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Cuadro de un video amateur que logró grabar un tanque de las tropas oficiales en Daraa, Siria. | Foto: AP/Shaam News Network

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Refugiados sirios, heridos, huyen de escalada de violencia

Activistas dijeron que al menos 26 civiles murieron el viernes, muchos de ellos en la rebelde ciudad central de Homs, donde los proyectiles se estrellaron contra las zonas residenciales en control de los rebeldes.

18 de febrero de 2012

Refugiados sirios que huyen a Jordania describieron una dramática escalada de violencia y un número creciente de muertos y heridos en la sureña ciudad de Dará y en la golpeada región central del país.

Trabajadores médicos en la vecina Jordania prepararon donaciones de sangre para enviar a Dará, la ciudad donde el levantamiento contra el presidente Bashar Assad comenzó hace casi un año, en momentos en que el régimen intenta extinguir focos importantes de disidencia con intensos bombardeos. 

Los combates en Homs, además de nuevos actos de violencia en Dará, desencadenaron una nueva ola de refugiados heridos que cruzan la frontera hacia Jordania.

"Las tropas gubernamentales están bombardeando todo, ya sea edificios, gente, casas. Ellos nos consideran como nada. Nos quieren eliminar por completo", dijo Seif, de 22 años, quien estaba recibiendo tratamiento médico en un hospital de Jordania junto con otros refugiados sirios.

Los ataques a Dará, donde se desencadenó el levantamiento en marzo de 2011 por la detención de adolescentes que hacían grafitis contra el régimen en las paredes de la capital provincial, se han disparado en los últimos días.

Mohamed Ahmed Iyad del grupo jordano Kitab y Sunna, que proporciona ayuda a unos 10.000 sirios en Jordania, dijo que estaban preparando bolsas de sangre y otros suministros médicos para enviar a Dará.

Solamente en los últimos dos días, 170 familias, unas 850 personas, han huido a Ramtha, que está a sólo 11 kilómetros (siete millas) de la frontera con Siria, dijo Iyad. La mayoría eran de Dará.

Siria ha visto una de las más sangrientas represiones desde que la ola de levantamientos árabes comenzó hace más de un año. La ONU dice que más de 5.400 personas murieron en Siria el año pasado y el número de muertos y heridos aumenta a diario. Además, se calcula que unas 25.000 personas han buscado refugio en países vecinos y más de 70.000 son desplazados internos.

Homs, una provincia en el centro de Siria que llega hasta la frontera con Líbano en el oeste y hasta los límites con Irak y Jordania al este, ha sido uno de los centros clave del levantamiento de 11 meses contra el régimen de Assad.

Mientras el movimiento opositor se ha militarizado más en los últimos meses con desertores del ejército enfrentados a las fuerzas del régimen, los rebeldes han tomado control de pequeños sectores de la provincia, incluso vecindarios en la ciudad de Homs y el pueblo cercano de Rastan.

Por otra parte, Gran Bretaña y Francia instaron el viernes a la oposición a unirse y dijeron que se requiere más apoyo internacional para resistir las letales medidas de fuerza del gobierno.

En Washington, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton y la jefa de política exterior de la Unión Europea Catherine Ashton condenaron la violencia y exigieron la renuncia del presidente Bashar Assad.

En París, el primer ministro británico David Cameron dijo que "lo que está sucediendo en Siria es espantoso".

"No estoy satisfecho de que estemos haciendo todo lo que podamos", agregó durante una conferencia de prensa junto con el presidente francés Nicolas Sarkozy. Los dos mandatarios hablaron con la prensa un día después de que la Asamblea General de la ONU condenó las violaciones a los derechos humanos por parte del régimen autoritario de Assad.
 
"No podemos dar lugar a una revolución siria ... si la revolución siria no hace un esfuerzo para congregarse y organizarse de tal manera que podamos ayudarlos mejor", dijo Sarkozy. El mandatario francés insistió, sin embargo, en que "la revolución no será efectuada desde el exterior, será originada en el interior".

Cameron dijo que Gran Bretaña y Francia están trabajando "para ver qué más podemos hacer" para ayudar a la oposición siria.
 
AP