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Víctimas y verdugos

Una oleada de ataques a símbolos judíos en Europa y Turquía preocupa a Israel. Y su gobierno no da su brazo a torcer en la represión contra los palestinos

24 de noviembre de 2003

El temor mantuvo en vilo a la comunidad judía europea a lo largo de la semana. ¿La razón? Dos violentos atentados que dejaron claro que los hebreos son, sin duda, un blanco vulnerable. Y no sólo en el interior de las fronteras de Israel, cada día más cerradas por el muro que busca protegerlos de los terroristas suicidas palestinos, sino también en el exterior. "Somos testigos de una gran ola de antisemitismo", declaró el lunes el primer ministro israelí, Ariel Sharon, en reacción a los ataques.

En Estambul, Turquía, la explosión de dos carros bomba cargados con explosivos caseros mató en dos sinagogas a 25 personas e hirió a cientos más el pasado sábado 15 de noviembre. Ese mismo día, en la madrugada, un incendio premeditado en un colegio judío de los suburbios de París conmovió a Francia y disparó las alarmas sobre una posible arremetida antisemita.

El gobierno francés reaccionó de inmediato. "Cuando un judío es atacado en Francia es toda Francia la que es atacada", declaró el presidente

Jacques Chirac. Por su parte, el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, anunció duras políticas y persecuciones, pero también informó que su gobierno invertirá 8.000 millones de dólares para mejorar las condiciones de vida en los barrios de musulmanes pobres, que son el caldo de cultivo del extremismo islámico y el antisemitismo.

Pero la preocupación desbordó los límites de Francia y alcanzó las altas esferas de la Unión Europea. El lunes, Sharon se reunió en Roma con su mayor aliado en el Viejo Continente, el primer ministro italiano y actual presidente de la UE, Silvio Berlusconi, para discutir el tema. "Aparte del usual antisemitismo en contra de las personas judías, dijo Sharon, hoy existe un odio adicional a lo judío colectivo, o sea a Israel". Y en parte tiene razón, pues los ataques contra intereses judíos se han incrementado en los últimos tres años, y sólo en 2003 se han presentado más de 450 casos de agresión contra sus propiedades en Europa.

Sin embargo, al definir los atentados actuales como brotes de antisemitismo, el premier israelí está utilizando una palabra cargada con el peso del holocausto y que no corresponde a lo que ocurre en la actualidad. Pues si bien es cierto que los judíos son en este momento víctimas de ataques, también lo es que su gobierno no está libre de culpa, y que también es verdugo del pueblo palestino.

Y justamente han sido los europeos quienes han hecho suya la oposición a las políticas guerreristas de

Sharon. Una encuesta realizada recientemente por la Comisión Europea muestra que el 59 por ciento de los europeos considera a Israel como la mayor amenaza a la paz mundial, por encima de Estados Unidos, Irán y Corea del Norte. Es esta percepción, sumada a las frecuentes condenas como la que hizo la UE el martes al gobierno israelí por la construcción del muro, o al hecho de que el organismo aún mantenga relaciones oficiales con Yasser Arafat, lo que enfurece a los altos funcionarios de Israel.

Lo cierto es que mientras Sharon hablaba de antisemitismo, el gobierno israelí aceleraba la construcción del muro en Cisjordania, que ya está afectando a miles de palestinos en el acceso a servicios básicos, y continuaba la expansión de asentamientos judíos en los territorios palestinos. Por si fuera poco, el jueves rechazó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que exhorta a palestinos e israelíes a cumplir con la 'hoja de ruta', el plan de paz para superar el conflicto en el Oriente Medio. Acciones que no contribuyen a proyectar una imagen positiva de la actitud de Israel hacia la paz.