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SE OYEN LAS APUESTAS

SIN FAVORITOS SEGUROS, LOS ECUATORIANOS ENFRENTAN SUS ELECCIONES CON EL TEMOR DE QUE NO HABRA MEJORES TIEMPOS.

10 de junio de 1996

El gobierno de Sixto Durán Ballén fue un período marcado por experiencias difíciles . La guerra con Perú, los escándalos por el mal uso de los dineros reservados de la vicepresidencia, la fracasada aplicación de reformas neoliberales y el duro racionamiento eléctrico, son apenas algunos ejemplos. Aún así, hay quienes creencreen, como la ley de Murphy, que las cosas por malas que sean siempre son susceptibles de empeorar. Por eso, los escépticos temen lo que pueda suceder en agosto cuando se produzca el cambio de gobierno, porque el panorama político está muy enredado: no sólo es difícil vaticinar quién será el ganador, sino que además el elegido probablemente tendrá muchos problemas para encontrar una aceptación nacional a su nombre.Los sondeos de opinión señalan a Jaime Nebot como el único candidato opcionado para pasar a la segunda ronda. Su contendor podría estar entre Freddy Ehlers, Abdalá Bucaram y Rodrigo Paz. Las encuestas para el domingo dan a Nebot entre el 30 y el 35 por ciento del favor del electorado, a Ehlers entre el 20 y el 25 por ciento, a Bucaram alrededor del 15 por ciento y a Paz el 10 por ciento. Pero los resultados electorales podrían ser bien diferentes a estos guarismos, porque la política ecuatoriana ya ha demostrado ser bastante impredecible: en oportunidades anteriores los sondeos le han dado muy pocas opciones a Bucaram, quien finalmente ha conseguido votaciones importantes. Este fenómeno obedece a que sus seguidores sienten vergüenza de confesar que se inclinan por un candidato populista que se autocalifica como loco. Es decir, que quebrando las cuentas de todos los analistas, Abdalá Bucaram podría meterse en la final.Sin embargo, las mayores sorpresas podrían provenir de Freddy Ehlers, a quien algunos llaman el Fujimori ecuatoriano. Ehlers es un periodista de televisión, hijo de un ciudadano estadounidense y sin ninguna experiencia en política. Aunque es el representante de la Izquierda Democrática, bajo su candidatura conviven las organizaciones indígenas y los sindicatos de las empresas estatales con la extrema derecha, a tiempo que su compañera de fórmula es Rossana Vinueza, una destacada dirigente del Opus Dei en Guayaquil. Los observadores consideran que de triunfar este aspirante, sería bastante difícil que lograra un consenso entre los integrantes de su movimiento. Pero los problemas de Ehlers no paran allí, pues un sector representativo de los ecuatorianos no le perdona que esté casado con María Lourdes Morelli, la hija del ex embajador peruano Jorge Morelli.Sin embargo, Ehlers no divide tanto la opinión sobre su nombre como Jaime Nebot, quien aspira por segunda vez a llegar al palacio de Carondelet. Nebot es bien visto por los inversionistas extranjeros, al punto que recientemente el diario estadounidense The Washington Post señaló que Nebot era el hombre apropiado para devolverle la estabilidad a Ecuador. Pero si sus propuestas neoliberales son de buen recibo en las esferas económicas, no pasa lo mismo en todos los ámbitos. Son muchos los que no pueden olvidar su cercanía con el ex presidente León Febres Cordero y creen que haría cualquier cosa, incluso arbitrariedades, por defender sus ideas y por callar a sus críticos, como lo hizo Febres Cordero. Tanto que sus opositores estarían dispuestos a votar por cualquiera menos por él.Como Nebot, Bucaram tiene la característica de tener un altísimo voto en contra, pero en el caso del hijo de inmigrantes libaneses, el motivo son las ideas populistas que escandalizan a la dirigencia económica. Adicionalmente, el paso por la administración pública de Bucaram no arrojó los mejores resultados, puesto que una vez concluida su gestión como alcalde de Guayaquil, los escándalos por malos manejos invadieron los titulares de prensa. Ehlers no corre mejor suerte con los analistas económicos, la diversidad de sus seguidores hace temer que no logre aplicar una política financiera coherente.En este orden de cosas Rodrigo Paz es el único candidato, entre los opcionados, que no produce tanta reacción entre sus adversarios. Paz obtuvo reconocimiento nacional cuando se desempeñó con bastante éxito como alcalde de Quito pero, a pesar de su prestigio, el candidato de la Democracia Popular es el que tiene menores posibilidades de llegar a la Presidencia de la República, según las encuestas.Una de las pocas apuestas casi seguras para los comicios del domingo es que no habrá ganadores, y que tan sólo se reducirá la baraja de nueve candidatos a dos, ya que ninguno parece capaz de obtener la mayoría absoluta necesaria para acceder a la presidencia sin necesidad de segunda vuelta. Por eso, lo más probable es que sólo el 7 de junio, cuando ésta se produzca, sabrán los ecuatorianos el nombre de su próximo presidente. Y ese nombre, como van las cosas, será el de quien produzca menos antipatías entre el electorado.