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VOCE ABUSO

Las acusaciones de corrupción contra su gobierno tienen al presidente Fernando Collor de Mello en la cuerda floja.

3 de agosto de 1992

DICEN QUE MIENTRAS MAS ALTO SE SUBE, más fuerte es la caída, y eso es lo que le está sucediendo al presidente de Brasil Fernando Collor de Mello. Su ascenso al poder parecía el sueño de cualquier político del mundo. A los 41 años, apuesto, rico y elegante, Collor personificaba la imagen del nuevo Brasil Pero entre el Collor de comienzos de 1990 y el de mediados de 1992 un trecho enorme. Su pronunciado descenso, motivado por la incapacidad de su gobierno, adquirió características de barrena incontrolable desde mayo pasado, cuando su propio hermano Pedro lo acusó de tener con su cercano amigo Paulo César Farías, tesorro de su campaña, una especie de "poder paralelo" para enriquecerse ilegalmente.
Las acusaciones de Pedro aparecieron en las revistas más importantes del país, Veja Isto E, y en los periódicos de mayor circulación. Collor se defendió con vehemencia, la madre de los dos intervino, y Pedro tuvo que admimitir que carecía de pruebas. El asunto pareció quedar en hibernación hasta después de la Cumbre de la Tierra, aunque muchas figuras comenzaron a pedir su cabeza. No sería sino a mediados de junio, cuando se produjeron las declaraciones de un antiguo aliado político de Collor, que la situación llegaría a amenazar la estabilidad de las instituciones. Y en el curso de las últimas dos semanas, los brasileros se hicieron por primera vez a la idea de que el "Superpresidente" podría caer.
Su primer año en el poder, iniciado en marzo de 1990, había estado marcado por grandes expectativas. Collor barrió con 35 millones de votos, a pesar de no tener respaldo político. Su bandera era la renovación del Estado, y anunció que ninguno de sus ministros tendría experiencia política ni más de 40 años y que gobernaría sin los partidos. Los brasileños miraban con asombro cómo su presidente piloteaba aviones y tanques de combate, se lanzaba en paracaídas y acampaba en el Amazonas. Para "matar" la inflación, Collor lanzó un paquete "heterodoxo" de 23 medidas, denominado "Nuevo Brasil", que incluía la congelación de cerca de 80 mil millones de dólares. Sin embargo medidas tan draconianas sólo bajaron la inflación del 30 al 25 por ciento mensual. A cambio, un millón de brasileños quedaron sin empleos los precios subieron en un 400 por ciento y comenzaron a multiplicarse los saqueos de supermercados. En agosto de 1991 la prensa desentrañó el otorgamiento sin licitación de contratos por más de 460 mil dólares a favor de compañías de parientes cercanos de la primera dama Roseane, que era presidente de la Región Brasileña de Asistencia El hecho golpeó la imagen de su marido porque si bien Roseane tuvo que dejar su cargo, nadie terminó tras las rejas por el asunto. Unos días más tarde, en septiembre, Collor recibió la visita de una comisión de 15 empresarios de Sao Paulo, irritados por la frecuencia con que se veían sometidos a "mordidas" por funcionarios y personas que se decían allegadas al poder. La opinión publica aun no lo sabía, pero la visita era el primer campanazo de la situación que, nueve meses más tarde, se convertiría en la tercera crisis institucional del Brasil en la segunda mitad del siglo.
Para entonces, Collor ya había gastado todo su escaso capital político en reformas que no funcionaron, había perdido toda la credibilidad de su gobierno y su respaldo parlamentario había tocado fondo. Ya era evidente que su elección se había debido al apoyo irrestricto de Roberto Marinho, el magnate de las comunicaciones dueño de la cadena de televisión 0 Globo. Ibsen Pinheiro, presidente de la Cámara de Diputados, lo puso muy claro cuando dijo que "EI gobierno no es una minoría sólo en el Congreso, sino en la sociedad. Cada vez que presenta alguna ley, es como si dejara un bebé en la puerta de un orfanato".
Ninguna de las promesas estaba cumplida. Lejos de ser la locomotora del desarrollo de América Latina, el país más grande del continente se había convertido en el último vagón. En diciembre, el gobierno se vio obligado a anunciar un nuevo y traumático ajuste, esta vez "ortodoxo", señalado en una carta de intención al FMI, para desembotellar la economía con un nuevo crédito de 2.005 millones de dólares.
Collor había anunciado al celebrar sus dos años, que su prioridad sería la lucha contra la venalidad. Pero cinco de sus ministros, entre ellos el de Asuntos Estratégicos, Pedro Paulo Leone; el de Salud, Alceni Guerra; la de Acción Social, Margarida Procopio, y el del Trabajo, Antonio Rogerio Nagri, habían tenido que dejar el gabinete en medio de denuncias. En el caso de Nagri, quien recibía jugosas "porpinas" para alivlar las cargas de las empresas deudoras de la seguridad social, el asunto salpicó también al jefe del gabinete militar, general Agenor Homem de Carvalho.
Hasta entonces, el presidente podía neutralizar las acusaciones con "campañas anticorrupción". Pero fue a partir del 10 de mayo, con los cargos personalizados de su hermano Pedro, que su situación comenzó a hacerse insostenible. El jefe del Partido de los Trabajadores, Luis Ignacio "Lula" da Silva, pidió la renuncia del primer mandatario diciendo que "EI Congreso no puede acobardarse, tiene que Instalar la comisión y juzgará Collor, que está cometiendo un crimen de genocidio político contra el país". La Comisión Parlamentaria de Investigación, primera de la historia del país contra allegados al presidente, se integró el 4 de junio. La idea de aplicar al mandatario el impeachment, una figura importada de Estados Unidos, por la cual el Congreso puede declarar impedido al ejecutivo para gobernar, comenzó a ser considerada seriamente Pedro hizo sus acusaciones motivado por la intención de Farías de competir en el estado de Alagoas con la empresa de comunicaciones de la familia Collor, de la cual es presidente y dijo que su hermano estaba detrás de todo ello. Según Pedro, Farías actuaba como intermediario entre el gobierno y los contratistas, recibiendo "comisiones" por sus favores. El propio Farías le habría dicho que de tales ingresos ilegales "el 70 por ciento es del jefe y el 30 por ciento mío". Con esos dineros habría comprado un apartamento en París para Collor, por valor de 2,7 millones de dólares Farías, según Pedro, se jactaba de comprar collares de diamantes a Roseane y a Celia Cardozo de Mello cuando era ministra de Economía.
