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SE LO LLEVARON A FIRMENICH

¿La extradición del jefe de Montoneros desatará nueva ola de violencia?

26 de noviembre de 1984

Cerca de la medianoche, el pasado 20 de octubre, partió un learjet de Brasilia rumbo a Buenos Aires. En el asiento delantero iba un hombre de 36 años, pelo largo vestido de jeans y camisa azul y roja esposado a un oficial de la Policía.
Detrás de él estaban el subsecretario del ministerio del Interior de Argentina, dos oficiales de la Interpol, dos del departamento de Orden Constitucional de la Policía Federal Argentina y el secretario del juzgado federal número 5. Ya en el aire, bajo un fuerte torrencial, y mientras estos hombres fumaban copiosamente y conversaban sobre política, el piloto anunció que por un daño en el radar tendrían que aterrizar en la ciudad de Paramá, en territorio gaucho. Ocho horas tuvieron que esperar en este pequeño aeropuerto que la tormenta había dejado casi a oscuras. Sólo hasta las 12:10 de la mañana del domingo llegarían a destino.
El objeto de tantas medidas de seguridad y cuya presencia en la Argentina era requerida desde hacía más de una década era Mario Eduardo Firmenich, secretario general del Movimiento Peronista Montonero y ex comandante en jefe del Ejército Montonero. Este grupo guerrillero se hizo famoso en la década de los setentas por sus espectaculares golpes, entre los que sobresalieron asesinatos a varios militares y empresarios. Convencido de que esta violencia guerrillera fue la engendradora de la terrible represión que se desató luego desde el Estado y que las víctimas de uno y otro bando fueron ciudadanos argentinos, el Presidente Raúl Alfonsin dictó los decretos, el 157 y 158--por el que se sometió a juicio a las tres juntas militares y a la conducción guerrillera-apenas tres días después de asumir su mandato. A raiz del decreto 157, el gobierno pidió la extradición de Firmenich al Brasil y ésta fue otorgada el pasado mes de junio con algunas limitaciones. Según los tribunales brasileros, el lider montonero no podrá ser juzgado por ningún delito considerado de tipo político y por tanto, delimitó el accionar de la justicia argentina a solo tres casos: por los asesinatos del empresario Francisco Soldati y el cabo de policia Ricardo Durán ocurridos el 3 de noviembre de 1979; por el atentado perpetrado contra el ex ministro de Hacienda Juan Alemán, el 7 de noviembre del mismo año y por el secuestro y cobro de rescate de los hermanos Juan y Jorge Born, por cuya libertad se habría pagado 60 millones de dólares.
El abogado de Firmenich, Fernando Torres, consideró que la prueba en los primeros dos casos son "muy vulnerables" y que la única causa susceptible de determinar una eventual condena contra su cliente es la del caso de los Born, ya que existen testigos sobre la responsabilidad de Firmenich en este acto. A pesar de reiteradas presiones internacionales y en el país para que se dejara en libertad al guerrillero --principalmente porque se teme por su seguridad--,existen varios sectores que junto con el gobierno ven la necesidad de que se lo juzgue para preservar el régimen actual argentino. "La naciente democracia argentina, sedienta de resortes jurídico-políticos que le permitan afirmarse, debe estar alborozada con el procedimiento del dirigente terrorista Mario Firmenich ", editorializó el diario La Razón, ahora bajo la dirección del célebre periodista Jacobo Timmerman. Para sectores de la juventud peronista, en cambio, el gobierno está cometiendo un error conceptual al equilibrar en la misma balanza las cúpulas militares y guerrilleras. "Se pretende hacer un corte histórico después del cual aparece la violencia popular como de la nada y a su vez, generando una contraviolencia estatal", dijo a SEMANA, Juan Carlos Dante Gullo, lider de la Juventud Peronista Unificada, quien apoyó el accionar montonero en los años setentas y estuvo preso desde 1975 hasta 1983. "Esto no es asi. Durante años se nos negó la vida democrática con la perpetración de sucesivos golpes militares, y es a esta primera violencia dictatorial a la que responde una juventud revolucionaria que usa la violencia en su intento de buscar alternativas que le permitieran participación política".
Más allá de cuál sea la interpretación correcta del papel que jugó Montoneros en esta etapa que pasó--lo que solo podrá determinar la historia--,la justicia dictará una sentencia en los próximos meses que repercutirá hondamente en el ambiente politico argentino. De hecho, la extradición misma ha vuelto a resucitar el interrogante sobre cuál es la posición actual de aquellos miles de jóvenes que sobrevivieron la terrible represión militar y que ahora ven a sus antiguos lideres muertos o criticados por vastos sectores de la opinión pública.
