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TERRORISMO INC

Quién es Osama bin Laden, el multimillonario islamista que tiene una guerra personal con Estados Unidos .

21 de septiembre de 1998

En estricta aplicación de la ley del Talión, y en una medida muy controvertida por su sospechosa oportunidad ante el caso de Monica Lewinsky, la semana pasada el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, decidió cobrar ojo por ojo y diente por diente lo sucedido en las embajadas estadounidenses de Nairobi (Kenya) y Dares Salaam (Tanzania). El blanco fue la organización de Osama bin Laden, un misterioso multimillonario saudí que está empeñado en una guerra personal contra el país más poderoso del mundo. Aunque los norteamericanos insistieron en que Bin Laden no era el objetivo de la operación, lo cierto es que el dirigente parece haber sobrevivido al ataque contra su base en Afganistán y eso hace temer a los especialistas una fuerte retaliación del dirigente fundamentalista. Porque paraese extraño personaje la destrucción del 'Gran Satán' es la razón de su vida y mientras esté en circulación el mundo entero está expuesto a uno de sus bombazos contra intereses norteamericanos. Osama bin Muhammad bin Awad bin Laden fue uno de los 20 hijos que tuvo Mohamed bin Laden, un hombre que se hizo multimillonario bajo la mirada del rey Abdel Aziz, fundador de la dinastía de la familia Saud en Arabia. Mohamed pasó de ser su cargaladrillos privado a responsable de la construcción del 80 por ciento de las obras de infraestructura cuando el petróleo convirtió a Arabia Saudita en un país inmensamente rico. Para cuando Osama nació, en 1957, su padre era el plebeyo más rico de Arabia Saudita y a la muerte de éste, al estrellarse su jet privado en 1970, recibió como sus otros 20 hijos entre 200 y 400 millones de dólares. Pero entonces no era más que un niño rico. Fue cuando estudiaba administración de negocios en El Cairo que el joven Osama adquirió su fanatismo de la mano de la Hermandad Islámica, un grupo egipcio que proclama la creación de una sociedad musulmana que rechace la influencia occidental. En 1979, cuando se produjo la invasión de Afganistán por tropas rusas, Bin Laden se unió a la lucha contra los invasores. Llevó consigo un equipo de trabajadores y pasó la mayor parte de la guerra levantando refugios para los combatientes y construyendo carreteras para sus aliados los muhajeidines. La coincidencia de objetivos hizo de Bin Laden un aliado circunstancial de Estados Unidos, donde gozaba de gran aprecio por su capacidad para financiar el viaje a Afganistán de combatientes islámicos en apoyo de los locales y de su compromiso por cuidar de las viudas y huérfanos. En esos extraños momentos Bin Laden y la CIA eran aliados en su esfuerzo antisoviético. Su familia, muy conservadora, también lo apoyaba en esa guerra anticomunista. Pero cuando los soldados del Kremlin evacuaron Afganistán y Bin Laden regresó a Arabia Saudita, tanto él como sus seguidores habían adquirido varias conciencias: la de un islamismo militante, la de que la victoria no era imposible y la de que Occidente era el nuevo enemigo. En busca de nuevos aliados Bin Laden se trasladó a Sudán, donde creó una estrecha alianza con el dictador fundamentalista Hassan Turabi, quien se considera el 'Gran Visir del Islam' y que ya libraba su cruenta guerra contra los cristianos y animistas en el sur del país. Desde allí, donde supuestamente financiaba la fábrica de armas químicas atacada la semana pasada, Bin Laden se convirtió en un terrorista internacional y en un renegado de su familia y su nacionalidad (le fue retirado el pasaporte saudí en 1994). Pero en 1996, por presión de Washington, Bin Laden tuvo que viajar a Afganistán, donde se instaló en un refugio espartano pero repleto de la tecnología necesaria para controlar su imperio económico y sus operaciones mundiales. (Ver ilustración) Según The New York Times, la ira de Bin Laden contra Estados Unidos nació en 1991 con la presencia de tropas norteamericanas en la tierra santa de los musulmanes. La consideraba una ocupación militar y por eso juró venganza contra lo que llamó la violación de La Meca y Medina por modernos 'cruzados'. En últimas, su objetivo es la guerra santa mundial sin fronteras para eliminar la influencia occidental en el mundo árabe y derrocar en éste a los "corruptos faraones". Para ello dispone de una enorme fortuna distribuida en empresas e inversiones legales que le sirven de pantalla a sus operaciones terroristas. Desde 1983 Bin Laden ha canalizado decenas de millones de dólares a la Jihad (Guerra santa) Islámica y a organizaciones terroristas y grupos políticos extremistas de Egipto, Argelia, Yemen, Sudán, Líbano y Filipinas y a movimientos islámicos en Bosnia, Cachemira, Tajikistán, Chechenia y Somalia. Según el diario londinense Sunday Times, la suya es la primera organización transnacional del terrorismo, a la cual acuden las demás en procura de apoyo financiero o logístico. Y lo más preocupante es que se sospecha que está en tratos con el bajo mundo ex soviético para conseguir la 'bomba atómica islámica', un aparato de maletín que es la pesadilla de los servicios de inteligencia israelíes.El gobierno norteamericano había señalado desde muy temprano a Bin Laden como el principal sospechoso de haber orquestado los atentados contra sus embajadas, entre otras cosas porque el propio Bin Laden aceptó en una entrevista en 1997 haber perpetrado en su país al menos tres atentados en 1995, que mataron un total de 24 norteamericanos, a tiempo que se quejó de que "sus autoridades no entendieron el mensaje". Pero la premura con que se produjo la respuesta norteamericana, levantó, suspicacias dentro y fuera de sus fronteras. Algunos, como el senador republicano Arlen Specter, señalaron que en otras ocasiones, como el ataque contra Libia a raíz de la bomba en el avión de Lockerbie, la medida fue precedida de una larga investigación, y que otros casos, como el de la bomba en el centro de Nueva York, no han recibido todavía respuesta. Inquietudes como esa sugerían una cortina de humo para tapar el escándalo de Monica Lewinsky, y que la sola posibilidad de que ello fuera así daría más piso a una violenta retaliación por parte de los terroristas de Bin Laden.