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VIRAJE EN EL MANDO

Los cambios en la cúpula del gobierno cubano preparan al país para los nuevos vientos.

27 de febrero de 1995

HACE POCOS DIAS EL MInistro de Economía de Cuba, Antonio Rodríguez Maurell, anunciaba que el gobierno de la isla se disponía a lanzar un nuevo conjunto de reformas destinadas a hacer más eficiente la economía, para aprovechar que en el año anterior la situación financiera había mejorado mediante la aplicación de un programa de saneamiento. Al clausurar un taller anual nacional de auditoría, Rodríguez hizo énfasis en la necesidad de racionalizar las nóminas de los centros productivos en busca de mayor eficiencia.
Según diversas fuentes, ese objetivo afectaría por lo menos a 500.000 personas, o sea algo así como el 15 por ciento de la población activa del país. Sería un paso muy delicado para un gobierno que tiene como postulado el trabajo garantizado y, por eso, según Rodríguez, el gobierno preveía la reubicación de parte de esas personas en otras labores y la ampliación del decreto que permitió el trabajo por cuenta propia (en Cuba la regla general es que toda actividad económica es estatal).
Lo que tal vez no sabía Rodríguez es que uno de los primeros en ser afectados por la nueva política sería él mismo. El martes de la semana pasada el Consejo de Estado anunció ocho cambios en áreas claves del manejo de la economía, los cuales afectaron a ministros y vicepresidentes de larga permanencia en sus cargos.
Rodríguez Maurell fue sustituido por el académico Oswaldo Martínez, hasta ahora director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (Ciem) y presidente de la comisión económica del Parlamento. El nombramiento de Martínez confirmó la tendencia del gobierno de Fidel Castro de ubicar en cargos fundamentales de la economía a prestigiosos académicos, iniciada el año pasado con la designación de José Luis Rodríguez, vicepresidente del Ciem, como ministro de Finanzas y Precios. Los cambios incluyeron el nombramiento de Orlando Felipe Rodríguez Romay, hasta ahora viceministro de Transporte, como ministro de Pesca; Francisco Soberón, presidente del grupo Acemex, como presidente del Banco Nacional de Cuba, y Bárbara Castillo Cuesta como ministra de Comercio Interior en lugar de Manuel Vila Sosa, uno de los más antiguos en su cargo.
El vicepresidente Carlos Lage, recién de regreso de su viaje a Colombia, anunció los cambios e hizo énfasis en que se trataba de un relevo totalmente normal y que todos los funcionarios salientes merecían el agradecimiento del pueblo porque "a ninguno de ellos puede tildársele de irresponsable o corrupto, de haber usado sus cargos en beneficio personal o de haber utilizado mal los recursos a su disposición". Subrayó que "se trata de un proceso natural de relevo" Dara "favorecer el propio proceso de reorganización del aparato estatal con el acceso de otros cuadros valiosos".
Y es que todo indica que el gobierno cubano se prepara para tomar grandes decisiones, que van a unirse a las que ya están en marcha, como la autorización del trabajo por cuenta propia, la posesión legal de dólares, la venta de propiedades raíces a extranjeros y los mercados campesinos, todas las cuales ya están mostrando resultados. En la avenida G. del barrio habanero del Vedado, los artesanos ofrecen sus productos, incluidos zapatos hechos a mano con una increíble factura. Los mercados campesinos, aunque caros, proveen artículos inexistentes en las bodegas oficiales.
Ahora el nuevo equipo deberá enfrentar otros problemas inveterados de la sociedad colectivista, como el sobredimensionamiento del Estado y el paternalismo estatal, que hasta la fecha ha otorgado fuertes subsidios que favorecían a casi el 70 por ciento de la industria.-