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Tras nombrar 22 cardenales, el papa pide que recen por él para regir con humilde firmeza la Iglesia

Dirigiéndose a los nuevos puropurados, el papa, de casi 85 años, les advirtió que el poder, el egoísmo, la posesión y el interés son contrarios a la doctrina de Cristo y les exhortó a ser "sabios y transparentes".

18 de febrero de 2012

El papa Benedicto XVI celebró el sábado el cuarto consistorio de su pontificado en el que nombró 22 nuevos cardenales, en una solemne ceremonia en la que pidió a los fieles que recen por él "para que pueda regir con humilde firmeza el timón de la santa Iglesia".

"Rezar para que en ellos (los nuevos cardenales) se refleje de manera viva Jesús, que indica a todos el camino, y pedir también por mí, para que pueda ofrecer siempre al Pueblo de Dios el testimonio de la doctrina segura y regir con humilde firmeza el timón de la santa Iglesia", dijo Benedicto XVI en su alocución.

Esas palabras trajeron a la memoria las pronunciadas el 24 de abril de 2005, cuando en su primera misa tras ser proclamado papa pidió a los católicos que rezaran por él, "para que no tenga miedo y huya ante los lobos y deje abandonadas a sus ovejas (los fieles)".

En una solemne ceremonia celebrada en la basílica de San Pedro, bellamente iluminada y que dejaba al descubierto todas sus obras de arte, el Pontífice les entregó la birreta o capelo y el anillo -los símbolos del cardenalato- y les asignó una iglesia o diaconía de Roma, como signo de su participación en el cuidado pastoral del Pontífice por la Ciudad Eterna.

Entre los 22 nuevos cardenales se encuentran el español Santos Abril y Castelló, de 76 años, vicecamarlengo de la Iglesia Romana y arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, y el brasileño Joao Braz de Aviz, de 64, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y la Sociedad de Vida Apostólica.

A la ceremonia asistieron cerca de 150 cardenales de todo el mundo, así como unos siete mil fieles y representaciones oficiales de los países de procedencia de los nuevos cardenales.

El primer ministro italiano, Mario Monti, encabezó la delegación de su país, de donde son siete de los 22 purpurados.

Benedicto XVI destacó que los cardenales están llamados a cooperar "estrechamente" con él en el gobierno de la Iglesia universal y les dijo que la birreta roja significa que tienen que estar dispuestos a dar su vida, si es necesario, por la Iglesia.

"También se os pide servir a la Iglesia con amor y vigor, con la transparencia y sabiduría de los maestros, con la energía y fortaleza de los pastores, con la fidelidad y el valor de los mártires. Se trata de ser servidores eminentes de la Iglesia", afirmó el Obispo de Roma.

Benedicto XVI les recordó las palabras de Cristo "quien quiera ser grande entre vosotros será vuestro servidor y quien quiera ser el primero entre vosotros será esclavo de todos".

El papa Ratzinger también manifestó que el dominio, el egoísmo, la posesión y el interés son contrarios a la doctrina de Cristo, en la que manda el servicio, el altruismo, el entregarse y la gratuidad.

Tras la alocución, Benedicto XVI procedió a la imposición de la birreta y el anillo, la entrega de la Bula de creación de cardenal y la asignación de una iglesia romana.

Al español Santos Abril y Castelló le asignó la diaconía de San Ponziano, en la zona norte de Roma, y al brasileño Joao Braz de Aviz la diaconía de Santa Elena en Porta Prenestina, en la zona este.

Mañana, Benedicto XVI celebrará una misa con los 22 nuevos cardenales, de los que 18 tienen menos de 80 años, por lo que podrán participar en un eventual cónclave para elegir papa.

Los otros cuatros son octogenarios y, según la normativa vaticana, no pueden entrar en la Capilla Sixtina -lugar de los cónclaves- para elegir pontífice, pero sí pueden ser elegidos.

En este consistorio, el papa ha potenciado la Iglesia europea, ya que de los 18 electores doce son del viejo continente, y especialmente la italiana, ya que de esos doce siete son de Italia.

El Colegio Cardenalicio queda formado por 214 purpurados, de los que 125 pueden participar en un eventual cónclave al tener menos de 80 años.
 
EFE