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UN EXTRAÑO BRILLO

Se cumplen 50 años de la explosión atómica de Hiroshima, que inauguró un horror desconocido en el mundo.

28 de agosto de 1995

Hace 50 años, a las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945, la ciudad japonesa de Hiroshima fue cubierta instantáneamente por un extraño brillo azulado. La primera bomba atómica había alcanzado su blanco desde un bombardero norteamericano B-29 cuyo nombre no será olvidado jamás: Enola Gay. Tras explosionar a 580 metros de altura, el artefacto produjo en el centro una temperatura de millones de grados y una presión atmosférica de varios millones de libras por pulgada cudrada. Tres dìas màs tarde, otro aviòn descartò por mal tiempo a su blanco inicial, Kokura, y siguiò hacia el alternativo, Nagasaki. Su bomba hizo explosiòn a las 11 de la mañana, esta vez a 500 metros de altura.
En Hiroshima, donde la magniud de la tragedia fue mayor debido a la forma de la ciudad, la explosiòn destruyò 11,4 kilòmetros cuadrados de urbe densamente poblada, y hacia el final del año, los muertos ascendìan a mas de 140.000, con un nùmero parecido de heridos graves. El mundo habìa presenciado un nuevo horror: ya no se necesitaban 200 aviones,sino uno solo cargado con una eficiencia mortal mucho mayor. Y la bomba produjo el horror inèdito de una fuerte carga radioactiva cuyo efecto cancerìgeno y genètico habrìa de prolongarse durante generaciones.
El hecho de que Japòn se rindiò poco despuès, creò la impresiòn de que el ataque atòmico fue directamente responsable por la terminaciòn de la guerra, y asì tratò de justificarse el genocidio. Pero evidencias històricas posteriores demostraron que ese paìs estaba ya cerca del colapso, sobre todo ante la entrada en acciòn en su contra de la Uniòn Soviètica.De modo que las bombas solo aceleraron un proceso irreversible. Hoy es claro que el gobierno de Harry Truman en Estados Unidos necesitada probar que su inversiòn en el proyecto Manhattan -la construcciòn de la bomba- no habìa sido un fracaso, y dar un golpe sicològico brutal para la posguerra. Es evidente que tuvo èxito en ambos objetivos, pero en el camino destapò una caja de Pandora que hoy, con los anuncios franceses de pruebas atòmicas en el Pacìfico, no se cierra todavìa.