Germán Vargas Lleras. | Foto: Daniel Reina

ENTREVISTA

"Vamos a derrotar a las FARC, pero en las urnas"

Después de años de silencio, el vicepresidente Germán Vargas Lleras se refirió a los acuerdos pactados en La Habana. Apoya el 'Sí' al plebiscito, pero le preocupa la justicia transicional.

27 de agosto de 2016

SEMANA: Usted había dicho que no hablaría sobre los acuerdos con las Farc hasta que estos se conocieran totalmente. Ahora que fueron publicados, ¿cuál es su opinión sobre ellos?

GERMÁN VARGAS LLERAS: Lo primero es la esperanza que produce que, después de más de 30 años de intentos fallidos desarrollados por todos los gobiernos desde 1982, tengamos un acuerdo cerrado y definitivo que pone fin al conflicto y conduce a la desaparición de las Farc como organización armada. Un nuevo fracaso habría sido devastador para el ánimo de los colombianos. Se trata de un éxito incuestionable del presidente Juan Manuel Santos que los colombianos de hoy y del futuro le reconocerán.

SEMANA: ¿Y cómo vio los contenidos?

G.V.L.: Tengo que destacar el nivel de detalle en los mecanismos de verificación para el cumplimiento de lo pactado, que garantiza que durante el proceso de desmovilización y entrega de las armas haya un monitoreo efectivo, tecnificado y oportuno, y procedimientos concretos para resolver las dificultades que surjan. También merece elogio el minucioso diseño que no se presta a equívocos para la desmovilización por parte de las Farc. Se nota un encomiable celo por prevenir cualquier tropiezo y garantizar que no haya trampas de ningún tipo en el cumplimiento de las obligaciones asumidas por las Farc.

SEMANA: ¿Qué más le pareció positivo?

G.V.L.: De la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) me gusta que, por encima de todo, estimula que los investigados digan la verdad sobre su participación en los delitos cometidos en todos estos años. Un guerrillero que cuente todo aquello en lo que estuvo involucrado tiene mucho que ganar, incluido pagar penas alternativas diferentes a la cárcel, haciendo trabajos comunitarios o colaborando con el desminado. Y quien no lo haga tiene mucho que perder, pues se expone a largos años de cárcel efectiva. Si no dice la verdad y las investigaciones así lo verifican, cae sobre él la máxima pena.

SEMANA: ¿Qué le pareció mal? ¿Hay algo que le preocupe de los acuerdos?

G.V.L.: En este mismo punto de la Jurisdicción Especial para la Paz, hay razonables inquietudes en muchos sectores del país.

SEMANA: ¿En qué sentido?

G.V.L.: La Jurisdicción de Paz tendrá competencia no solo sobre los exmiembros de las Farc y los integrantes de la fuerza pública, sino sobre aquellos civiles que directa o indirectamente hayan tenido alguna participación en, por ejemplo, la financiación de grupos armados ilegales. Un empresario que pagó porque lo estaban extorsionando tendrá que demostrar que lo extorsionaban, y eso no es sencillo porque una extorsión no se hace por medio de un documento escrito con firma responsable. Otros pagaron por temor, porque un grupo armado dominaba la zona donde operaban sus negocios y ese miedo los llevó a pagar.

El ámbito parece demasiado amplio y eso podría conducir a que la Jurisdicción de Paz procese a un empresario como financiador de la guerra, porque alguna vez tuvo que pagar una plata a un grupo armado para que le dejara pasar un camión con sus mercancías. Si a eso le agregamos el riesgo de los falsos testigos, el escenario da para preocuparse.

Aquí la reglamentación que el gobierno lleve al Congreso es fundamental, para que en verdad la JEP se dedique a investigar y procesar a los responsables de las conductas criminales cometidas sistemáticamente, a los autores materiales e intelectuales de delitos atroces y de crímenes de lesa humanidad y a los grandes financiadores de los grupos armados. Si la Jurisdicción de Paz se dedica a cada episodio menor en esos 50 años de guerra, no solo no va a acabar nunca, sino que corre el riesgo de cometer injusticias.

