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Sally Jones tuvo variasfacetas antes de entrar en la lucha del Estado Islámico. | Foto: Tomadas de video / Daily Mail

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La madre que quiere “decapitar cristianos”

Se trata de la británica Sally Jones, de 45 años, quien huyó con su joven marido yihadista, para unirse al Estado Islámico.

4 de septiembre de 2014

Los gobiernos de Gran Bretaña, en particular, y del mundo occidental, en general, están inquietos por sus ciudadanos que han abandonado sus apacibles formas de vida para irse a militar en el Estado Islámico (EI, antes conocido como ISIS). “Tienen nuestro acento y nuestro pasaporte, pueden moverse por cualquier parte del planeta sin problemas”, dice un asesor del primer ministro inglés David Cameron.

En los videos de los periodistas decapitados en el desierto por un hombre que oculta su rostro tras una capucha queda en evidencia su inconfundible acento inglés. Pero, ¿qué lleva a una persona a cambiar tan drásticamente su vida?

Esa es la pregunta que muchos se hacen al conocer la historia de una exrockera británica, madre de dos hijos, cuyo rostro están en las portadas de la prensa europea. El diario El Mundo de España, por ejemplo, cuenta que “primero fue rockera, después se creyó bruja y, al final, ha terminado en las garras de la yihad.

Sally Jones, que así se llamaba cuando ejercía el papel de madre gritona y soltera de dos hijos en la localidad de Chatham, condado de Kent, utiliza ahora el nombre de guerra de Umm Hussain al-Britani y posa desafiante con su velo negro y su AK-47 desde Raqqa, el bastión del Estado Islámico, prometiendo decapitar a todos los cristianos que se crucen en su camino con un “bonito y cortante cuchillo”.

El rotativo afirma que su mensaje, colgado en Twitter, ha convertido a Sally Jones en el rostro femenino más notorio del terrorismo ‘made in England’, en rivalidad con Samantha Louise Lewthwaite (más conocida como la Viuda Blanca y establecida en Kenia) y con la joven londinense de 22 años Khadijah Dare, considerada como “máxima prioridad” por los servicios secretos MI6.

El salto a la fama de Sally Jones en las páginas del Sunday Times ha coincidido con la nueva ofensiva antiterrorista de David Cameron, empeñado en impedir el regreso del medio millar de yihadistas de origen británico que combaten en Irak y en Siria. El caso de esta madre inglesa y conversa, seducida en la distancia por el terrorista Junaid Hussain (uno de los sospechosos de la decapitación del periodista norteamericano James Foley ha estremecido a toda la Gran Bretaña y a su antiguo vecindario en la apacible Chatham.

El periódico ibérico agrega que allí la recuerdan como una madre solitaria, excéntrica y vociferante, aficionada a la magia negra, sin un trabajo conocido (vivía de las ayudas sociales) y volcada, eso sí, en el cuidado de sus dos hijos de 14 y 10 años, cuyo paradero se desconoce.

“Sally Jones, de 45 años, dio rienda suelta a su alma de rockera en plena juventud. A primeros de los 90, vestida de cuero negro, se soltó la melena rubia de gira por el sureste de Inglaterra con un grupo femenino de corta vida, Krunch. Su hermano, Patrick Jones, el mismo que llegó a colgar con orgullo un vídeo de la actuación de su hermana en plena eclosión como ‘girl rock’, admite ahora su total desconcierto por la última e inesperada metamorfosis de su hermana”, añade.

“Es un momento terrible y angustioso para la familia”, reconoce el hermano. “Todo lo que sabemos es que se enamoró y decidió huir”, siempre según la versión de El Mundo.

El tenebroso objeto de su afecto no es otro que Junaid Hussein, natural de Birmingham, con una dudosa reputación de hacker informático, detenido varias veces en Reino Unido antes de hacer las maletas y partir hacia Siria en compañía de Abdel-Majed Abdel Bary, el ya famoso rapero yihadista (por lo que se ve, les va la música). Hace algo más de un año, Sally Jones contactó misteriosamente con él a través de internet. La relación se hizo tan estrecha que decidió convertirse al islam y cambiar su nombre por el de Sakinah Hussein, antes de partir a su encuentro.

Atrás quedaban sus coqueteos con la brujería y el espiritismo, que alimentaron también su vida paralela en internet, bajo los seudónimos de Skya y Catgel. Durante el último año, sus entradas en las redes sociales fueron adquiriendo un tinte político, abonado a las teorías conspiratorias. En una de sus fotos más chocantes, antes de su conversión, posaba como una monja, apuntando al objetivo con una pistola.

“Todo en ella era extremo”, apunta uno de sus vecinos en Chatham, donde aún no acaban de creerse su última mutación. “Gritaba a todas las horas, especialmente a sus hijos. Tenía problemas con las deudas y desaparecía ocasionalmente, aunque siempre volvía. Tuvo una fase en que se creía una bruja, y otra en la que presumía de hablar con los espíritus. Era una auténtica pesadilla”.