Las declaraciones del diputado Renan Calheiros, uno de los cuatro amigos que lo lanzaron en 1989, acabaron por enredar la situación Calheiros sostuvo que Farías, sin tener cargo oficial, se presentaba como amigo del presidente, tenía poder para escoger y destituir altos funcionarios, y que Collor tenía conocimiento de todo, entre otras cosas porque antes de romper con él, el propio Calheiros se lo había advertido Octavio da Motta Veiga, ex director de Petrobrás, habló de casos específicos en que Farías había tratado de comprar su influencia.
Y el domingo pasado la revista Veja publicó documentos según los cuales una empresa de Farías, Brasil Jet, pagaba los gastos de la residencia privada de Collor en Brasilia, y que la secretaria de éste, Ana Alcioli, manejaba en su cuenta corriente personal más de 250 millones de cruzeiros al mes, provenientes de Fondos suministrados por Farías.
Collor repitió el martes de la semana pasada su aparición en la TV para decir que no sabía nada, que hacía tres años no veía a Farías y pedir apoyo para seguir adelante. Pero Francisco Eriberto Franca, quien fue durante varios años conductor de la Alcioli, declaró a la Comisión el primero de julio que lo de los cheques era cierto, porque él los había consignado durante años.
A partir del discurso del presidente, los políticos se dividen entre los que alaban la presencia de ánimo de Collor y los que exigen su destitución inmediata. Pero entre la población crece la idea de que un hombre que les ha hecho sufrir tanto sin que se vean resultados, debe dejarlos por fin en paz. La comisión deberá dar un resultado el 5 de agosto, y entonces se sabría con seguridad el destino del presidente. Entre tanto, las hipótesis que se manejan son varias, pero todas están marcadas por los temores de la clase política, de que la salida del presidente traiga consigo más problemas que soluciones: Collor habría ganado tiempo para seguir en plenas funciones. Segun los conocedores de la política brasileña, el respaldo de algunos parlamentarios y de los gobernadores estatales indica que Collor ha hecho grandes concesiones políticas, que serán a la larga contraproducentes, sobre todo de cara a las restricciones económicas del programa de ajuste. Pero existe consenso en que esa salida sólo sería temporal. El presidente terminaría su período como una figura sin poder alguno, bajo una especie de "primer ministro adhoc" quien podría ser el ministro de Economía, Marcilio Marques. Esa hipótesis se daría en la medida en que los parlamentarios decidieran no llevar a término el impeachment, que es un proceso largo y traumático, en un momento en que los bancos internacionales han suspendido la renegociación de la deuda hasta que se resuelva la crisis. Por otra parte, el mercado bursátil y los indicadores económicos se encuentran bajo presión, debido a la incertidumbre. Esas dos hipótesis se apoyan además en el temor a la ascención del vicepresidente, Itamar Franco, un hombre sin representatividad que está en su puesto por las maniobras de Collor por adquirir respaldo político. Los brasileños recuerdan como un mal antecedente el ascenso de José Sarney, quien entró como vicepresidente del fallecido Tancredo Neves y representaba a los partidos promilitares a los que Neves había combatido. Se produce un golpe de Estado. Esa hipótesis es descartada de plano por quienes señalan que los militares, tras haber dirigido los destinos del país entre 1964 y 1985, ya no quieren tener nada que ver, y eso es claro en la medida en que no han dicho esta boca es mía en todo este asunto. Sea como fuere, los analistas coinciden en que Collor atraviesa la peor crisis que haya sufrido presidente latinoanericano alguno en los ultimos años, incluido Carlos Andrés Pérez en Venezuela. Collor afirma que no dejará la presidencia antes de tiempo, pero la paradoja es que lo único que lo podría salvar es el mismo caos en que se encuentra su administración. Porque como dicen en Brasil, "Nadie quiere esa piña".

Sabía Collor que Farías había...
. Creado una red de tráfico de influencias como "amigo del presidente", considerada un verdadero "poder paralelo, capaz de poner y quitar funcionarios claves?
. Desfalcado 15 millones de dólares de los fondos de campaña en 1989?
. Extorsionado cinco millones de dólares a una empresa que imprime los billetes de la lotería nacional?
. Comprado un apartamento para Collor en París por 2,7 millones de dólares?
. Recibido un millón de dólares mensuales de los empresarios del azúcar en Alagoas, a cambio de gestionar la reestructuración de la deuda del Estado?
. Pagado los gastos de la residencia privada de Collor en Brasilia, y girado cientos de millones de cruzeiros a favor de la secretaria del presidente?
. Comprado una empresa de taxi aéreo (Brasil-Jet)
. Una mansión de varios millones de dólares en Rio?
. Fundado una red de empresas ilegales en el extranjero?
. Construido una planta de impresión para periódicos a color y comprado una concesionaria de automóviles en Sao Paulo por 3,5 millones de dólares, cuando nunca se le había conocido como magnate?