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En varios eventos protocolarios Ségolène Royal ha acompañado a su expareja, el presidente François Hollande, como si fuera la primera dama. Desde los reyes de España al papa Francisco, Royal no ha faltado. Basta ver que detrás del gobierno del líder francés, se esconde la brillante personalidad de Royal, que se mueve entre los corredores del poder. | Foto: A.F.P. / A.P.

FRANCIA

El poder de la 'ex' del presidente de Francia

Detrás de todo hombre hay una gran mujer, dice el refrán. Pero el caso de François Hollande va más allá, ya que Ségolène Royal se ha convertido en el poder detrás de su Presidencia.

8 de agosto de 2015

Una complicada y extraña relación tienen François Hollande, el presidente de Francia, y Ségolène Royal, ministra de Ecología: dos personajes en la cima del poder que comparten una historia poco común. Vivieron juntos por 25 años y criaron cuatro hijos. Luego, finalizaron su vínculo en 2007 debido al affaire de Hollande con la periodista Valérie Trierweiler, justo cuando Royal acababa de perder las elecciones presidenciales con Nicolas Sarkozy.

Sin embargo, cuando Sarkozy y su gobierno de derecha terminaban, Royal ayudó a la campaña presidencial de su antigua pareja en 2012. Hollande efectivamente ganó y la nueva primera dama, Trierweiler, exigió a su compañero excluir de su gobierno a Royal. La misma Trierweiler escribió en sus memorias después de que se separara de Hollande en 2014: “La presencia de Ségolène Royal en la escena política siempre hizo las cosas más complicadas para François y para mí”.

Lo más curioso es que ahora, cuando el presidente tiene una nueva relación con la actriz Julie Gayet, Ségolène Royal volvió a los corredores del poder. Durante una reestructuración del gabinete en abril del 2014 la nombró ministra de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía, el tercer puesto ejecutivo más importante en Francia después del primer ministro y el de asuntos exteriores.

Pero armada de ambición, talento para la política y carisma, Ségolène Royal parece haberse tomado el poder detrás del solio. “Ella es la vicepresidenta imaginaria y la primera dama imaginaria también”, comentó en televisión nacional Gérard Miller, psicoanalista y realizador audiovisual que dirigió un documental sobre Royal transmitido recientemente por el canal France 3.

En efecto, Royal no ha parado de aparecer en los eventos oficiales: en una posición inusualmente preponderante: ella se encargó de recibir al papa Francisco; y después de los atentados a Charlie Hebdo y a un negocio judío, viajó a Israel para representar al gobierno en una ceremonia en honor a las víctimas. También acompañó al presidente a un viaje oficial a Cuba y cuando los reyes de España visitaron París en junio, ella estuvo junto a Hollande como si fuese la primera dama. Hasta Trierweiler, la segunda ex de Hollande, reconoció que une a ambas figuras un vínculo inquebrantable: “Los dos comparten un desenfrenado gusto por la política, su razón para vivir una mutua obsesión”, dijo al diario Le Parisien.

El carisma de Royal ha hecho que su protagonismo acapare las portadas de varios medios, como el semanario francés L’Obs. En la tapa apareció sonriente con los brazos cruzados y el título ‘La Vicepresidenta’. En una entrevista del diario The New York Times, cuando le preguntaron si se sentía la primera dama, respondió: “¡No lo soy, ni tampoco la reina de Francia, a pesar de que mi apellido es Royal!”. Al mismo diario le recalcó que tampoco era la Hillary Clinton francesa: “Hillary entró a la política por su marido. Yo no. Desde el principio he tenido mi propia identidad política”.

Ahora que se encuentra en un importante ministerio y aconseja con frecuencia al presidente, la opinión no deja de especular acerca de su próximo paso. Inclusive, en una caricatura del ilustrador Placide, Hollande aparece detrás de la puerta de su armario preguntándole a Royal qué hace mientras ella se ve al espejo vistiendo la banda presidencial, a lo que ella responde: “Francamente a mí me queda mejor que a ti”. Y es que, mientras ejerce control sobre el gobierno de Hollande, Ségolène Royal podría estar esperando para lanzarse de nuevo a la Presidencia. Ante este interrogante que le hizo The New York Times, ella solo respondió con risas y un breve “no”. Nada convincente.