SEMANA: Algunos sectores han cuestionado que crear la Jurisdicción de Paz implica desconocer a la Fiscalía, a los jueces y hasta a las altas cortes. ¿Qué opina al respecto?

 G.V.L.: Si bien es entendible que, por las particulares circunstancias de este proceso, haya sido necesario crear una jurisdicción como esta, discrepo de las excesivas facultades que se le están otorgando. No comparto, en lo absoluto, que pueda revisar sentencias en firme, emitidas por la jurisdicción ordinaria, como la sala de casación penal o los tribunales. También valdría la pena precisar por cuánto tiempo operará la Jurisdicción de Paz, de modo que no vaya a ser indefinida y termine sustituyendo el actual sistema judicial. Porque si algo hay que destacar de este acuerdo es que respeta la institucionalidad del Ejecutivo y del Legislativo, pero no así la de la Rama Judicial. A este respecto, me ha sorprendido mucho el silencio guardado por los voceros de la Corte Suprema.

SEMANA: ¿Es cierto, como dicen algunos círculos políticos, que usted ha preferido eludir el tema del proceso de paz porque no está de acuerdo?

 G.V.L.: Si algo me reconocen tanto amigos como contradictores es que digo lo que pienso y nada me callo. Si no estuviera de acuerdo con el proceso lo habría dicho hace tiempos. Estoy convencido de que la apuesta por la negociación fue el paso correcto frente a una guerrilla que había sufrido durísimas derrotas militares, gracias al sacrificio y profesionalismo de nuestra fuerza pública.

Quiero agregar que las funciones del vicepresidente son las que de manera clara y específica me asignó el señor presidente y que se circunscriben, de manera exclusiva, a la coordinación de las áreas de vivienda, infraestructura y agua potable. He respetado de modo riguroso esos límites y, en esa medida, he evitado opinar sobre cualquier asunto que esté fuera de mis competencias. ¿O acaso alguien me ha visto opinar sobre temas de salud, empleo, agricultura, telecomunicaciones, relaciones exteriores, comercio o industria? 

En el tema de paz evité hacerlo mientras avanzaban las negociaciones, pues además de no ser mi función, no tenía la información detallada de un proceso que se estaba desarrollando y no había concluido. Ahora, con los acuerdos terminados y tras haberles dado una primera lectura en detalle, me animo a hacerlo.

SEMANA: Usted es víctima directa de las Farc. ¿Está dispuesto a perdonarlas por los dos atentados que le han hecho?

G.V.L.: Aunque nunca se han esclarecido del todo esas autorías, y ojalá eso ocurriese en la nueva jurisdicción, no dudo que al menos uno de los atentados tuvo origen en las Farc. Pero mi caso personal no condiciona la objetividad de la valoración que hago de los acuerdos alcanzados en La Habana. Hay millones de víctimas que merecen mucha más atención y que esperan, con razón, el estricto cumplimiento de los postulados de verdad, justicia y reparación que los acuerdos prometen.

SEMANA: ¿Qué opina de las cinco curules en el Senado y las cinco en la Cámara a que tendrán derecho las Farc, ya convertidas en movimiento político sin armas?

G.V.L.: El partido político que surja de las Farc ya desarmadas saldrá a conseguir votos entre los electores, y si con esos votos consigue una, dos o más curules en cada Cámara, esas que consiga se descontarán de las cinco que tiene como una garantía mínima. Me parece un número razonable y me parece bien que sea después de una campaña electoral en la que salgan a competir con los demás partidos, y no como una simple asignación a dedo. Uno supone que las Farc van a querer conseguir la mayoría de sus curules, si no todas, con votos y no por asignación directa.

Pero en lo que a mí respecta, iré a la próxima campaña a enfrentarlos en la plaza pública y a derrotarlos con los mecanismos de la democracia. Porque una cosa es que muchos compartamos que mediante este acuerdo podremos recuperar la paz, aceptando los sacrificios que el acuerdo impone, y otra muy distinta que esta sea el preámbulo, como algunos sueñan, para entregarles a las Farc el gobierno y la conducción de la Nación. Qué bueno que sea en las urnas donde tengamos ahora la oportunidad de derrotar a las Farc.

