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Varias aerolíneas mantendrán sus puertas cerradas mientras el gobierno no les pague la deuda de más de 3.000 millones de dólares que se ha acumulado gracias al régimen cambiario.

VENEZUELA

Venezolanos atrapados sin salida

Las aerolíneas suspenden sus ventas abrumadas por las deudas del gobierno y hacer turismo en el exterior es casi imposible.

1 de febrero de 2014

El aeropuerto internacional de Maiquetía en Venezuela se había convertido en un lugar apetecido para los viajeros extranjeros, no precisamente por su servicio y comodidad, sino por razones económicas. Tanto locales como extranjeros compraban tiquetes aéreos en bolívares, que el gobierno liquidaba en dólares a las compañías aéreas a una tasa preferencial artificialmente barata de 6,30 bolívares por dólar, que es la oficial. Por eso, la demanda a todos los destinos era imparable.

Pero el gobierno frenó temporalmente la semana pasada ese sistema con una devaluación camuflada. Ahora los tiquetes aéreos se van regir por una tasa asignada mediante un mecanismo de subasta variable que, de momento, está a 11,30. No solo los pasajes se vieron afectados con la medida, también el cupo de divisas que los venezolanos solicitan en efectivo y mediante tarjetas de crédito cuando viajan al exterior, las compras electrónicas y las remesas enviadas a familiares. Con la nueva Ley Cambiaria, salir del país o enviar dinero afuera será mucho más caro y difícil.

“¿Para qué lo hizo? Para dejarnos como en Cuba”, se quejó Jacqueline Fernández, quien viajó el año pasado a México de vacaciones. “Compré leche, papel higiénico, jabón. Me volví loca comprando”, y aclara, “Yo no hice el famoso raspado”. Fernández se refiere al ‘raspadito’ o ‘raspacupo’, por el que los viajeros venezolanos presentaban ante el gobierno compras ficticias para gastar lo que diera el cupo viajero, quedándose con dólares que luego transaban en el mercado negro. Este se ha disparado en los últimos meses y hoy el dólar paralelo cuesta diez veces más que el oficial. Algunos lugares frecuentes para ir a raspar el cupo eran Colombia, Perú, Panamá o Miami, por eso el gobierno decidió limitar a un máximo de 700 dólares la cantidad de divisas asignadas a estos destinos. Los venezolanos solo podrán gastar hasta un máximo de 3.000 dólares al año, sin importar a dónde ni por cuánto tiempo viajen.

Ante los anuncios, 23 aerolíneas internacionales se reunieron con el gobierno el mismo día en que salió la ley, que no aclara a qué tasa van a liquidarles la deuda que asciende a por lo menos 3.000 millones de dólares por los tiquetes que vendieron el año pasado. La deuda del gobierno con Avianca, hasta septiembre de 2013, era de 270 millones de dólares, pero extraoficialmente se dice que ya superó los 300 millones. La empresa volvió a reunirse el miércoles 29 con el gobierno, mientras está siendo objeto de un proceso de fiscalización, como también lo están siendo otras aerolíneas. Se espera que a más tardar el 7 de febrero el gobierno y las compañías aéreas lleguen a un acuerdo que permita normalizar la compra y venta de tiquetes aéreos.

Mientras tanto, los viajeros han estado padeciendo. Desde el mismo momento en que el gobierno anunció la nueva ley, varias aerolíneas suspendieron la venta de tiquetes. Las oficinas de Copa y United, en la zona de Chacao en Caracas, cerraron sus puertas desde las diez de la mañana y no abrieron en todo el día. Afuera se aglomeraban personas frustradas que necesitaban un tiquete con urgencia o querían el reembolso de su dinero porque con los nuevos cupos ya no les alcanza para viajar. Una pareja de bolivianos había recorrido inútilmente tres agencias diferentes para conseguir un tiquete de regreso a su país. Se resignaban a creer que tendrían que hacer un viaje de siete días por tierra para volver.

A pocas cuadras de allí, en la plaza de Chacaito, la angustia era otra. Una vendedora de leyes corrió a imprimir copias de la nueva gaceta donde dice que solo se podrán enviar hasta 500 dólares en remesas a familiares en el exterior. Antes de entrar en vigencia la nueva ley, los venezolanos e inmigrantes tenían un cupo para ese efecto de hasta 900 dólares mensuales. “Este gobierno expide leyes y leyes, pero esta es para perjudicar a los extranjeros, porque los demás no las cumplen”, dijo la vendedora después de entregar la última copia que le quedaba a una ecuatoriana.

Muchos inmigrantes, sobre todo colombianos, han acudido hasta ese sector de Caracas, donde se encuentra el consulado y también varias agencias de cambios y giros al exterior. Western Union y Zoom seguían operando el martes, pues solo en esa oficina pueden atender hasta 200 personas diarias. Pero la nueva ley dice claramente que no hay régimen de transición. En Venecambios suspendieron todas las solicitudes y un empleado en la puerta le informaba a los ansiosos que no solamente podían enviar menos por el cupo, sino que tampoco podían enviar ahora a ‘las concubinas’, es decir que quien estuviera en unión libre iba a tener que casarse por poder para enviar dinero a su pareja.

Entre quienes buscaban información estaba Pedro Marimón, un cartagenero que lleva 16 años como constructor en Venezuela, y todos los meses les enviaba 600 dólares a su hija y su nieto. “Esto ya no alcanza para nada, ni para comer aquí. Ahora va a tocar que sea mi hija la que trabaje y me mande”. Marimón se quejaba, no solo de la devaluación que le impusieron, sino de los nuevos trámites para enviar remesas.

Por esos requisitos el gobierno se dio cuenta de que el envío de remesas también estaba siendo utilizado para adquirir dólares para revender en el mercado negro. El modus operandi de algunos vivos era reclutar inmigrantes ignorantes a quienes les pagaban una pequeña comisión por hacer el trámite. El dinero llegaba a Colombia o Ecuador, pero reingresaba a Venezuela, donde era transado en el mercado paralelo. “Aquí van a pagar justos por pecadores, pero nos tienen colapsados los consulados”, dijo a SEMANA el embajador colombiano, Luis Eladio Pérez. Solo en el mes de octubre hubo unas 60.000 solicitudes de apostillas en Venezuela, el 95 por ciento para remesas.

El gobierno venezolano justificó la medida para “neutralizar toda acción desestabilizadora de nuestra economía”. Pero la disparidad entre la tasa oficial, incluso la devaluada, y la paralela sigue siendo tan atractiva que los vivos seguirán en el negocio, mientras que la clase media y los sectores populares que ahorraban para ir a visitar a su familia al exterior o les enviaban dinero, se están quedando cada vez más aislados.