la dirección" del país se le ocurriría "decretar de golpe" la eliminación de la cartilla sin crear antes las condiciones para ello.

Precisó que la cuestión de la cartilla de racionamiento se relaciona con otros problemas como la productividad del trabajo, la situación de los precios, los salarios, la unificación monetaria y el fenómeno de la "pirámide invertida".

No obstante, "la revolución no dejará a ningún cubano desamparado y el sistema de atención social se está reorganizando para asegurar el sostenimiento diferenciado y racional de aquellos que realmente lo requieran", apuntó.

Castro repasó la marcha de otras medidas como la reducción de plantillas en el sector estatal, cuyo ritmo estará determinado por la capacidad del país para crear condiciones para su despliegue. 

EFE