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En la Cumbre América del Sur-Africa, Chávez pretendió convertir la declaración en una diatriba "al Norte" y una loa a su revolución. | Foto: Ministerio de Comunicaciones de Venezuela

CABLEGATE

Wikileaks de Venezuela: La cumbre que perdió Chávez

La embajada estadounidense en Caracas cuenta el revés que sufrió Chávez en la cumbre entre América del Sur y África, celebrada en Margarita en 2009, cuando se evitó que esta se convirtiera en loas a la Revolución Bolivariana y críticas a EE.UU.

16 de junio de 2011

Venezuela pretendía usar la declaración final de la Cumbre América del Sur-África, celebrada en la isla de Margarita el 26 y el 27 septiembre de 2009, como una plataforma crítica contra Estados Unidos, de acuerdo con los cables despachados desde Caracas por la representación diplomática de ese país.
 
El caos de la organización y los desacuerdos con el borrador de la declaración final caracterizaron la reunión preparatoria, que se celebró entre el 20 y el 23 de julio de ese año en Venezuela. Después de tres días de discusión, los representantes de 16 naciones africanas y 12 de Sudamérica apenas habían revisado 30 de los 83 artículos propuestos.
 
Los países de la región no estaban de acuerdo con la orientación del documento. Aquellas naciones cuyos jefes de Estado están conscientes de la vital contribución del sector privado al crecimiento económico –Chile, Colombia, Perú y Brasil- estaban ganadas a la idea de que el espíritu del documento recogiera ese punto de vista. En el otro bando, Venezuela, Bolivia y Ecuador pedían que se subrayara la necesidad de incluir las soluciones lideradas por el Estado, y que se elogiara el modelo económico de la “Revolución Bolivariana”.
 
Varios diplomáticos que conversaron con el embajador Patrick Duddy expresaron sus reservas. En el borrador final no se incluyeron las contribuciones de dos de los ocho grupos de trabajo. “Parecía como si Venezuela hubiera escrito el documento propuesto de forma unilateral”, dijo un diplomático, evidentemente sorprendido con el proceder de Caracas. El representante de Sudáfrica pidió que las referencias a “las estructuras económicas internas” se suprimieran de la propuesta, y que la conferencia no fuese utilizada como una plataforma para criticar a terceros países.
 
Las autoridades venezolanas se negaron a permitir cambios en el texto. La reunión terminó con un proyecto de 93 artículos. Cuando se le preguntó a Caracas por la fecha de la nueva reunión para pulir el documento, los representantes del gobierno dijeron que no haría falta. Que ya todo estaba listo para su aprobación por “el nivel superior”.

Escenario para Gadafi

La fecha original de la cumbre, 20 de septiembre de 2009, coincidía con el fin del Ramadán. Por esa razón los países árabe-africanos se excusarían de asistir a Margarita. Ninguna de las peticiones para cambiar la fecha había sido atendida por los organizadores hasta que se produjo una conversación entre el presidente Hugo Chávez y el líder libio Muammar Al-Gadafi. La cita se pospuso por una semana, según comunicó la embajada de un país africano a la representación diplomática estadounidense acreditada en Venezuela.

Esa decisión, no obstante, tampoco convencía a varios países. Un cable fechado el 13 de agosto de 2009 aseguraba que debido a desacuerdos con la primera versión de la declaración final algunos presidentes no aterrizarían en Margarita. La embajada estadounidense afirmó que Sudáfrica enviaría al personal acreditado en Caracas, y que la entonces presidenta de Chile, Michelle Bachelet, también se excusaría.

Hubo otras posturas más fuertes. Los líderes de dos únicas misiones africanas con sede en la capital venezolana, Sudáfrica y Nigeria, dijeron que no permitirían que la cumbre se convirtiera en un vehículo de propaganda antiestadounidense.

Desacuerdo insistente

Una semana antes de la cumbre, el 18 de septiembre, el embajador Patrick Duddy envió otro cable al Departamento de Estado informando sobre los preparativos de la cita. Para la fecha aún no había un acuerdo sobre el tono de la declaración final y persistían los desacuerdos entre las delegaciones.

El embajador de Sudáfrica aseguró que los venezolanos carecían de la paciencia necesaria para las negociaciones multilaterales, y que el ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, se negaba a cambiar el tono del documento. Parecía un punto de honor.

Sudáfrica comenzó a negociar con Brasil un documento aparte, de dos páginas, para suprimir todas las loas a la Revolución Bolivariana. El embajador Bhekizzizwe Gila fue más allá y advirtió que la terquedad venezolana podría desembocar en la falta de consenso para dar a conocer una postura única de los asistentes. No hizo falta. El comienzo de las deliberaciones demostró la fractura del grupo. Chávez, afirma la embajada, encontró pocos interesados en su retórica anti-estadounidense y anti-capitalista. El delegado de Senegal, al final del primer día de actividades, afirmó que no entendía lo que iban a discutir porque desconocía el borrador. Varias delegaciones se mostraron en desacuerdo por la desaparición de la condena al terrorismo que se había incluido en las discusiones previas.

El gobierno de Venezuela, que se ha negado a llamar terroristas a las FARC en varias ocasiones, recibió un golpe cuando, según los diplomáticos de Brasil, Chile y Sudáfrica, se rechazaron en el texto la promoción de numerosos artículos del bolivarianismo chavista, o la condena a Israel por su incursión en Gaza. Los países visitantes lograron también evitar la tentación de convertir el documento en un contrapunteo de modelos económicos.

Chávez pudo firmar, fuera del marco de la cita, los acuerdos para promover proyectos regionales como el Banco del Sur, y tuvo además reuniones con Muammar Al- Gadafi, que había llevado a su ejército de amazonas y su Jaima. Allí sí descargó todo lo que fue frustrado en el formato de la Cumbre. Reivindicó el carácter revolucionario de su gobierno y homenajeó a Gadafi regalándole una réplica de la espada del libertador Simón Bolívar. Al mismo tiempo, las delegaciones asistentes se quejaron de la pésima organización. Un diplomático brasileño resumió así su experiencia en Margarita: “fue un horrible esfuerzo de organización, dentro de los estándares de Venezuela”.

El hotel Margarita Hilton pagó las consecuencias de la pésima organización del evento. Ya durante la cumbre Chávez había advertido que podría nacionalizar el alojamiento en el futuro. No esperó mucho tiempo. Quince días después fue estatizado por el gobierno venezolano. Según Chávez, la gerencia del hotel le había querido imponer condiciones “a un estado revolucionario” durante los días que duró la cumbre “y eso no lo iba a permitir”. La prensa especulaba que el gobierno había acumulado una enorme factura debido a la cumbre y no quería pagar. 
 
* El trabajo periodístico de revisión de los cables de WikiLeaks sobre Venezuela fue hecho entre SEMANA y el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela. Su publicación, se hace de forma simultánea en Semana.com y en Arman-do.info

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