Además, según un columnista de un diario capitalino existen sospechas fundamentadas de que Montoneros aún cuenta con su estructura militar y con un capital considerable proveniente de los secuestros. "Es un aparato enormemente rico que se ha quedado sin proyecto politico", dijo a SEMANA alguien que prefiere no ser identificado pero que conoce bien al movimiento político-militar. Montoneros a su vez, ha declarado varias veces su voluntad de paz. "El peronismo montonero actuará procurando que el gobierno constitucional inicie y concluya su periodo gubernativo pacíficamente", afirma una carta abierta al Presidente firmada por Firmenich y demás miembros de la conducción montonera --entre quienes está Ricardo Obregón Cano, hoy detenido y procesado ante la justicia por asociación ilicita-publicada dias después del comienzo del gobierno constitucional.
A raiz de este proceso contra Firmenich--quien hasta el cierre de esta nota se hallaba detenido y próximo a rendir indagatoria ante el juez Fernando Archimbal--la voluntad democrática expresada en esa carta, parece estar cediendo en el seno mismo de la conducción. "El gobierno--con su plan económico y las persecuciones políticas--nos está llevando a un camino que apunta a destruir la paz interior", dicen Roberto Perdia y Fernando Vaca Narvaja en un aviso pagado hace unos dias, (ambos son dirigentes montoneros actualmente en el exilio). Aunque también repudian el juicio a Firmenich y a Obregón Cano, la Juventud Peronista que abierta o tácitamente perteneció a Montoneros, parece estar dispuesta a abandonar, en esta etapa de la transición democrática, la via armada, y generar una transformación desde el seno del peronismo que saque a los llamados "mariscales de la derrota" (Isabel Perón Herminio Iglesias y Lorenzo Miguei) y proponga una nueva alternativa electoral.
SEMANA dialogó con algunos de estos jóvenes que pertenecieron Montoneros y que dicen haber "aprendido que en ese camino no se logró lo que se buscaba y que por lo tanto se necesita crear un nuevo Partido Peronista de la Victoria que sea realmente revolucionario, sin perder la conexión con las bases populares".
"Consideramos que esta democracia es formal y que el gobierno en su tibio ataque a los militares y a los poderes económicos no va a lograr transformarla en una democracia real; esta tarea nos toca a nosotros pero con el compromiso de defender estas instituciones democráticas por más débiles que sean", dijeron estos jóvenes a SEMANA. Todo parece indicar que tantos años de sangre y un proceso de critica hacia la experiencia montonera han fornado más cauta a la juventud argentina que otrora se lanzara por el camino de la violencia.
En este sentido, la experiencia reciente del proceso de paz intentado en Colombia, les ha servido a muchos "como un ejemplo que hay que estudiar", según atestiguó Dante Gullo a SEMANA. Los representantes del Partido Auténtico cuya posición es menos representativa y más radicalizada que la del sector que lidera Gullo, vieron en el caso colombiano más bien un ejemplo para el gobierno de Alfonsin. "En Colombia si se están escuchando las voces de los que piden una participación real de todos los sectores en el sistema politico. Alfonsin deberia hacer lo mismo acá".
Es indiscutible que la traída de Firmenich a la Argentina ha significado un punto de roce entre el gobierno y la oposición. No obstante, hasta sus mismos defensores admiten que el líder guerrillero ya no goza de la popularidad que alguna vez se estimó tenía.
Tanto Firmenich como la conducción montonera, además de ser obviamente objeto de critica desde la derecha y el centro del espectro político, también han sido cuestionados desde la misma izquierda por su soberbia, por su militarismo, por su desconexión con la realidad e inclusive por la irresponsabilidad en la conducción a su muerte de sus más jóvenes militantes. Así, que de no ser porque se concreten las veladas advertencias de las extremas derecha e izquierda de convertir a Firmenich en el obstáculo político en el que tropiece el gobierno, para justificar asi una nueva ola de violencia, y prime más bien la madurez que aparentemente han alcanzado los grupos que quieran la transformación de la sociedad, Argentina tendrá muchos años más de democracia. -