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Miembros del grupo de intervención de la Gendarmería Nacional (GIGN) aterrizan en la prisión. | Foto: AFP

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Un solo hombre puso en jaque la prisión francesa de Ensisheim

Un gran despliegue aéreo fue necesario para neutralizar a un preso que retuvo a una vigilante por más de 12 horas.

15 de agosto de 2013

Hasta las cárceles de máxima seguridad en la cuales se retienen a delincuentes de alta peligrosidad o con dificultad para reinsertarse socialmente, pueden llegar a enfrentar sucesos pocos comunes como el que ocurrió en Francia y que puso en jaque a las autoridades de ese país.

Aprovechándose de su situación de huésped, Sadik Jdaidia, de 39 años, toxicómano y psicológicamente débil, con un cuchillo de fabricación artesanal tomó como rehén a una vigilante, la encerró en su celda antes de las nueve de la mañana, hasta cercana la medianoche, mientras  iba imponiendo condiciones  “poco  precisas” a las autoridades y a los negociadores.

Propio de cualquier “reality”, la gendarmería y personal penitenciario se vieron obligados a movilizar sus fuerzas por tierra e incluso por aire para liberar a la mujer.

La tensión reinaba sin saber qué sucedía entre las rejas, afuera hacia las 3:45 de la tarde aterrizaron tres helicópteros con un equipo de 20 hombres armados del Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional (GIGN) que fueron recibidos por 20 policías, según constató AFP.

La prisión de Ensisheim, creada en 1811, localizada en Alsacia (Alto Rhin) y con una capacidad para 205 presos, fue recinto de  un antiguo “depósito de mendigos”, hasta un convento de jesuitas y finalmente se convirtió en noticia por cuenta de un reincidente condenado a 12 años de prisión que ya había purgado penas en otros centros carcelarios franceses, por los delitos de toma de rehenes (cuatro en total en otras prisiones), estafa, robo y porte ilegal de armas.

Luego de un largo tire y afloje, tras un tratamiento de filigrana y sin derramamiento de sangre, Jdaidia se rindió. “El asunto se terminó de la mejor manera. La rehén fue liberada por el detenido que la tenía secuestrada desde esta mañana, por laxitud” afirmó el Procurador de Colmar, Bernard Lebeau. Sin embargo, un solo hombre pudo someter a su antojo durante más de 12 horas a uno de los centros penitenciarios más seguros de Francia.