Home

Mundo

Artículo

IRÁN

Un ultra al poder

En la comunidad internacional nadie esperaba que ganara la presidencia de Irán un ultraconservador que hace parecer moderados a los ayatollahs

3 de julio de 2005

Irán es considerado uno de los países más difíciles de descifrar políticamente en el mundo. La semana anterior volvió a sorprender con la noticia de que el radical conservador Mahmoud Ahmadinejad había ganado las elecciones presidenciales, sobre Alí Rafsanjani, a quien todos daban como ganador. La noticia fue tan sorpresiva, que ni las misiones diplomáticas destinadas allí habían considerado el nombre de este hombre de origen humilde, acusado de ser uno de los responsables del secuestro de la embajada norteamericana en Teherán en 1979 y quien fue conocido en el ambiente político iraní cuando se desempeñó como alcalde de Teherán, con gran éxito.

Irán llevaba ocho años del gobierno reformista de Mohamed Jatamí y, por más que la población estuviera defraudada por la imposibilidad de éste de llevar a cabo las reformas, era imposible prever que optarían por elegir a alguien que se encuentra en las antípodas del Presidente saliente. Por eso, apenas se conoció el resultado empezaron a sonar voces de alerta, especialmente desde Washington, que anunciaban que Ahmadinejad iba a promover el desarrollo del programa nuclear y que terminaría esparciendo el terror por toda la región. La primera consecuencia llegó de inmediato, el precio del petróleo alcanzó los 60 dólares el barril. Sin embargo, los especialistas, conocedores de lo impredecible que es Irán, calmaron los ánimos.

"No hay motivo para inquietarse ", dijo Jatamí cuando supo la noticia. Al fin y al cabo, quienes verdaderamente gobiernan en Irán son los clérigos del Consejo de Guardianes, dominado por el ala dura conservadora encabezada por el líder espiritual Alí Jamenei.

"Es muy pronto para decir qué va a pasar , pero lo cierto es que los radicales van a consolidar su poder", dijo a SEMANA John L. Esposito, profesor de religión y asuntos internacionales de la Universidad Georgetown de Washington y autor del libro Unholy War: Terror in name of Islam. "El Presidente va a tener menos resistencia por parte de la línea dura iraní para gobernar... Él se ha comprometido a realizar reformas económicas, en particular para responder las necesidades de los pobres: trabajo, vivienda, escuelas, etc.", explica Esposito.

Hay que leer la victoria de Ahmadinejad en clave de política interna. El nuevo Presidente, que prometió luchar contra la "corrupción", fue elegido por la población más pobre como alternativa a las desigualdades sociales y como esperanza para la erradicación del desempleo, que supera el 30 por ciento. Y como reacción contra Rafsanjani, acusado de ser el dueño del país.

En política internacional "Irán será más independiente en su retórica, pero si desea ser un miembro efectivo de la comunidad mundial, tendrá que trabajar con los organismos regionales e internacionales", explica Esposito. Pero esto se ve lejos. En las intervenciones hechas hasta ahora, el Presidente lanzó sus primeros dardos hacia los estadounidenses al decir que continuaría con su programa nuclear "con fines pacíficos" y que Irán no necesitaba de Estados Unidos.

"Lo que es preocupante es que él no tiene experiencia en política exterior y tiene una idea bastante idealizada y simplista del mundo", dijo Alí Ansari, profesor de la Universidad de Saint Andrews en Escocia.

"Uno no debe adivinar nada en Irán porque la política iraní es decir una cosa, ver la reacción del oponente, y después hacer lo contrario", explicó el periodista estadounidense Jon Lee Anderson, que ha realizado varios reportajes en el área. Sin embargo, Anderson dijo que la llegada al poder en Irán de alguien que represente el ala ultraconservadora chiíta, debe tener a los sunitas muy nerviosos y podría recrudecer la violencia en Irak.

"Tanto Ahmadinejad como Jamenei tienen que darse cuenta de que una política y una retórica de confrontación van a sonar como una armoniosa melodía para aquellos en Estados Unidos que piden una política más agresiva, incluso más militante hacia Irán", concluye Esposito. De ahí que la presencia de Ahmadinejad al frente del gobierno de Teherán podría ser un nuevo factor de inestabilidad en la región más inestable del mundo.