Home

Mundo

Artículo

Walter Ruiz. En la viñeta Mustafá Al-Hawsawi. | Foto: Cortesía: Walter Ruiz

ENTREVISTA

“Guantánamo es un campo de concentración”, colombiano que defiende a uno de sus presos

SEMANA habló con Walter Ruiz, abogado colombiano de uno de los presos de Guantánamo, acusado del atentado de las torres gemelas. En esa cárcel Mustafá Al-Hawsawi soportó torturas como ahogamiento simulado y terribles palizas.

17 de marzo de 2018

SEMANA: ¿Cómo llegó a ser abogado en Guantánamo?

Walter Ruiz: Nací hace 47 años en Medellín y viví los primeros 8 años de vida en Bogotá. Luego nos mudamos a Estados Unidos y allí me convertí en oficial reservista de la Marina de ese país y también en abogado. En 2008 el gobierno estadounidense tuvo la necesidad de licenciados que tuvieran experiencia con la pena de muerte y me pidieron que representara a personas retenidas en Guantánamo, la cárcel de máxima seguridad construida en la base naval estadounidense ubicada en una isla cubana.

SEMANA: ¿De qué es señalado Mustafá Al-Hawsawi?

W.R.: Aunque llegó a Guantánamo en 2003, solo en 2008 le dijeron que estaba acusado de delitos como asesinato, terrorismo y otros actos asociados el ataque del 9-11. Hoy, después de 15 años, no ha tenido un juicio.

SEMANA: ¿Cómo fue su primer encuentro con él?

W.R.: Lo conocí en 2009 en Guantánamo. Fue una reunión muy interesante porque éramos dos personas de mundos muy diferentes, de sistemas políticos distintos, lenguas, religiones y valores distintos. Pero tras 9 años de visitarlo una semana cada mes, hemos logrado una relación muy humana, basada en la confianza y respeto al otro. Ahora nos vemos como seres humanos. No somos el oficial y el terrorista, somos Walter y Mustafá. Somos hombres tratando de hacer lo mejor que podemos.

SEMANA: ¿Cómo lo describe?

W.R.: Mustafá es un hombre de 49 años, que tiene una familia que vive en Arabia Saudita y con la que no tiene casi ningún contacto, porque en Guantánamo no se lo permiten. Solo le han permitido enviar y recibir unas pocas cartas tras varias peticiones legales que la Cruz Roja y yo hicimos… Es muy diferente a la caricatura del terrorista, de la persona que solo quiere matar. No hay nada más lejano. Es religioso, musulmán, pero no lo describiría como un extremista que quiera hacer daño a las personas. Es respetuoso y se preocupa por las personas que lo asisten. Me ha demostrado una humanidad que no esperaba.

SEMANA: Tenemos entendido que su defendido fue sometido a torturas…

W.R.: Así es. Del 2003 al 2006 soportó todos los horrores imaginables por el departamento de la CIA que lo recibió, y que claramente son ilegales. Lo sodomizaron, agentes de la CIA le causaron tales heridas en el recto que hoy sigue sufriendo las consecuencias. Lo sometieron a ahogamiento simulado (un tipo de tortura en el que se inmoviliza a la persona bocarriba sobre una tabla. Le cubren la cara con una toalla y luego le dejan caer agua helada en la boca y nariz para generar la sensación de ahogamiento). Fue lanzado contra las paredes y recibió otros golpes que le causaron daños en su columna vertebral. Perdió la capacidad de escuchar en un oído y también se le dificulta ver. Además, por largos periodos de tiempo le impedían dormir, lo cual le sigue causando terribles dolores de cabeza. Estos detalles ya fueron verificados, y han sido condenados por la Sociedad Médica de los Estados Unidos.

El ahogamiento simulado es ilegal en Estados Unidos. El expresidente Barack Obama prohibió la tortura como técnica de interrogatorio en 2009. Y a fines de 2016, una enmienda anti tortura se convirtió en ley.

SEMANA: ¿Hay algún tipo de proceso en contra de las personas que tenían este tipo de comportamientos? 

W.R.: No. Hasta el presidente Barack Obama dijo que no iban a perseguir a estas personas. Ellos andan libres y el crimen en la impunidad. Hemos pedido que nos den los nombres y las personas que estuvieron involucrados en la tortura, pero el gobierno nos han dicho que bajo ninguna circunstancia lo harán.

Puede leer: El plan de Obama para cerrar Guantánamo

SEMANA: ¿Cómo es esa cárcel?

