A puño limpio

Los diputados ucranianos no encontraron una mejor forma de resolver sus diferencias que agarrarse a trompadas y lanzarse huevos. El motivo es la aprobación del tratado que permite a Rusia mantener su flota en Sebastopol, ciudad ubicada en la península de Crimea, hasta 2042. A cambio, Ucrania recibirá 75 millones de euros anuales y obtendrá 30 por ciento de descuento en el precio del gas durante los próximos 10 años. Aunque el agarrón dejó a dos legisladores heridos, el presidente de Ucrania, Víctor Yanukóvich, logró salirse con la suya, pues el acuerdo ratifica sus intenciones de dar privilegio a las relaciones con el país vecino, algo que no ocurría con el anterior gobierno liderado por los herederos de la pronorteamericana Revolución Naranja.