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VICTORIA DE LA URSS

La gran celebración de los 50 años de la victoria es en Moscú, porque hoy todos reconocen que el mayor peso de la guerra cayó sobre la URSS.

5 de junio de 1995

LA GRAN CELEBRACION DE los 50 años de la victoria sobre la Alemania nazi no es en los Campos Elíseos de París ni en la puerta de Brandenburgo en Berlín. Es en la Plaza Roja de Moscú. Allí se hará presente el estado mayor del comando aliado: Bill Clinton, de Estados Unidos, François Mitterrand, de Francia y John Major, de Gran Bretaña, junto al presidente Boris Yeltsin de Rusia. En total, asistirán a la ceremonia 55 jefes de Estado. Los dirigentes más importantes del mundo llenarán las tribunas emplazadas junto al Kremlin, porque, a pesar de las diferencias ideológicas que separaron en la posguerra a la URSS de Occidente, hoy deben reconocer que fue el modesto soldado soviético quien cargó sobre sus hombros con la parte más dura en la derrota del fascismo.
Casi dos años después del inicio de la guerra, el 21 de junio de 1941, comenzó la invasión a la Unión Soviética. Stalin y sus hombres no quisieron creer que Alemania rompería el Tratado de Amistad firmado en agosto de 1939, semanas antes del estallido del conflicto.
El shock fue brutal, Hitler lanzó 175 divisiones y una poderosa aviación. Después de tres ofensivas y varias batallas, entre ellas la crucial de la guerra, la de Stalingrado, el ejército rojo pasó a la ofensiva en 1943. La batalla de Stalingrado coincidió con la derrota del mariscal Rommel en Africa, luego vino la invasión de Sicilia por los aliados, y el asalto de Normandía el 6 de junio de 1944. Sólo en ese momento, un año antes de terminar la guerra, los aliados abrieron el 'segundo frente' que tanto demandaban los soviéticos. El 2 de mayo de 1945 Berlín cayó ante el mariscal Zhukov, el 8 de mayo cayó Dresden y el 9 capituló Alemania.
Según las últimas investigaciones, la Unión Soviética perdió 26 millones de vidas en el conflicto. A estas cifras hay que agregarle unos 20 millones más de niños que no nacieron en los años 40, lo que provocó una alteración dramática de la demografía del país. Aun en 1959, la proporción de sexos en la URSS era de 45 por ciento hombres contra 55 por ciento mujeres.. Las regiones occidentales de Rusia, así como Bielorrusia y Ucrania, fueron las que más sufrieron. En la aldea bielorrusa de Jatin, quemada completamente por los nazis, una campana suena al viento en el lugar que ocupaba cada casa, y una placa recuerda el nombre de sus habitantes, que fueron todos conducidos al granero y quemados vivos. En medio de este paisaje, una plaza alberga tres árboles. Al lado de ellos hay un hueco vacío que simboliza la vida que se fue: uno de cada cuatro habitantes del país murió en la contienda.
Las pérdidas materiales no fueron menos grandes. Gran parte de la Unión Soviética fue convertida en desierto. El ejército nazi en su retirada acabó con todo lo que pudo: inundó las minas, puso bombas en sus profundidades, levantó las vías férreas. Según las cifras oficiales, la guerra destruyó total o parcialmente 1.700 ciudades, 70.000 pueblos, seis millones de viviendas, 84.000 escuelas, 43.000 bibliotecas, 31.000 fábricas, 300.000 puentes, 98.000 kokjoses y 1.866 sovjoses. Se perdieron 137.000 tractores, siete millones de caballos, 17 millones de cabezas de ganado, 20 millones de cerdos. Las autoridades estimaban la cifra total de destrucción a la mitad de los daños sufridos por Europa en la guerra. Según el historiador Nicolás Riazanovski, esto sería igual a dos tercios de los bienes reproducibles existentes en los territorios soviéticos ocupados.
El Día de la Victoria no es un día más en el calendario. Tampoco se extinguió con el fin de la Unión Soviética, ni se desvaneció de la memoria popular, como otras tantas fechas que hoy pasan indiferentes. El 9 de mayo es parte viva de Rusia y las repúblicas ex soviéticas. Toda familia tiene un veterano, un inválido o un muerto en la guerra. Todos tienen algo que recordar en este pasado tan próximo. Sea cual fuere la opinión sobre la revolución de octubre, sobre Lenin o Stalin, la odisea de la guerra es algo común en el corazón de todos los soviéticos.
Por ello, este 9 de mayo, ante la Tumba del Soldado Desconocido que hay en cada ciudad, pueblo o aldea, millones de personas se acercarán a rendir homenaje a ese soldado, ya no desconocido sino con nombre y apellido, aquel a quien el mundo debe la mayor victoria del siglo.-