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YO SOY ESPIA

Una familia norteamericana es acusada de espiar para los soviéticos

1 de julio de 1985

Los Walker podían simbolizar la típica familia norteamericana adulta: John, el padre, era un respetable hombre que se había retirado de la marina estadounidense tras 21 años de servicio en los siete mares.
Bárbara, su ex esposa, estaba separada del viejo marino hace algún tiempo.
Michael, un hijo de 22 años, se desempeñaba honestamente como radiotelegrafista militar. El cuadro lo completaban tres candorosas hijas.
Todo iba bien (pese al divorcio) hasta que al padre y al hijo se les ocurrió la idea de meterse de espías.
El viejo John (que sólo tiene 47 años) era además un próspero detective con oficina en Norfolk, Virginia. Michael, por su parte, trabajaba a bordo del temible portaaviones Nimitz, actualmente estacionado en Haifa Israel. El país que iría a salir beneficiado con la aventura emprendida por ellos (no se sabe bien qué los motivó) era la Unión Soviética, pues la pareja estaba dispuesta a suministrarle información secreta de la armada norteamericana.
En esta empresa venían trabajando sin contratiempos padre e hijo (no se sabe durante cuánto tiempo) hasta cuando Bárbara, la apacible madre de Michael, sintió miedo. Miedo--dijo más tarde-"por las actividades de mis familiares". Fue entonces cuando, en decisión que compartió con su hija Cynthia, corrieron a una oficina del FBI en Washington y le contaron todo a los policías. Ni cortos ni perezosos, los agentes secretos se dedicaron a vigilar a los espías. Tres meses estuvieron siguiéndolos con sumo sigilo hasta que un domingo, a mediados de mayo, John Anthony Walker, detective inexperto, arrojó por la ventanilla de su auto en marcha un misterioso paquete hacia los árboles de un espeso bosque en Maryland.
Los miembros del FBI que seguían al hombre recogieron el envoltorio y detuvieron al espía más tarde, en la habitación de un hotelito de Rockville, que está cerca de la capital federal.
¿Quién era el destinatario? Lo que el FBI ha dicho es que cuando estaban en la cacería de Walker vieron próximo a la escena a un diplomático soviético cuyo nombre aún es un misterio, y quien, según los policías secretos, se retiró de la floresta sin recoger cosa alguna. A Walker lo encontraron armado en su refugio. "Tenía una pistola, pero no opuso resistencia", se quejaron los sabuesos. Sin embargo asi fue como el viejo marinero con escasos dos años de prácticas detectivescas, fue a dar con sus huesos a la cárcel de Baltimore.
Su cómplice no corrió mejor suerte. Tres días después del suceso en el bosque. Michael Lance Walker fue arrestado a bordo del Nimitz. Los investigadores dicen haber encontrado cerca de la cama del joven radiotelegrafista una caja con una revista Playboy y 7 kilos de "papeles secretos".
Según el FBI, los documentos de John (129 folios) provenian del portaaviones atómico y contenian información sobre maniobras de despliegue naval soviético en el Mediterráneo.
Los datos más sensibles (movimientos de la Flota Mercante Rusa, de submarinos y buques militares soviéticos) parecen haber sido recogidos por los monitores del Nimitz. -