Es una paradoja que justo antes de recibir el Nobel de Paz, Obama haya ordenado aumentar las tropas en Afganistán | Foto: AP/Archivo

ESTADOS UNIDOS

Un líder en guerra recibe Nobel de la Paz

El presidente estadounidense Barack Obama recibió este jueves en Oslo la medalla del premio Nobel de la Paz, cuando aún retumban en el mundo los tambores de la guerra en Afganistán que hizo sonar hace sólo nueve días.

Alianza BBC
Gerardo Lissardy de BBC MUNDO
10 de diciembre de 2009

La paradoja que envuelve a la ceremonia solemne en la capital noruega, a donde el presidente Barck Obama recibe este jueves el Premio Nobel de Paz, parece tan fuerte que la Casa Blanca anunció en la víspera que Obama buscará responderla en persona durante su esperado discurso. Pero el acto de defender la paz y justificar la guerra se presenta como delicado para Obama, cuando distintas encuestas de opinión reflejan dudas crecientes sobre sus méritos para recibir el mismo galardón que antes tuvieron personas como Nelson Mandela o la Madre Teresa de Calcuta. La controversia en torno al Nobel de la Paz para el actual comandante en jefe de las Fuerzas Armadas estadounidenses no ha cesado desde que el comité anunció su decisión el 9 de octubre. En aquella oportunidad, el comité destacó el compromiso de Obama con el “diálogo y las negociaciones” para resolver conflictos, y su voluntad de avanzar en el desarme nuclear y en la lucha contra el cambio climático. Lo que quedó claro, en todo caso, es que la decisión premiaba las intenciones y no los logros de un presidente que había asumido el cargo menos de nueve meses antes declarando el fin del unilateralismo de George W. Bush. El propio Obama se declaró “sorprendido” por el Nobel y negó que lo mereciera. La polémica creció con el anuncio de Obama el 1º de diciembre de que enviaría 30.000 soldados más a Afganistán, donde Washington combate al Talibán y la red Al-Qaeda desde los ataques de septiembre de 2001 en Estados Unidos. La cantidad de soldados estadounidenses asignados a esa guerra aumentará en total a 66.000 bajo el mando de Obama, que asumió la Presidencia de su país en enero pasado. Los combates cobraron intensidad; horas antes de la ceremonia del Nobel el general estadounidense que dirige las operaciones diarias de la OTAN en Afganistán admitió que pudieron haber muerto algunos civiles en un ataque lanzado el martes. Encuestas En medio de la controversia, los miembros del comité del Nobel dieron el inusual paso de defender públicamente su distinción a Obama. Esta semana, el secretario del comité, Geir Lundestad, aseguró en la radio noruega que el Presidente estadounidense ha buscado “comprometerse con una nueva vía en materia de política extranjera (y) cooperación”. Pero la decisión aparece difícil de vender, incluso a los estadounidenses. Una encuesta de la universidad estadounidense de Quinnipiac indicó que dos de cada tres personas en el país descartan que su Presidente haya hecho méritos para el Nobel. Esa proporción es aún mayor que la aparecida en octubre en un sondeo de la firma Gallup, según el cual tres de cada cinco estadounidenses negaban que Obama mereciera el máximo galardón de la paz. Los noruegos tampoco se muestran demasiado conformes: una encuesta divulgada por el diario local Verdens Gang indicó que apenas un tercio de los ciudadanos están de acuerdo con el Nobel para Obama. Un día especial Según el mismo sondeo, la mayoría de la población noruega también está molesta con la brevedad del viaje de un día de Obama a su país para recibir el premio, cuando las ceremonias suelen extenderse durante 72 horas. El presidente estadounidense ha descartado asistir al habitual concierto en homenaje al nuevo laureado con el Nobel de la Paz, o comer con el rey Harald, y ha eliminado muchos contactos de costumbre con la prensa. Obama es el tercer mandatario estadounidense en ejercicio que recibe el galardón (el primero fue Theodore Roosevelt en 1906) y su presencia en Noruega implica uno de los mayores operativos de seguridad que el país haya visto. El despliegue de miles de agentes de seguridad por tierra y aire en un país tranquilo, y una manifestación contra la guerra en Afganistán cerca del hotel de la ceremonia, también recuerdan a los noruegos que el Nobel de la Paz es especial este año.