W.R.: Mustafá está en el campo 7 de Guantánamo. Es la prisión más secreta del mundo y no puedo decir nada de lo que vi. Junto a él están 4 presos más condenados a muerte y son considerados de “alto valor”. Como saben, es una vergüenza. Es básicamente un campo de concentración.

SEMANA: ¿Podría hablar de cómo fue su trayecto cuando visitó el campo 7?

W.R.: Solo fui una vez después de luchar en la corte para poder ver cómo vivían. Nos dieron 12 horas a mí y a otros abogados. Nos llevaron en un bus con las ventanas cubiertas, la música estaba a todo volumen y aire acondicionado, muy fuerte. Nos dieron vueltas por una hora y lo mismo a la salida. Todo para despistarnos.  

SEMANA: Desde Bush hasta Obama  han intentado cerrar Guantánamo, ¿por qué cree que no se ha podido?

W.R.: La razón es política. El Presidente Obama pidió cerrarla pero el Congreso, que era en su mayoría republicano, lo bloqueó. Sacaron una ley que prohibía traer a los presos de Guantánamo a Estados Unidos, donde hay cárceles de máxima seguridad. El problema se convirtió en dónde meterlos. Se hizo negociación con diferentes países para que recibieran a los detenidos en sus cárceles, fue una iniciativa de Obama, pero no tuvo tiempo de sacar a muchos. El problema hoy sigue siendo político, porque ahora está Donald Trump a la cabeza y él ha dicho que la tortura es eficiente para obtener información de posibles ataques a Estados Unidos.

SEMANA: ¿Es decir que el gobierno está defendiendo gente del gobierno republicano?

W.R.: Definitivamente están protegiendo a muchas personas que tomaron decisiones ilegales. 

SEMANA: ¿Cuál es el mensaje que envía Estados Unidos con una cárcel así? 

W.R.: Depende de quien recibe el mensaje. Es una forma de atacar y atemorizar a las personas que quieren hacerle daño a Estados Unidos. Pero también si alguien necesita una excusa para cometer actos de terrorismo contra este país, Guantánamo es una de ellas. 

Le recomendamos: El prisionero que se niega a abandonar la cárcel de Guantánamo

SEMANA: ¿Tras estos años de acompañamiento, cree que Al-Hawsawi es culpable?

W.R.: Salieron varios documentos de la CIA que eran clasificados pero ahora son públicos e indican que él era una persona de muy bajo nivel en la organización y con muy poca influencia. No lo digo yo, esa fue la conclusión de las personas que lo torturaron para sacar información.

“Si alguien necesita una excusa para cometer actos de terrorismo contra E.E.U.U., Guantánamo es una de ellas”.

SEMANA: ¿Cómo ve el futuro de su defendido?

W.R.: Todavía no hay una fecha del juicio, estará en Guantánamo por lo menos 5 años más.

SEMANA: ¿Y el de los otros presos?

Muy mal. Sin esperanza de salir. Muchos de ellos ya podrían estar libres y no los dejan. Algunos no tienen recurso legal, están sin contacto con el mundo. Trump además quiere reabrirla, quizá van a haber más detenidos… 

En contexto: Congreso de EE. UU. bloquea nueva posibilidad de cerrar Guantánamo

SEMANA: ¿Qué es lo más difícil de defender a Al-Hawsawi?

W.R.: No es difícil. Es uno de los más fáciles que he tenido en 20 años. He representado a muchas personas difíciles. Lo que complica la situación es la acusación y la política. Porque es la política la que influye en la justicia en este caso. Si no fuera por eso, con los documentos que ya existen él no debería ser acusado. Otra cosa que ha sido difícil ha sido el acceso a las pruebas y a la información porque la tiene el gobierno y dicen que esta es confidencial para proteger para la seguridad nacional. Pero la razón es que no quieren que sepan quienes fueron los que violaron las leyes. También quieren proteger a los países que apoyaron la tortura inducida. Ellos temen de lo que dirían las cortes penales internacionales de lo que sucedió en Guantánamo.

SEMANA: Usted es hijo de un policía antioqueño y además es reservista de la marina, ¿le parece paradójico defender a alguien acusado de terrorismo?

W.R.: No, me parece consecuente porque lo que defiendo es la ley. Defendemos los ideales norteamericanos, los derechos humanos. Una persona no puede ser torturada por ninguna razón. Y estos derechos son los mismos que defendió mi papá.