SEMANA: ¿Cómo vio los acuerdos que tienen por objeto reparar a las víctimas, en materia de verdad, justicia y reparación?

G.V.L.: Es uno de los apartados más ambiciosos de lo pactado. Y en los tres campos, el desafío es enorme. Alcanzar la verdad sobre episodios que han cubierto más de medio siglo es una tarea descomunal. En cuanto a la justicia, como ya dije, la nueva jurisdicción deberá concentrarse en las conductas más relevantes para no empantanarse. En el tema de reparación, hay un doble esfuerzo por realizar. Primero, desde el punto de vista fiscal, pues reparar a millones de víctimas implica acopiar decenas de billones de pesos. Y segundo, porque habrá que hacer una ardua tarea para ubicar bienes y fortunas de las Farc y de otros grupos armados para que esos recursos contribuyan a las tareas de reparación. El fiscal general ya anunció que los mecanismos de extinción de dominio de esos bienes de origen ilícito se usarán para caer sobre todos los activos relacionados con las Farc.

 SEMANA: ¿Cómo va a votar el plebiscito?

 G.V.L.: Votaré Sí, porque aún con estas observaciones y con las comprensibles preocupaciones que surjan con la reglamentación del acuerdo, si las Farc cumplen, Colombia podrá cerrar por fin, y ojalá para siempre, este terrible capítulo de su historia.

SEMANA: ¿Cambio Radical, su partido, apoyará los proyectos que el gobierno lleve al Congreso, con el mecanismo de ‘fast track’, para convertir en normas los acuerdos de La Habana?

G.V.L.: Hace mucho tiempo que no participo en las deliberaciones de la bancada de Cambio Radical. Esa bancada ha votado todas las iniciativas que, sobre las materias de paz, ha presentado el gobierno. Y no me cabe duda de que, haciendo sus propios aportes y en algunos casos poniendo de presente las inquietudes que surjan, continuará haciéndolo. Tengo que decir que los parlamentarios de Cambio Radical han sido menos escépticos del proceso de paz de lo que yo, por momentos, he sido.

SEMANA: En La U y en el Partido Liberal han señalado que su apoyo a la paz es débil y que escasamente en una rueda de prensa se puso la palomita en la solapa. ¿Qué les responde?

G.V.L.: He evitado inmiscuirme en la competencia de quién sale en más fotos con la palomita. Eso se los dejo a otros que de seguro están pensando más en sus cuotas burocráticas y en sus propios intereses que en el proceso de paz.

SEMANA: ¿Cuáles son los principales desafíos del proceso de paz para llevar a la práctica lo pactado?

G.V.L.: Son muchos pero quiero destacar sobre todo el desafío económico: urge que en el gobierno hagamos una reflexión abierta y descarnada de la situación fiscal, que es muy delicada. Sobre todo porque los acuerdos implican un esfuerzo de gasto descomunal en el pago a las víctimas, en los costos de la Jurisdicción Especial, en el sostenimiento de los desmovilizados y en los muy ambiciosos programas de desarrollo rural contemplados en el capítulo agrario de los acuerdos.

SEMANA: ¿Es cierto que dejará el gobierno para ser candidato, antes de finalizar el año?

G.V.L.: Me vienen preguntando lo mismo desde el día en que asumí la Vicepresidencia. Estoy dedicado de lleno al cumplimiento de mis funciones y así pienso seguir haciéndolo por un buen rato.

SEMANA: ¿Cómo están sus relaciones con el presidente?

G.V.L.: ¿Y a qué viene esa pregunta? Han sido y son excelentes. Vivo muy agradecido con las oportunidades que me ha brindado y con el apoyo permanente que de él he recibido para sacar adelante los logros en infraestructura, vivienda y agua potable.