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Terrorista de Boston recibía subsidio del gobierno

Critican al FBI porque Tamerlan Tsarnaev andaba en EE. UU. como Pedro por su casa, tras haber sido investigado.

24 de abril de 2013

¿Cómo pudo una persona sospechosa de terrorismo entrar a Estados Unidos? ¿Con qué criterio el funcionario consular le entregó la visa? ¿En qué momento dejaron de vigilarlo? ¿Qué hacía un terrorista entre nosotros? Estas son algunas de las preguntas que hoy rondan a la cúpula del FBI y que amenazan con una crisis en la que es incierto cuántas cabezas rodarán.

La razón no puede ser otra que la indignación nacional que aumenta con los nuevos detalles de la vida de Tamerlan Tsarnaev, de 26 años, autor de la bomba en la Maratón de Boston. Todas las revelaciones apuntan a que él era un fuerte sospechoso de actividades terroristas, gravísima acusación de la que el FBI tenía conocimiento pleno.

“Según informan fuentes cercanas a la investigación, la identidad del mayor de los Tsarnaev estaba en TIDE (siglas en inglés de Terrorist Identities Datamart Environment), debido a que el FBI le interrogó en el 2011, mientras investigaba una pista proporcionada por Moscú sobre que se había convertido en un fundamentalista islamista”, dice El País.

El diario cuenta que tras varias pesquisas, la Agencia Federal no encontró nada de relevancia en esa sospecha y dejó morir el caso. “No encontramos ninguna actividad terrorista, ni doméstica, ni extranjera”, dijo el FBI. Pero el nombre de Tamerlan Tsarnaev siguió en la lista clasificada del Antiterrorismo estadounidense.

La agencia tiene un atenuante, según el diario español. Sin embargo, una lista tan inmensa –de las más de 540.000 entradas, en realidad solo son reales 450.000, ya que en ocasiones el mismo nombre está repetido por estar deletreado de formas distintas o con pseudónimos- no ofrece la posibilidad de comprobaciones continuas, por lo que el nombre de Tamerlan cayó en el olvido.

Sin embargo, el periódico cuenta que de todas maneras el FBI lleva varios días sometido al escrutinio público y del Congreso por su actuación en el 2011, siendo interrogado en el Senado por varios comités de esa cámara.

Responsables de la agencia se defienden de la acusación de que dejaron escapar a un posible sospechoso al argumentar que no tenían “base legal” para seguir interrogándole en los meses después de que cerraron la pista rusa. “Teníamos autoridad para mirar en un determinado sentido”, aseguró el FBI. “Con la petición que teníamos, nuestra investigación era limitada”, agregó.

A Tsarnaev nunca se le llegó a conceder la ciudadanía –al contrario que a su hermano Dzhokhar- debido a esa intervención del FBI en su vida. En teoría, su persona seguía siendo investigada por esa solicitud de nacionalidad.

Las actividades de los dos hermanos en Estados Unidos rayan en lo insólito. El Mundo, también diario madrileño, menciona que los hermanos Tsarnaev y sus familias recibieron durante años ayudas públicas del estado de Massachusetts y de la ciudad de Cambridge, para comer, estudiar y cuidar de su descendencia. Cuando prepararon el atentado, Tamerlan era amo de casa con seguro de desempleo y Dzhokhar sobrevivía vendiendo marihuana en su universidad.

El Estado pagó subsidios a Tamerlan, su mujer y su hija de tres años hasta el año pasado, según confirmó la oficina de Sanidad y Servicios Públicos de Massachusetts al Boston Herald, el diario que descubrió la historia. “Los padres de los Tsarnaev son antiguos receptores de las ayudas de asistencia transitoria y tanto Dzhojar como Tamerlan Tsarnaev recibieron subsidios a través de sus padres cuando eran más jóvenes”, dijo el portavoz de la agencia, Alec Loftus.

El departamento no ha querido precisar cuánto cobraron exactamente y durante cuánto tiempo. Según los datos actualizados de este año del programa de ayudas, la asistencia para un hogar con tres personas, como la que recibía Tamerlan y su familia, está cerca de los 700 dólares al mes.

“Hemos discutido desde todos los ángulos el proceso que se siguió y seguiremos en ello para saber si hubo resquicios en la investigación y si los hubo habrá que solucionarlo”, dijo la presidenta del comité de Inteligencia, la senadora Dianne Feinstein, en relación a la investigación del FBI, según lo informó El País.

Las autoridades rusas proporcionaron a las norteamericanas una serie de números de teléfono de móvil y direcciones de correo electrónico de varios sospechosos que podían haberse radicalizado y sumado a la Yihad.

En el caso de Tsarnaev, Moscú expresó su preocupación de que pudiera ser un riesgo para la seguridad, según la información que aseguraba que el hombre se había convertido en un seguidor del radicalismo islámico y había cambiado “dramáticamente” desde el 2010, poco antes de que se dispusiera a viajar a una región de su país para unirse a “grupos clandestinos sin especificar”, aclaró el FBI en un comunicado.