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El conservador David Cameron obtuvo 306 escaños; el laborista Gordon Brown logró 258 y el líder del Partido Liberal demócrata, Nick Clegg, solo alcanzó 57. Ninguno de los tres llegó a la mayoría necesaria para formar un nuevo gobierno.

REINO UNIDO

Victoria a medias

A no ser por un cataclismo político, el nuevo primer ministro británico se llama David Cameron. Pero sus cifras en la Cámara de los Comunes son tan bajas que nada garantiza que no haya nuevas elecciones en un futuro próximo.

8 de mayo de 2010

Por primera vez en cuatro décadas, el viernes en la mañana los británicos se levantaron sin saber quién sería su próximo primer ministro. Tal como vaticinaban los sondeos, ninguno de los tres principales partidos logró la mayoría absoluta en el Parlamento, condición necesaria para gobernar en solitario. Los conservadores, liderados por David Cameron, fueron los que más escaños obtuvieron, seguidos por los laboristas, en cabeza del actual jefe de gobierno, Gordon Brown, y los liberales demócratas, dirigidos por Nick Clegg.

Es por eso que los próximos días serán decisivos en el Reino Unido. Aunque los tories ganaron más puestos y Cameron es el candidato con más posibilidades de formar un gobierno y ocupar el número 10 de Downing Street, aún debe negociar con Clegg, quien no cederá tan fácilmente a menos que llegue a un acuerdo sobre su gran bandera, la adopción de un sistema electoral proporcional. Así las cosas, Brown seguirá siendo primer ministro hasta que los dos movimientos consigan crear una alianza. Si eso no llegara a pasar, al cierre de esta edición no se descartaba que el propio Brown entablara conversaciones con el líder liberal demócrata para permanecer en el poder.

Esa, en todo caso, sería la salida más insólita, puesto que Brown fue el gran damnificado de la jornada y los británicos dejaron claro que no lo quieren en el poder. Porque pese a la maquinaria del partido, esta vez los laboristas perdieron un centenar de diputados frente a las elecciones de 2005, hecho que algunos interpretan como su peor derrota desde la década de los años 30. Según dijo a SEMANA Tim Bale, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Sussex, "el Nuevo Laborismo de Tony Blair, que intentó mantenerse a flote, se ahogó con Brown, quien no pudo darle un aire fresco al partido".

Clegg tampoco salió bien. Aunque su decisión será clave para quien forme un nuevo Ejecutivo, sorprendió que obtuvo menos escaños que en las pasadas elecciones, a pesar de que hace apenas dos semanas era el centro de atención de los medios por desafiar a los dos partidos mayoritarios. De hecho, por momentos su repentino ascenso en las encuestas le hizo perder popularidad a Cameron, el líder tory que al principio de la campaña atrajo a miles de simpatizantes por haberle impreso una nueva imagen a su partido.

Sea cual sea el resultado, sin duda, estas han sido las elecciones más emocionantes de los últimos tiempos en el Reino Unido. Durante varias semanas, los sondeos mostraron un margen estrecho entre los líderes de los partidos, lo que provocó todo tipo de teorías sobre el futuro del país. Los debates televisados también le sumaron interés a la contienda, pues por primera vez en la historia los candidatos se enfrentaron cara a cara. El jueves los ciudadanos salieron a votar masivamente y muchos no pudieron hacerlo por las largas filas. La tensión por los resultados se mantuvo hasta altas horas de la madrugada.

Aunque están abiertas las apuestas, el viernes en la tarde todo indicaba que David Cameron será el nuevo primer ministro. Sin embargo, para muchos analistas, la coalición que consiga formar será precaria, por lo que no se descarta que en unos seis meses deba repetirse la elección, para consolidar un gobierno definitivo. Lo que nadie quiere es el peor escenario: que si no se logra una coalición el país podría sumirse en un período de inestabilidad política, en momentos en que las finanzas pasan por un mal momento. Como explicó a esta revista Matt Korris, miembro del grupo de investigación Hansard Society, "el principal reto del próximo jefe de gobierno será la recuperación económica y el ajuste presupuestario". Los liberales demócratas tienen la última palabra y si favorecen a Cameron, este se convertiría en el primer ministro más joven que el país haya tenido en más de un siglo.