Una nueva era

Después de nueve años de batallas plebiscitarias, referendos y vetos, el Tratado de Lisboa, un intento de modernización de la Unión Europea, entró en vigencia el primero de diciembre y sus 27 gobernantes, incluido el nuevo presidente europeo, Herman Van Rompuy, y la nueva canciller, Catherine Ashton, se reunieron en Lisboa para festejar con música y fuegos artificiales. En su primer discurso como presidente de Europa, el belga Van Rompuy afirmó que la Unión Europea debe ser un ejemplo de respeto y tolerancia. Con este logro histórico, Europa se acerca a su proyecto federal y promueve una Unión más eficaz, transparente y democrática. Además, está ahora en posición de volverse un actor global de peso, una potencia capaz de pronunciarse sobre temas tan importantes como el cambio climático, la migración y demás problemas. Pero en el centro del proceso, como han dicho los mandatarios, se encuentran los ciudadanos europeos, 500 millones de personas que desde ahora tendrán una voz fuerte que, esperan, retumbará a través del mundo entero.