Siguen las protestas

En un claro desafío a la Junta Militar, un centenar de monjes budistas se manifestaron de nuevo el miércoles en las calles de Pakokku, la ciudad donde se desencadenó la masacre en la que murieron unos 200 religiosos el pasado septiembre. “Queremos productos básicos a precios más bajos, reconciliación nacional y que Aung San Suu Kyi (líder opositora democrática) sea liberada inmediatamente”. Además, por estos días Human Rights Watch difundió un documento en el que acusa a la Junta Militar de secuestrar y comprar niños (muchos menores de 10 años) para alistarlos en las tropas de las fuerzas de seguridad. Según el informe, 20 antiguos soldados reconocen que sus unidades estaban formadas al menos por un 30 por ciento de menores de 18 años. Con este panorama, en la antigua Birmania ya nadie parece confiar en una salida distinta al cambio de régimen.