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Feligreses católicos asisten el sábado al Circo Massimo, centro de Roma, a la noche de vigilia previo a la beatificación mañana del papa Juan Pablo II. | Foto: EFE/Massimo Percossi

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Unas 200.000 personas recuerdan al inminente beato Wojtyla

Los fieles llevaron decenas de miles de velas, junto con varias pancartas con el lema 'Santo Súbito'.

30 de abril de 2011

En una noche que recordaba las multitudinarias y sugestivas vigilias presididas por Juan Pablo II, unas 200.000 personas, según la policía, se reunieron la noche del sábado en el Circo Massimo de Roma para conmemorar al papa Wojtyla, que mañana será proclamado beato y al que consideran ya "santo".
 
"Su vida fue santa. Ya era santo en vida", afirmó un emocionado Joaquín Navarro Valls, el español que durante 22 años fue su portavoz y que hoy junto al que fuera su secretario particular Stanislaw Dziwisz, le recordaron junto a decenas de miles de fieles españoles, polacos, franceses, italianos, croatas, latinoamericanos, y de otros países pocas horas antes de que Benedicto XVI le eleve a la gloria de los altares.
 
Navarro definió la vida de Wojtyla como "una obra maestra", a la vez que señaló que el Papa polaco enseñó a los jóvenes lo que significa el amor".
 
Stanislaw Dziwisz desveló que sólo vio dos veces enfadado a Juan Pablo II. La primera fue en Agrigento, Sicilia, sur de Italia, cuando levantó la voz contra la mafia (les conminó a arrepentirse) y la otra durante un ángelus en el Vaticano en los días previos a la primera guerra de Irak.
 
"No a la guerra, la guerra no resuelve nada. Yo la guerra la he vivido y sé qué cosa es", afirmó en aquellos días Juan Pablo II, palabras que fueron recordadas hoy por su secretario y actual cardenal de Cracovia (Polonia). Dziwisz agregó: "tenía razón, lo hemos visto tras la guerra, aquella guerra no resolvió nada".
 
En la vigilia también intervino la monja francesa Marie Simon Pierre, de 51 años, cuya curación, de manera inexplicable para la ciencia, de la enfermedad de parkinson que padecía ha abierto las puertas a la beatificación de Karol Wojtyla, que le dio las gracias y destacó su "humildad, su fuerza, su coraje, su ejemplo y el testimonio para aceptar el sufrimiento".
 
"Juan Pablo II estaba junto a los débiles, los pobres, los pequeños... Era un defensor de la vida, la familia, la paz", dijo la monja, que abogó para que Francia no pierda las raíces cristianas.
 
El vicario de Roma, Agostino Vallini, afirmó que de la vida de Wojtyla "aprendemos el testimonio de la fe, una fe arraigada y fuerte, libre de miedos y de compromisos, coherente hasta el último aliento, forjada por las pruebas, la fatiga y la enfermedad".
 
A pesar de la lluvia caída durante la tarde, los fieles llenaron el famoso recinto romano para carreras de carros, iluminado con decenas de miles de velas portadas por los participantes, muchos de los cuales portaban pancartas con el escrito "Santo Súbito".
 
La vigilia comenzó con un vídeo de Juan Pablo II del año 2000 durante la Jornada Mundial de la Juventud de Roma, en la que decía a los jóvenes que la Ciudad Eterna no olvidaría "ese estruendo" y prosiguió con el canto "Jesus Christ you are my life", cantado por el Coro de la Diócesis de Roma y de las Orquesta del Conservatorio de Santa Cecilia.
 
Después se conectó con cinco santuarios, el de la Virgen de Guadalupe, en México; Fátima en Portugal; Lagniewniki en Polonia, Kawekamo-Bugando en Tanzania y Notre Dame del Líbano, a los que estaba muy ligado el papa Wojtyla.
 
"Se ve, se siente, el Papa está presente", cantaron los miles de fieles reunidos en el santuario mexicano.
 
La vigilia estuvo articulada en dos partes. La primera, "Celebración de la Memoria", comenzó con una procesión de 30 jóvenes romanos con antorchas que homenajearon la imagen de Maria Salus Populi Romani, la patrona de Roma, presente en el acto. Después intervinieron Navarro Valls, Marie Simon Pierre y Dziwisz.
 
La segunda parte fue la "Celebración de los Misterios Luminosos del Santo Rosario", que fueron introducidos por Juan Pablo II durante su papado. El rosario se recitó en conexión directa con los santuarios de la Virgen de Guadalupe, Fátima, Lagniewniki, Kawekamo-Bugando y Notre Dame del Líbano.
 
En Guadalupe se pidió por la esperanza y la paz de los pueblos, en Fátima, por la Iglesia; en Lagniewniki, por los jóvenes; en Kawekamo-Bugando, por la familia; y en Notre Dame del Líbano, por la evangelización.
 
Al final el papa Benedicto XVI imparte la bendición apostólica desde el Vaticano. Durante la vigilia se cantó por primera vez el himno del beato Juan Pablo II "Abrid las puertas a Cristo", uno de sus lemas. Una vez concluida, los fieles se dirigieron a ocho céntricas iglesias de Roma que estarán abiertas toda la noche en la llamada "Notte bianca di preghiera" (la noche blanca de los rezos).
 
A las cinco y media (03.30 GMT) del primero de mayo, se permitirá el acceso a la plaza de San Pedro, donde a las diez horas (08.00 GMT) comenzará la ceremonia, presidida por Benedicto XVI y sólo concelebrada por los cardenales presentes en Roma y el que fuera secretario de Juan Pablo II Mieczslaw Mokrzycki.

EFE