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Una "película estúpida" desata la violenta protesta del mundo musulmán

Sorprende que una "estúpida" película, como la calificó El New York Post, sea el origen de los ataques contra varias embajadas de Estados Unidos. El País de Madrid, por su parte, calificó el filme como "grotesco".

13 de septiembre de 2012

Jamás en la historia una burda película había generado una situación tan compleja y violenta como la que vive hoy Estados Unidos: uno de sus embajadores muertos, otros miembros del servicio diplomático asesinados, sus sedes incineradas y la llama de una protesta encendida que ahora nadie sabe cómo apagar. El origen de tan caótica situación está en la cinta ‘Inocencia de los musulmanes’ que el diario New York Post calificó de “película estúpida” y que otros diarios rotativos ni siquiera reseñaron en sus criticas por dos razones básicas: por mala y porque casi nadie la ha visto.
 
¿Entonces por qué tanta ira? El diario El País de Madrid recuerda que para los musulmanes ortodoxos representar al profeta Mahoma o a Alá es una ofensa al Islam. “Presentar al enviado de Dios, en una película, como acosador sexual, bufón, homosexual a ratos, pedófilo, ladrón, etcétera es algo tan reprobable que carecen de palabras para condenarlo”. Y eso es lo que ha hecho ‘Inocencia de los musulmanes’, un largometraje estadounidense de dos horas que parodia la vida del fundador del Islam.
El diario madrileño la califica “de película grotesca” hecha “con actores norteamericanos desconocidos, incrustados en un paisaje desértico, y rodada en un modesto estudio californiano” y que solo ha sido proyectada una vez, a principios de año, en una sala de cine medio vacía en Hollywood”.
 
Ni siquiera la red logró seducir al gran público. Así, algunos trailers en inglés fueron colgados en julio en Youtube, pero “no cosecharon muchas visitas aunque arrancan con imágenes de Mahoma lamiendo el sexo de una de las 61 esposas —11 de ellas simultáneamente— que, según la película, tuvo a lo largo de su vida”.
 

 
Según le dijo al diario The Wall Street Journal, su productor y director Sam Bacile con esta película que ridiculizan al profeta hizo, según él, “una película política, no religiosa”. Se trataba de demostrar que “el Islam es un cáncer”.
 
El diario El País recuerda que Bacile, promotor inmobiliario que posee la doble nacionalidad estadounidense e israelí, costeó la obra gracias a una colecta de cinco millones de dólares entre donantes judíos cuyos nombres rehúsa desvelar por razones de seguridad. Con el dinero recaudado contrató, en el 2011, a 60 actores y a un equipo técnico de 45 personas. “Aun así, a juzgar por los extractos vistos en Internet, la obra parece hecha por aficionados”.
 
Pero entonces, ¿qué pasó? Pues alguien tomó los trailers y los tradujo al árabe y empezó su difusión a través de Twitter y de las televisiones cristianas árabes que desde Estados Unidos transmiten vía satélite. Los medios audiovisuales egipcios retomaron la información.
 
A eso se sumó el islamófobo pastor Terry Jones, conocido por haber quemado en público un ejemplar del Corán. Alabó el largometraje en un comunicado porque, según él, muestra “la ideología destructora del Islam”. El martes por la noche proyectó para sus feligreses, en su iglesia de Gainesville (Florida), 13 minutos de la película.
 
Luego, Inocencia de los musulmanes fue elogiada por Morris Sadek y su Asamblea Nacional Copta Americana, lo que de paso puso en apuros a sus correligionarios en Egipto que representan el 10% de la población. El gran muftí de Egipto, Ali Gomaa, se ha apresurado en denunciar “las acciones emprendidas por los extremistas coptos”. Y ahí fue Troya. Empezaron las protestas contra las embajadas.
 
No es la primera vez que la proyección de imágenes que representan a Mahoma suscita la reprobación de los musulmanes radicales. Ha sucedido en múltiples ocasiones, la última en octubre pasado cuando los salafistas tunecinos protestaron violentamente contra la difusión por la televisión privada Nessma de la película Persépolis en la que también aparece un anciano bonachón que encarna a Dios.
 
La mayoría de los teólogos musulmanes consideran que pintar a Alá y a Mahoma es un sacrilegio, pero otros discrepan con este veto. El argelino Malek Chebel recuerda, por ejemplo, en su Diccionario enciclopédico del Corán, que “ningún texto fundacional del Islam formula la prohibición de representar a Mahoma”. El Islam chií, que se practica en Irán, es algo más tolerante que el suní. Mientras los teólogos discuten sobre la representación de Alá y Mahoma, algunos grupos fundamentalistas decidieron atacar las embajadas. Todo por una película “estúpida”.