Lynndie England, reservista y la cara del escándalo de las torturas en Abu Ghraib en Keyser, West Virginia. | Foto: AP Foto/Vicki Smit

GUERRA EN IRAK

Abu Ghraib: una soldado que no se arrepiente

Lynndie England, reservista del Ejército, fue protagonista de las fotos que en 2004 recorrieron el mundo con los abusos a presos iraquíes en la cárcel en Bagdad. Dice que cumplió órdenes.

Alianza BBC
BCC Mundo
14 de agosto de 2009

Una mancha negra del conflicto en Irak fueron los abusos cometidos por soldados de Estados Unidos en la cárcel de Abu Ghraib.

Lynndie England, reservista del Ejército, estuvo en el ojo de la tormenta por las fotos que en 2004 recorrieron el mundo con los abusos a presos iraquíes en la cárcel en Bagdad.

England, que fue condenada y estuvo presa por estos hechos, no está arrepentida.

"Estados Unidos me ve como un villano, un monstruo, porque estuve en una foto por apenas un segundo", dijo en una entrevista con la BBC.

Llegó a Abu Ghraib, con apenas 20 años, en 2003 y aseguró que para ese entonces los soldados estadounidenses ya abusaban de los presos.

"¿Qué diablos está pasando?, pregunté. Vi cosas que no había visto antes. Y cuando lo cuestionamos en respuesta recibimos: 'Sí, esto tiene que hacerse. Haz lo que sea que te digan'".

"Entre los militares uno dice 'obviamente esto está bien'. Hay una cadena de mando que respetar. No voy a ser yo la que cuestione eso", agregó.

El rol del novio

England en realidad tenía un trabajo administrativo en la cárcel y no se suponía que debía estar en la zona de los detenidos, pero en el turno de la noche iba a visitar a su novio Charles Graner, que sí estaba allí.

Consultada sobre por qué hizo ciertas cosas, England aseguró: "Porque Graner dijo 'si me amas, haz esto', y supongo que en cierto punto no quería decepcionarlo porque me podría dejar y me sentiría sola en esta zona de guerra'.

England señaló que lo que hizo, por ejemplo en el caso de la fotografía donde sostiene una correa que está atada al cuello de un preso que aparece en el piso desnudo, "comparado con lo que ellos nos harían a nosotros eso es nada".

"Si lo piensas, al mismo tiempo ellos estaban cortando las cabezas de mis compañeros y quemando sus cuerpos, arrastrándolos por las calles de Bagdad, colgándolos de puentes", agregó.

"Esto sucede en Estados Unidos todo el tiempo. Capaz que no esa fotografía, pero tácticas de humillación similares, todos atraviesan cosas similares en campos militares".

England no condena este tipo de prácticas "si ayudan a conseguir alguna información que ellos puedan tener".

Y tampoco siente vergüenza por su actuación: "Hicimos lo que nos dijeron que teníamos que hacer".

Aunque sí lamenta el daño en las Fuerzas Armadas, "porque soy como una marca negra, la oveja negra de los militares".

A la cárcel
La justicia vio los hechos de otra manera. Fue sentenciada a tres años de cárcel y liberada al cumplir la mitad de la condena.

Su novio todavía cumple una pena de 10 años de cárcel por los abusos cometidos en Abu Ghraib.

"Soy una persona bastante buena y generosa, si se le pregunta a la gente que me conoce", aseguró England, de 26 años.

Toma antidepresivos y dice que nadie la quiere emplear. Y trata de evitar exponerse: dijo que "la gente la reconoce mucho cuando está en público, susurra, me mira".

Al principio recibió amenazas, pero recientemente no ha recibido ninguna. En una ocasión le dijeron a su madre que debería matarse por criar a alguien así.