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SIRIA

Adiós a las armas químicas

En agosto pasado un ataque con gas sarín abrió las puertas del infierno en un barrio de Damasco.

11 de enero de 2014

En agosto pasado un ataque con gas sarín abrió las puertas del infierno en un barrio de Damasco. Los 1.300 muertos y las imágenes de niños agonizando por poco provocan una intervención militar occidental contra la dictadura de Bashar al Asad. Para evitarla, su gobierno aceptó firmar el tratado de prohibición de armas químicas de 1993, y, con mediación de Rusia, acordó desmantelar su arsenal químico antes de junio de este año.


Se trata de una compleja operación, que implica evacuar materiales muy peligrosos en medio de un país en guerra. Aun antes de iniciarla, ya ha habido, según el gobierno, dos ataques contra bodegas de armamento químico. El martes pasado, desde el puerto de Latakia fue despachada la primera parte del arsenal rumbo a Italia y luego a una nave de la Marina de Estados Unidos, para destruirlo en aguas internacionales. Aunque es un paso importante en la lucha contra la proliferación del armamento químico, es apenas el comienzo. Con 1.300 toneladas de armamento químico guardadas en los arsenales del régimen sirio, esta es apenas la primera de este tipo de riesgosas operaciones.