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UN VAQUERO PARA EL DUKE

Con un compañero de fórmula conservador, radical y texano, Dukakis espera quitarle clientela a Bush.

15 de agosto de 1988

Lo que más sorprende del senador Lloyd Bentsen, un texano millonario de 67 años de edad y quien será proclamado este jueves 21 de julio en la ciudad de Atlanta, Georgia, como candidato oficial del Partido Demócrata a la vicepresidencia de Estados Unidos y compañero de fórmula de Michael Dukakis, es que muchas de sus ideas sociales y políticas se parecen más a las de George Bush, candidato de los republicanos, que a las mismas ideas de Dukakis. Esto, para algunos observadores que fueron sorprendidos con la escogencia de Bentsen por encima de otros ocho favoritos encabezados por el reverendo Jesse Jackson, es audaz pero también peligroso, si llega a presentarse un enfrentamiento ideológico dentro del seno de una Administración demócrata, que estaría llamada a permanecer más de ocho años.
Igual que el vicepresidente pero contrario a Dukakis, Bentsen apoya la pena de muerte, promulga la necesidad de hacer obligatoria la oración matinal en las escuelas y está contra cualquier limitación al derecho de los ciudadanos de poseer armas de fuego. Bentsen también apoya a los contras de Nicaragua, el invertir más en armamentos sofisticados y costosos y es amigo de continuar haciendo perforaciones en busca de más petróleo en todos los mares del mundo. Coincidiendo con la administración Reagan y Bush, el candidato a la vicepresidencia demócrata piensa que la solución más eficaz para los actuales problemas económicos y sociales de Estados Unidos puede encontrarse en una drástica disminución de los impuestos a los ciudadanos y proporcionar estímulos fiscales a las empresas. Curiosamente, en uno de los temas más debatidos, la libertad del aborto, mientras Dukakis favorece lo que llama una "libre elección", su compañero de fórmula está contra esa práctica.
En otras palabras, Bentsen sólo es demócrata de nombre porque sus convicciones políticas, económicas y sociales coinciden completamente con los republicanos y según fuentes del Congreso que han seguido de cerca su brillante carrera, en 1981, cuando arrancó la administración Reagan, Bentsen era señalado como el senador demócrata que con más entusiasmo votaba a favor de las propuestas del gobierno, muchas veces apartándose de la línea de conducta de sus copartidarios. Y para que las similitudes preocupantes con Bush sean más profundas, están estos otros datos: Bentsen tiene 67 y Bush, 64, es decir, cronológicamente son afines mientras Dukakis tiene apenas 54 años. Tanto Bentsen como Bush vienen de familias millonarias, fueron pilotos durante la Segunda Guerra, fueron condecorados, hicieron fortunas con el petróleo en Texas y han trabajado en la política de ese Estado: 18 años atrás Bentsen le ganó a Bush en las elecciones para senador en Texas y según los analistas, ese fue uno de los elementos que inclinó la balanza para su escogencia ahora.
No fue fácil este proceso para completar la pareja que estará supervigilada esta semana en Atlanta durante la Convención. La lista de los vicepresidenciables era larga y estaba compuesta por el senador Bill Bradley de Nueva Jersey, con 44 años y quien en todo momento dijo que no debían tomar en serio su nombre porque tenía otros asuntos más urgentes que atender; el representante por Misuri, Richard A. Gephardt, quien fue precandidato y en todo mornento buscó los votos de los obreros, tiene 47 años; el senador y ex astronauta John Glenn, de Ohio, con 67 años, un auténtico héroe para los norteamericanos y quien después de Jackson era el más seguro candidato; el senador Albert Gore Jr., de solo 40 años, le hubiera aportado a Dukakis una masiva votación en el sur donde se desempeñó muy bien mientras fue precandidato varios meses atrás; otro senador, por la Florida, Bob Graham, fue gobernador de este Estado y tiene 51 años; el representante Lee H. Hamilton, con 57 años y nativo de Indiana donde, curiosamente, tiene que desempeñarse contra una mayoría republicana; el senador Sam Nunn, de Georgia, con 49 años y el favorito de algunos sectores conservadores del partido, se marginó voluntariamente de la posible contienda cuando los seguidores de Jackson lo descalificaron, y el otro candidato, además del mismo Bentsen, era el reverendo Jesse Jackson quien al cierre de esta edición no había proclamado públicamente su apoyo al equipo de Dukakis y Bentsen. En cambio en una reunión de iglesias protestantes dio a entender que estaba sorprendido y disgustado por la decisión de Dukakis quien, una hora después que la noticia de la escogencia del otro como candidato ya se había divulgado por los medios informativos, lo llamó para contarle. Algunos allegados a Jackson especulan todavía con la posibilidad de que el fogoso y temperamental clérigo sorprenda a los delegados de la Convención con un discurso que no está incluido en el programa oficial.
Algunos cínicos sostienen que los méritos personales y profesionales de Bentsen no influyeron en su escogencia. Dukakis, dicen, sólo busca ganar en Texas, el tercer Estado en importancia electoral, con el apoyo de un hombre a quien sus conciudadanos conocen muy bien. Se repite así la historia de John Kennedy y Lyndon Johnson quien con su votación texana ayudó muchísimo al joven presidente. Por supuesto, las circunstancias son diferentes y en el campo texano, Bush puede tener más influencia que Bentsen.
¿Quién es este hombre que puede convertirse en la segunda persona más importante del gobierno? ¿Hasta dónde la decisión de Dukakis ha sido acertada, teniendo en cuenta la influencia nefasta que como aspirantes a la vicepresidencia ejercieron Thomas Eagleton, Bob Dole y Geraldine Ferraro para las candidaturas de George McGovern, Gerald Ford y Walter Mondale? ¿Cuál será el papel que desempeñará Bentsen en una administración que estaria marcada por el estilo personal y posesivo de este griego que baila como Zorba? Lo que nadie pone en duda es que se logra un interesante y efectivo balance electoral con Massachusetts de un lado y Texas del otro, mientras Bush se apresta ahora a lanzar su candidato a la vicepresidencia.
Con una experiencia financiera, administrativa y política profunda, Bentsen viene a llenar algunos de los vacíos en la formación de Dukakis. Su carrera comenzó en 1945 cuando fue elegido juez en el condado de Hidalgo, en Texas; apenas rozaba los 25 años, y dos años después se convertiría en el legislador más joven en la historia del Congreso. Regresó ocho años después a crear una fortuna en el mundo de los seguros, siguió con la política, derrotó al senador demócrata Ralph Yarborough y después al republicano Bush. De ahí en adelante seguiría ganando las elecciones al Congreso con una votación altísima, hasta convertirse curiosamente en uno de los mejores aliados de la administración Reagan en el Congreso.