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VIA LIBRE

Silvio Berlusconi parece superar los escollos hacia el poder.

9 de mayo de 1994

EL MAGNATE DE LAS COmunicaciones Silvio Berlusconi estuvo la semana pasada entre la rubia y la morena, celebrando por un lado el extraordinario desempeño de su movimiento Forza Italia en las elecciones parlamentarias, pero sufriendo por remendar la maltrecha coalición Polo de la Libertad, cuyas dificultades amenazaban con echar por tierra sus aspiraciones de convertirse en el próximo Primer Ministro de ese país.
Las dificultades parecieron superadas luego de que el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, decidió retirar el veto que había impuesto a Berlusconi por las posibles incompatibilidades entre sus múltiples negocios y los intereses del Estado. Pero puso como condición un requisito que se convirtió en incógnita: que el millonario acepte que se convierta al Estado italiano al federalismo, lo cual llenaría las aspiraciones del norte industrializado, que son al mismo tiempo la bandera de la Liga de Bossi. Su doctrina es la división del país en tres regiones, Norte, Centro y Sur, con un gobierno con menos poderes, enfocados sobre todo en la seguridad extrema y la política internacional.
Bossi se reunió además por primera vez con el otro miembro de la coalición, el neofascista Gianfranco Fini, para dejar atrás sus afirmaciones de que "jamás, pero jamás" formaría gobierno con los "nietos del fascismo". En la reunión, Fini estuvo sorpresivamente de acuerdo con el federalismo, aunque lo vinculó al establecimiento de un régimen presidencialista.
La marcha atrás dada por Bossi da la impresión de que tuvo éxito la estrategia de Berlusconi de amenazarle con provocar nuevas elecciones, sobre todo porque una encuesta demostró que la Liga Norte perdió popularidad en la pelea con el magnate.
Una y otra cosas hacen que, finalmente, Silvio Berlusconi esté a punto de convertirse en el Primer Ministro número 53 de la posguerra, una vez el presidente Luigi Scalfaro instale el Parlamento el 15 de abril, y le encargue la formación de un nuevo gobierno. Se habrá cumplido entonces su consigna de entrar en la política "para impedir el triunfo de la izquierda". Falta ver si será el triunfo de la luz contra la politiquería corrupta, o si lo que se instalará en el palacio Chigi será la plutocracia, el reinado de los más ricos, es decir, de quienes con mayor facilidad pueden manipular a la opiniò pública.