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Julio 28, 2008

estados unidos

Un asunto crucial

La salud del candidato republicano John McCain podría ser un tema definitivo a la hora de votar este noviembre. Sería el hombre más viejo en llegar a la Presidencia, y ha tenido cáncer.

2 de agosto de 2008

John McCain lo presentó como un asunto rutinario y le restó importancia, pero lo cierto es que puede tener profundas implicaciones políticas. Sucedió el lunes de la semana pasada en Bakersfield, en el estado de California, cuando el candidato republicano a las elecciones presidenciales de noviembre dijo que esa misma mañana le habían extirpado una pequeña mancha de su mejilla derecha. Según él, la intervención fue practicada por su dermatóloga de la Clínica Mayo en Scottsdale, en Arizona, sólo para asegurarse de que "todo está bien". Y al parecer, lo está. Lo que pasa es que puso a pensar a miles de norteamericanos si es peligroso votar por un hombre que ha sufrido ya dos melanomas, que es una forma de cáncer de piel, y al que le resulta imposible levantar las manos por encima de los hombros a causa de las lesiones que ha sufrido.

El primero de esos melanomas, situado en uno de sus hombros, se lo extrajeron los médicos en 1993. El segundo se lo removieron de una de sus mejillas nueve años después. Según el diagnóstico, todo ello se debe a que McCain pasó muchas horas de su infancia expuesto a los rayos solares, y a que en su vida adulta ha permanecido bajo el sol inclemente de Arizona. Una de las cicatrices de su rostro es bien notoria. Y la falta de movimiento en sus brazos es consecuencia de las heridas que sufrió y de las torturas de las que fue víctima en la guerra de Vietnam, donde cayó prisionero por más de cinco años.

Pero la noticia del lunes no se quedó simplemente en eso, sino que ha reavivado el debate sobre la edad de McCain en su carrera a la Presidencia de Estados Unidos. El tema es complejo. El candidato republicano cumple 72 años este 29 de agosto, lo que significa no solamente que le lleva un cuarto de siglo a su rival demócrata, Barack Obama, que tiene 47, sino que, si vence en los comicios dentro de tres meses, se convertiría en el presidente más viejo en llegar por primera vez a la Casa Blanca. Detrás de él aparecería incluso Ronald Reagan, a quien medio mundo consideraba un abuelo para el puesto, que tomó posesión del cargo con 69 años, 11 meses y 14 días.

Aunque el candidato republicano no padece achaques aparentes, nadie pone en duda que se trata de un hombre mayor. Tal como dice la página de Internet ThingsYoungerThanJohnMcCain.com (Cosas más jóvenes que McCain), el senador de Arizona es más viejo que las tarjetas de crédito y el teflón, la bomba atómica y las Naciones Unidas, la CIA y la Otan, Blancanieves y el radar, los tenis Nike y los centros comerciales, la muñeca Barbie y el Pentágono, y tiene más años que el Tylenol y Gatorade, la radio en FM, el Golden Gate y la Coca-Cola en lata. Él mismo ha confesado que le incomoda leer los discursos en teleprompter y que no suele usar un computador. Invitado al show de David Letterman, el humorista le soltó un apunte sensacional: "Cuando a McCain le timbra el teléfono inalámbrico, él contesta el mando a distancia de la televisión".

McCain, que es extraordinario haciendo chistes, se ha defendido con mucha gracia. "Soy más viejo que el polvo y tengo más cicatrices que Frankenstein", le dijo aquella noche a David Letterman. Y hace poco, cuando se llevaban a cabo las elecciones primarias para escoger los candidatos, y el actor Chuck Norris, que apoyaba al también republicano Mike Huckabee, señaló que el senador no tenía "las condiciones físicas para manejar el país por cuatro años", McCain le contestó: "Me temo que debo decirle a mi madre, de 95 años (y que se encuentra en perfecto estado), que vaya donde Chuck para que le lave la boca con agua y jabón". Para rematar, en la campaña de los republicanos tampoco olvidan la frase con la que Reagan, que buscaba la reelección en 1984, liquidó en un debate televisado al demócrata Walter Mondale cuando puso sobre el tapete la avanzada edad del Presidente: "No quiero explotar con fines políticos la juventud y la inexperiencia de mi adversario". McCain ha empleado una semejante: "Queridos amigos: puede que yo no sea el candidato más joven, pero soy el más experimentado".

Pero, bromas aparte, la verdad es que los años de McCain empiezan a pesar mucho en la campaña presidencial norteamericana y a influir más en el pensar de la ciudadanía que el color de la piel de Barack Obama. Así lo constató hace 15 días una encuesta elaborada por la firma Gallup y publicada en el diario USA Today, según la cual, mientras el 8 por ciento de los consultados respondió que el hecho de ser afroamericano podría convertir al aspirante demócrata en un mal presidente, el 23 por ciento aseguró que la edad de McCain lo perjudicaría a la hora de tomar decisiones en la Casa Blanca. Conclusión: en Estados Unidos, más posibilidades tiene de ser presidente un negro que un viejo, y eso es sorprendente. Demuestra cuánto han cambiado las cosas en la tierra del Tío Sam.

Aunque la semana pasada comenzó en forma la publicidad negativa en esta campaña cuando los republicanos, para criticar la permanente aparición de Obama en los medios de comunicación, lo compararon con figuras de la farándula como Paris Hilton y Britney Spears, el candidato demócrata ha sido muy sutil a la hora de mencionar públicamente la edad de su rival. "Yo respeto mucho el medio siglo de servicios que le ha prestado John McCain a este país. Pero él representa las políticas del ayer, del pasado, y nosotros queremos ser parte del mañana", ha dicho hábilmente.

Para nadie es un secreto que ha habido grandes líderes mundiales con varias décadas encima. Winston Churchill fue primer ministro británico a los 80 años y Nelson Mandela gobernaba Sudáfrica a esa misma edad. El papa Joseph Ratzinger es 10 años mayor que McCain y trabaja horas enteras. Pero el debate está abierto. Es cierto que, como afirma Edward Schneider, de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad de Stanford, "tener 70 años hoy es como haber tenido 50 hace cuatro décadas". Pero también lo es que uno de cada tres norteamericanos sufre algún tipo de falla mental cuando pasa de los 70. Así las cosas, la escogencia del vicepresidente será determinante para el candidato republicano.

Nunca antes había habido tanta diferencia de edad entre los dos candidatos presidenciales de Estados Unidos. Un segmento de los votantes tendrá en cuenta el mundo en el que nacieron y se formaron ideológicamente los dos aspirantes: el final de la Gran Depresión en vísperas del inicio de la Segunda Guerra Mundial, en el caso de McCain, y la construcción del Muro de Berlín, así como la llegada al poder de John Kennedy, en el caso de Obama. Todo ello influirá en el momento de votar. Aunque, como dice Ezra Klein, editor de la revista The American Prospect, "es posible que la edad de los candidatos sea tomada en consideración en las elecciones, pero eso no será decisiva. La clave, más bien, será la edad de los electores".