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Un hombre engañó a varios museos de EE.UU.; dice que lo hizo por amor a sus padres

Mark Landis, haciéndose pasar por un sacerdote, engañó con sus falsificaciones de obras de arte a numerosos museos de Estados Unidos.

22 de enero de 2011

Mark Landis, el estadounidense que, haciéndose pasar por un sacerdote llamado Arthur Scott, engañó con sus falsificaciones de obras de arte a numerosos museos de Estados Unidos, ha confesado que lo hizo sólo por amor y en recuerdo de sus padres.
 
En declaraciones a "The Financial Times", que dio con su paradero en Laurel, una pequeña localidad de Misisipi (EEUU), Landis afirma que, tras la muerte de sus progenitores, le habría gustado bautizar algún museo con el nombre de alguno de los dos, pero que no ha podido hacerlo por no ser multimillonario.

"Mi papá era un gran tipo, pero no le trataron bien. Estuvo en la misma clase (en la Academia Naval) que el presidente Jimmy Carter, pero la gente buena nunca triunfa y a nadie le importó mi papá. Pasaron por encima de él, cuando debería haber llegado a almirante", explica Landis.

Landis confiesa que se le ocurrió vestirse de jesuita porque uno de sus profesores en Londres fue jesuita, y explica que le gustó la reacción de las personas: "He ayudado a mucha gente. Se me acerca en los aeropuertos y me cuenta sus problemas. No cuesta mucho ser cura. Unas palabras de consuelo y una bendición".

Muchas de las donaciones a museos las hizo en nombre de Helen Mitchell porque "no era el nombre de mi madre -como él sostenía- sino el de mi abuela", dice el falsificador, a quien le gustaría que se le recordase como "un marchante de arte y un filántropo".

Las imposturas de Landis salieron a la luz por sospechas de uno de los museos, el Paul y Lulu University Art Museum, de Lafayette, Luisiana, al que trató de donar una pintura del artista estadounidense Charles Courtney Curran, que resultó ser, como tantas otras, una falsificación.

Según Metthew Leininger, del Cincinnati Museum of Art, Landis ha tratado de engañar como mínimo a cuarenta museos, y tal vez a muchos más, en diecinueve ciudades de EEUU, desde Boston o Chicago hasta Savannah y Oklahoma City.

Leininger advirtió del impostor a otros museos e hizo circular fotografías que le tomaron cuando visitó el Louisiana State University Museum of Art, y alertó a las autoridades fiscales y al FBI.

El problema es que, por molestas que hayan sido sus actividades para los museos a los que engañó o trató de engañar, no parece que Landis haya violado la ley.

"Para que haya fraude tiene que producirse una pérdida, y ése es el problema. Ninguna de las víctimas ha sufrido pérdidas por su culpa", explica Robert Wittman, investigador que trabajó en el equipo del FBI dedicado a las obras de arte.

Eso diferencia a Landis de otros conocidos falsificadores de obras de arte como el holandés Han van Meegeren, especializado en falsificar Vermeers, John Myatt, británico que fue encarcelado por crear falos Picassos o Renoirs, que luego vendía con ayuda ajena, o el alemán Wolfgang Beltracchi, acusado también de fraude por intentar vender sus falsificaciones a través de casas de subastas.

Landis además tiene un amplio registro como falsificador y así convenció a la Universidad de Southern Mississippi para que aceptara dibujos del Pato Donald falsamente atribuidos al propio Walt Disney y acudió a la Bostonian Society, de Massachusetts, para donar una carta supuestamente firmada por John Hancock, signatario de la Declaración de Independencia norteamericana.
 
EFE