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SIERVOS SIN TIERRA

Saddam masacra a los curdos ante la indiferencia de occidente.

6 de mayo de 1991

LO UNICO PEOR QUE LAS guerras es el período de confusión y caos que les sigue. Ello parece tener una confirmación dramática en Irak, donde el conflicto del golfo Pérsico ha dado paso a una situación indescriptible. Si alguna vez se habló de que la guerra contra el presidente Saddam Hussein, no era contra el pueblo iraquí, ahora es claro que éste resultó ser el gran perdedor.

Eso quedó confirmado cuando la semana pasada, el Consejo de Seguridad de la ONU acordó las condiciones para el cese al fuego definitivo. Las estipulaciones imponen al país vencido múltiples obligaciones que van, desde la destrucción de sus arsenales pesados, la devolución de los bienes robados en la invasión a Kuwait y el establecimiento de un fondo para pagar indemnizaciones de guerra, hasta la aceptación de las fronteras acordadas en 1963 con el emirato. Pero las sanciones económicas, que mantienen a la población en condiciones muy precarias, no fueron levantadas. Y, sobre todo, la resolución del Consejo se abstuvo de tomar medidas para evitar que Saddam asesine a los curdos y chiítas que se levantaron contra su gobierno.

Sólo Francia y Turquía se manifestaron a favor de incluir alguna previsión que protegiera a los rebeldes, hoy claramente derrotados. En París, comentaristas como Max Gallo, dirigente del partido socialista, criticó la