Home

Mundo

Artículo

SE ACABO EL CARBON

Un desertor cubano revela que la economía del país podría entrar en crisis antes de año y medio.

22 de octubre de 1990

Que nadie sabe para quién trabaja parece ser el lema de Ramón González Vergara, un economista; fue hasta hace unas cuantas semanas el vicesecretario del Conseja Cubano Soviético para la Asistencia Económica Mutua, con sede en Moscu.
Después de haber formado parte del equipo especializado que negociaba las cada día mas dificiles relaciones económicas con la URSS, Ganzalez deserto para encaminarse a Estados Unidos, donde es ahora una especie de heraldo de la descomposición económica del regimen de Fidel Castro.

Ganzález afirma ahora en su nueva país, que la economía cubana tiene un plazo de pocos meses antes de entrar en un periodo crítico. Esa afirmación se ha escuchado en muchas aportunidades últimamente, pues la nueva actitud de Moscú, bajo la égida de Mijail Garbachov, es de restringir la ayuda a sus antiguos clientes. Pero lo que mas impresiona a los observadores es que esta vez se trata de un personaje altamente calificado, que pudo conocer los intríngulis del drama de la suspensión de la ayuda economica soviética.

Segun Gonzalez, la URSS ya anunció oficialmente a los cubanos que este año desaparecera una de las fuentes de ingreso mas importantes de la economía cubana: las ventas de petróleo que solía hacer a Cuba a precio subsidiado, para que a su vez La Habana revendiera sus excedentes en el mercado internacional. La diferencia de precios entre las dos operaciones significaban ganancias netas para los cubanos de 500 millones de dolares anuales .
En esas condiciones, esa operación de reventa superaba incluso la mayor exportación tradicional de Cuba, esto es, el azucar. Según González, en este año no sólo no existirán excedentes, sino que Cuba deberá enfrentar un déficit de petróleo de por lo menos dos millones de toneladas.

La luna de miel ha terminado y ahora Cuba no tendría ninguna posibilidad de reexportar petróleo, porque aunque los soviéticos quisieran hacerlo, carecen de la capacidad necesaria para brindar el apoyo financiero que le han dado durante los últimos treinta años. Las palabras de Gonzalez, dichas en una conferencia patrocinada por la Universidad de Miami, levantaron grandes aplausos entre una concurrencia compuesta en gran parte por cubanos o descendientes de cubanos, que estaban escuchando exactamente lo que querían oír. En efecto, son muchos los emigrados que preparan maletas para ir a celebrar, en el Malecón de La Habana, la caída inminente del régimen comunista de Fidel Castro.

Las revelaciones de González llegaron mucho más allá. Segun él, los funcionarios del gobierno cubano reaccionaron con sorpresa ante las revelaciones del periódico soviético Izvestia, cuando afirmó que la deuda cubana ascendía a 15 mil millones de rublos. Pero en una reunión con Carlos Rafael Rodríguez, vicepresidente del Consejo de Ministros, la cifra que el dignatario mencionó era por lo menos 2 mil millones de rublos más alta.

La diferencia, segun González, se volvió crítica cuando en abril, el viceprimer ministro de la URSS Leonid Aballín, anunció a los funcionarios de La Habana que la deuda soviética se haría exigible en dólar esa partir de 1995, a una tasa de cambio que se convendra en tal fecha.

A partir de entonces, refirió Gonzalez, el gobierno ha iniciado un programa de preparación popular para lo que ha llamado "Período especial en tiempos de paz, una era de austeridad draconiana que ya comenzó con la reducción drastica del suministro de gasolina y electricidad.

Los cambios por lo visto, son irreversibles, lo que ha llevado también, según González, a que el propio Fidel Castro haya dejado de lado sus críticas a los procesos de apertura instaurados por Gorbachov, para asumir un tono más conciliatorio.

El resentimiento de los cubanos, sin embargo, tomó un camino diferente, pues ahora se critica a los soviéticos por haber patrocinado grandes proyectos de desarrollo industrial que, hoy por hoy, no son más que elefantes blancos en la isla del Caribe.