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El ‘reality’ de la contienda republicana

¿Quién la tiene más grande? - Poco antes de abandonar la carrera presidencial, tras cargar durante semanas con el apodo de little Marco, el senador Marco Rubio notó que, pese a medir 1,88 metros, Donald Trump tiene manos pequeñas. “Y ya saben lo que dicen de quienes tienen las manos pequeñas”, insinuó con picardía en un mitin el 29 de febrero. Aunque agregó que “no se puede confiar en ellos”, todo el mundo entendió que se refería al tamaño de su pene. Cuatro días después, durante el penúltimo debate del Grand Old Party, Trump le pidió al público que dijera si era cierto que tenía manos pequeñas. Y, en uno de los momentos más vergonzosos de la campaña, se refirió a su entrepierna y dijo dos veces: “Les aseguro que no hay ningún problema”. Sin embargo, ese comentario de quinto de bachillerato no solo no le quitó votos, sino que le ayudó al magnate a vencer a Rubio en Florida.

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Empujones, mentiras y video - Su campaña tiene, además, listas negras de periodistas y ha instalado zonas de las que los medios no pueden moverse, como pudo comprobar Christopher Morris, un fotógrafo de Time a quien un miembro de los servicios de seguridad aplastó contra el suelo por salirse del redil. A principios de marzo, la periodista Michelle Fields pudo comprobar que tampoco las mujeres estaban a salvo de un tratamiento brutal. Tras un mitin en un campo de golf en Florida, se acercó a para hacerle un par de preguntas al candidato. Pero antes de que este le respondiera, su jefe de campaña, Corey Lewandowski, la agarró por el antebrazo y de un tirón la alejó de Trump. Durante semanas, la campaña negó los hechos. Cuando la grabación de una cámara de seguridad confirmó la versión de Fields, Trump defendió a Lewandowski diciendo que en el esfero que ella llevaba podía haber... una minibomba.

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Volver al pasado - Hace 16 años, Los Simpsons hizo una parodia de la película Volver al futuro. En esta, Bart viaja 30 años adelante en el tiempo, y se encuentra un país disfuncional, en el que su hermana Lisa acaba de ser elegida presidenta. Los problemas se deben a que el país está quebrado, pues el anterior mandatario fue nada menos que Donald Trump. “Era una advertencia para Estados Unidos”, le dijo a The Hollywood Reporter Dan Greaney. “Escogimos a Trump como presidente porque era la mejor manera de expresar que el país se estaba volviendo loco”. Hoy, con Trump diciendo que va a perseguir y castigar a las mujeres que han abortado, o amenazando con utilizar el arsenal nuclear gringo para detener a Estado Islámico, esa locura ha dejado de ser un chiste.

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Tu mujer es una... fea - Todo comenzó la semana pasada, con una foto erótica de Melania Trump publicada por un grupo de apoyo a Ted Cruz. En ella, la mujer del magnate aparece desnuda y mira lasciva a la cámara, sobre un lecho de pieles dentro de la cabina de un avión. “Conozca a su próxima primera dama. O, apoye a Ted Cruz este martes”, decía el aviso refiriéndose al caucus del 22 de marzo en Utah. El mismo día, Trump publicó un trino en el que amenazaba con prender el ventilador sobre Heidi, la esposa de Cruz. También, retuiteó un mensaje de un seguidor con una foto muy halagadora de Melania junto a una espantosa de Heidi, que incluía un mensaje venenoso: “Una imagen vale más que mil palabras”. Aunque Cruz ganó en Utah, reaccionó visiblemente afectado en una rueda de prensa en la que le dijo a Trump: “Déjela en paz, carajo”. Es comprensible: se le habían metido al rancho.

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El sobreviviente - “Esto es una locura. Es simplemente un delirio”, dijo a mediados de febrero el candidato y gobernador republicano de Ohio, John Kasich, durante el debate que su partido organizó en Carolina del Sur. Y, en efecto, durante ese evento, los ataques verbales entre el resto de los candidatos fueron particularmente violentos. Hoy, cuando solo quedan en la campaña Trump, Cruz y el propio Kasich, lo cierto es que este último aparece como un tipo decente al lado de la guerra personal que están librando entre sí los otros dos contrincantes. Y aunque la sinceridad no es uno de los rasgos distintivos de los políticos, fue difícil no creerle cuando dijo a principios de marzo durante el penúltimo debate republicano: “Soy el único adulto en el escenario”. El problema es que los votantes de su partido no quieren un adulto como candidato presidencial.

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Todos contra todos - “Si ven a alguien que va a lanzar un tomate”, dijo Trump a principios de febrero refiriéndose a los manifestantes que interrumpen sus discursos racistas, “métanle un buen coñazo: les prometo que voy a pagar los honorarios legales”. Aunque el magnate ha negado con cinismo que él haya incitado a la violencia –e, incluso, ha dicho que en sus mitines nadie ha sido lesionado– en más de una ocasión los enfrentamientos entre sus seguidores y los manifestantes han degenerado en batallas campales con varios heridos de lado y lado. En varias ocasiones, solo la presencia de la Policía ha evitado que se produzcan incidentes aún más graves. Pese a todo, Trump ha dicho que si no es elegido como el representante del Partido Republicano “habrá disturbios” y que él “representa a millones de personas”.

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La dictadura del 'rating' - “La popularidad no debería ser la medida a la hora de elegir políticos. Si fuera así, el Pato Donald y Los Muppets estarían en el Senado”, dijo en una ocasión el director británico Orson Welles. Aunque su comentario buscaba llamar la atención sobre los peligros de la democracia, en las elecciones de 2016 esta ha tenido algo de profética. Aunque nadie sabe con claridad qué políticas desarrollaría Trump de llegar a la Casa Blanca, el enorme reconocimiento que acumuló protagonizando su reality El aprendiz le bastó para entrar con pie derecho a la carrera electoral a mediados de 2015. Desde entonces, The Donald –como lo apodó su primera esposa, Ivana– se ha mantenido a punta de demagogia y de discursos incendiarios como el preferido de los votantes del Grand Old Party.

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