¿Corrupción republicana?

2 de octubre de 2005

Como si el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, no tuviera suficientes problemas con la vertiginosa caída de su popularidad, la semana pasada uno de sus más cercanos y poderosos aliados, Tom DeLay, líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, tuvo que renunciar temporalmente a su cargo. La razón es que está siendo investigado por supuesto manejo ilegal de dineros privados durante la campaña electoral. El radical DeLay es la segunda persona más influyente de su partido después del Presidente, y dirige la agenda legislativa de su partido en la Cámara. Además, es famoso por su capacidad para conseguir alianzas impensadas y recolectar fondos, por lo cual su ausencia será notable para los republicanos. Delay catalogó la acusación como infundada y declaró que se trata de una revancha por parte de los demócratas. Para Bush, este escándalo se suma a su criticada reacción tras el paso del huracán Katrina y a la cada vez más reprochada campaña en Irak.