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El líder cubano Fidel Castro (i), junto a su hermano Raúl Castro (d), durante la clausura del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba en La Habana, en la que Raúl Castro fue elegido primer secretario del Partido Comunista de Cuba. | Foto: EFE / ARCHIVO / Alejandro Ernesto

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Raúl y Fidel Castro, en el poder por más de medio siglo

El menor de los hermanos Castro vivió a la sombra del mayor, pero hace años gobierna Cuba con menos carisma y más pragmatismo.

26 de noviembre de 2016

A pesar de la muerte de Fidel, el poder se mantiene en la familia Castro, como ha ocurrido desde el triunfo de la revolución cubana en 1959. Aunque siempre estuvo a la sombra de su carismático hermano, Raúl ha sido desde el primer día un protagonista fundamental del gobierno comunista.

Fidel, con su simbólica barba de guerrillero, era alto, carismático, locuaz y "volcánico" -según su amigo personal, el fallecido cineasta cubano Alfredo Guevara-, mientras que Raúl, cinco años menor, es de estatura media, casi lampiño, parco de palabra y enemigo de la improvisación.

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En su libro Después de Fidel, Brian Latell lo explica de una manera ilustrativa al recordar como un ex agente de la inteligencia cubana, que conoció a ambos, decía que si se concibe la Revolución como un drama en desarrollo, Fidel debe ser visto como el director y Raúl como el productor.

Hoy todos destacan el pragmatismo de Raúl, presidente desde 2008. Pero no siempre fue así. Raúl abrazó con fervor el comunismo antes que su hermano y en los primeros años de la Revolución llegó a ser considerado un dogmático. Estuvieron juntos desde el comienzo, cuando participaron en el fallido asalto al Cuartel Moncada, en 1953, que los llevó al calabozo por 22 meses. Después partieron hacía México, desde donde prepararon el yate Granma para volver a Cuba y montar desde la Sierra Maestra la guerra de guerrillas con la que terminarían por deponer al dictador Fulgencio Batista en 1959.

Mientras Fidel trataba de sumar simpatías, a Raúl no le temblaba el pulso para ordenar secuestros de extranjeros (que eran una terrible publicidad para la causa revolucionaria) o fusilamientos, y en aquellos tiempos hubo varias ejecuciones arbitrarias. “La más tristemente célebre de éstas sucedió poco después de la toma de Santiago, cuando Raúl Castro presidió el juicio sumarísimo y la ejecución de más de setenta soldados capturados. Hizo abrir una fosa con una excavadora, alineó a los condenados frente a ella y los hizo fusilar con ametralladoras. La acción cimentó la reputación de Raúl como hombre despiadado y afecto a la violencia, que los años no han atenuado”, escribió Jon Lee Anderson en su reconocida biografía sobre Ernesto el ‘Che’ Guevara. Hasta el legendario guerrillero argentino mencionaba en sus escritos el “extremismo” de Raúl.

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El hermano menor fue un hombre clave en la economía de la isla a pesar de ser el ministro de defensa. Como cabeza de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Raúl organizó un ejército capaz de llegar hasta Angola en tiempos de la Guerra Fría para apoyar al bando pro soviético. También, después del colapso de la URSS, durante el famoso ‘período especial’ en que se especulaba con el colapso del régimen, se encargó de que el ejército jugara un importante papel en la alicaída economía. Raúl mutó con los tiempos y de aquélla época viene su frase más famosa: “hoy valen más los frijoles que los cañones”.

El hermano menor reconoció siempre el liderazgo indiscutido del mayor y no trató de imitarlo: "Fidel es Fidel, todos lo sabemos bien. Fidel es insustituible y el pueblo continuará su obra cuando ya no esté físicamente", dijo al asumir formalmente la presidencia de Cuba en febrero de 2008.

Según Fidel, Raúl era la persona con "más autoridad, más experiencia y más capacidad" para sustituirlo cuando él enfermó en julio de 2006 y le entregó el mando.

El mundo comenzó a percibir su imagen de pragmático y flexible, al tiempo que muchos achacaron a Fidel ser el freno a las reformas.

Hacia el final de sus días, Fidel alcanzó a ver algo que parecía imposible: el fin de la enemistad entre Cuba y Estados Unidos, que restablecieron relaciones diplomáticas el 20 de julio de 2015, cerrando el último capítulo de la Guerra Fría en América.

Ícono de la izquierda latinoamericana, Fidel mantuvo influencia sobre ella no sólo por su relación paternal con el expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, y de Bolivia, Evo Morales, sino también a través de sus publicaciones de prensa, las "Reflexiones del Compañero Fidel" que escribía periódicamente luego de dejar el poder.

Raúl, que viajó poco al exterior, no escribió para los medios y tuvo contadas salidas públicas, legando el escenario regional a Chávez, hasta su deceso en marzo de 2013.

Omnipresente en su gobierno, Fidel abarcó y decidió todo, método que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, tildó de "microadministración".

En cambio, el general Raúl Castro presentó un equipo de varias caras y gobernó siguiendo una cadena de mando al estilo militar.

Fidel mantuvo su vida privada bajo siete candados, tuvo hijos con varias mujeres y nunca reveló dónde sería sepultado.

De Raúl, por el contrario, se ha conocido su esposa, sus hijos y su vida familiar. En contraste con la dimensión legendaria del mayor, el menor parece una persona de carne y hueso. Al poco tiempo de bajar de la Sierra Maestra se casó con Vilma Espin, otra combatiente que fue, hasta su muerte en 2007, lo más parecido a una primera dama que Cuba ha conocido.
 
*Con información de AFP