¡VIVA CRISTO REY!,

26 de octubre de 1992

LA NOTICIA DE LA REconciliación entre México y la Santa Sede indica hasta qué punto el presidente Carlos Salinas de Gortari aplica el pragmatismo en su gobieno.
El rompimiento con la Santa Sede proviene de mediados del siglo XIX, cuando Benito Juarez tras ganar la Guerra de la Reforma, separó a la Iglesia del Estado y confiscó sus enormes bienes para neutralizar su poder económico y político, vinculado entonces con el conservadurismo. Aunque se trataba de medidas coyunturales, quedaron consignadas en la Constitución de 1870 y se enquistaron firmemente después de la Revolución iniciada en 1910. Desde entonces el Estado mexicano se convirtió en uno de los más anticlericales del mundo, la educación religiosa quedó prohibida en los planteles oficiales, los religiosos no podían salir a la calle con sus hábitos, ni las comunidades podían tener bienes. Pero aunque la inmensa mayoría de los mexicanos es católica y hasta los funcionarios oficiales envían a sus hijos a las escuelas de catequesis, ningún gobierno había querido enfrentar esa discrepancia entre la ley y la realidad.