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14 CONFIDENCIALES SOBRE MICHELSEN

13 de febrero de 1984

¿A QUIEN LE PRESTABA EL BANCO?
El destinatario final de los préstamos nunca fue un directivo del Banco o del Grupo como persona natural, sino entidades controladas por el Grupo y dedicadas a una actividad comercial, industrial o financiera definida. En cambio, las sociedades que recibieron en primera instancia los préstamos como Ulises y otras, sí eran compañías de "bolsillo" del Grupo, que fueron las denunciadas recientemente por El Espectador, y que nunca resultaron ser destinatarias finales de un préstamo, sino intermediarias que a su vez le prestaban a las entidades con actividad real.

¿PARA QUE LOS PRESTAMOS?
Las compañías reales que finalmente recibían los préstamos le debían 2.500 millones de pesos al Grupo desde los días del problema de los fondos de inversión, en que estos recursos habían sido utilizados para atender retiros de los mismos. Como las acciones que estas compañías habían adquirido con el crédito inicial estaban en baja y al mismo tiempo corrían los intereses del préstamo inicial no estaban en condiciones de cancelar ni el crédito ni los intereses causados. Entonces optaron por renovar los préstamos, cancelando los intereses gracias a los nuevos créditos obtenidos a través de las compañías de "bolsillo". En otras palabras, el Banco de Colombia estaba financiando los intereses que le debían a si mismo las compañías del Grupo. Muchas veces el dinero ni siquiera salía del Banco para dar la vuelta Banco-intermediario-compañía real-Banco, sino que la operación se llevaba a cabo por medio de notas de contabilidad. El Grupo había tomado este sistema como una financiación puente mientras mejoraban las condiciones para liquidar acciones o activos.

¿ES ESTO ILEGAL?
Técnicamente nó. Ninguna de las demandas elevadas en contra de directivos del Grupo contiene una denuncia al respecto. Paradójicarnente, las funciones que cumplen las compañías de "bolsillo" como intermediarias es lo que legaliza la operacion y evita la violación del Decreto 2920, expedido antes de estas operaciones, y que tenía entre otras metas la de evitar los llamados autopréstamos.

ENTONCES, ¿CUAL ES LA NUEVA ACUSACION?
La nueva acusación no es aún de conocimiento público. SEMANA pudo establecer que la demanda de la Superintendencia Bancaria se basa en préstamos de entidades del Grupo a favor de la compañía de financiamiento comercial Titulos Grancolombiano S. A. Esta era una captadora de ahorros que pertenecía a la categoría de las que hasta la expedición del Decreto 2920 podían recibir depósitos del público sin estar sujetas a la vigilancia de la Superintendencia. Este decreto obligaba a desmontarlas en dos años y en el momento de su expedición, la compañía tenía captados más de 4 mil millones de pesos del público. Estos dineros estaban invertidos en un portafolio que contenía acciones del Banco de Colombia, Pronta, Cine Colombia y otras entidades del Grupo. Titulos Grancolombiano S. A. tiene el 23 por ciento de las acciones del Banco de Colombia siendo así su principal accionista. La Superintendencia denuncia que Titulos Grancolombiano, para poder desmontarse en dos años sin liquidar su portafolio de acciones y perder el control de las compañías obtuvo créditos de entidades del Grupo, incluyendo al Banco de Colombia y Pronta S. A., que superaban los límites legales autorizados, y alcanzaban la suma de 3 mil millones de pesos. De estos, alrededor de 500 millones habrían sido prestados por el Banco de Colombia. Esta conducta, según la Superintendencia, violaría el Decreto 2920 pues se habría utilizado el ahorro privado para mantener el control de entidades financieras y otras empresas.

LA JUNTA Y EL 2920
La Junta del Banco de Colombia, cuando fue expedido el Decreto 2920, decidió pedir un concepto jurídico para evaluar las implicaciones que éste tendría en la relación financiera entre el Banco y el Grupo. Se solicitó un concepto del penalista Jorge Enrique Gutiérrez Anzola. Posteriormente se solicitó otro del ex superintendente bancario Miguel Aguilera el cual no llegó a concretarse. No habiéndose definido el problema en la época de la reunión de la asamblea, 4 meses depués de la expedición del decreto, algunos miembros de la Junta optaron por seguir como simples asesores sin poder decisorio en un nuevo ente llamado el Consejo Consultivo. En ese momento la junta directiva quedó integrada principalmente por funcionarios del Grupo y accionistas. El Consejo Consultivo quedó integrado por Pedro Gómez, Douglas Botero Boshell, Nicolás Gómez Dávila, José Félix Patiño, Francisco Pizano de Brigard, Eduardo Carrizosa y Guillermo Murcia Carrizosa.

COMO UN LEON
El enfriamiento de las relaciones entre Alcides Caicedo y los demás directivos del Grupo Grancolombiano tiene su origen en el hecho de que el vicepresidente del Banco, cuando rectificó el 5 de septiembre una información del diario El Espectador según la cual se habría beneficiado personalmente con créditos del Banco, simultáneamente se dirigió a la Superintendencia Bancaria para aclarar las relaciones financieras entre el Grupo y el Banco. En el Grupo consideran que esto desató la acción del gobierno que culminó en la crisis. Curiosamente, Caicedo siempre se consideró como un hombre del Banco y no del Grupo, a tal punto que cuando entidades del Grupo requerían créditos del Banco, él imponía las mismas condiciones que a cualquier otro cliente, lo cual le granjeó ocasionalmente encuentros con directivos del Grupo.

TRES MESES DE ESPERA
Los directivos del Grupo Grancolombiano piensan que el gobierno en ningún momento pensó en negociar el pago de las deudas del Grupo con el Banco, sino que desde el comienzo de la investigación estaba decidido a "tomarse" el Banco. Una de las razones que los ha llevado a esta conclusión es que la Superitendencia Bancaria recibió una carta, pocos días después de la de Caicedo, en la cual Michelsen proponía una fórmula de arreglo para la cancelación de las deudas. La respuesta negativa a esta carta tardó tres meses y medio, para llegar el 28 de diciembre, lo cual los ha llevado a pensar que el gobierno esperó intencionalmente que se acercara la fecha del cierre bancario de fin de año para precipitar la crisis.

LA FORMULA DE MICHELSEN
La formula de Michelsen para que las empresas del Grupo le pagaran al Banco los 5 mil millones de pesos que le debían, contenía 4 puntos. A) El pago de mil millones de pesos con las acciones del portafolio de las empresas deudoras que escogiera la Superintendencia. B) 900 millones de pesos de acciones de Papelcol a un precio de 200 pesos cada una. C) Granfinanciera S. A. emitiria bonos de garantía general que compraría el Banco de Colombia y con ese dinero, Granfinanciera aumentaría el capital en las empresas filiales donde había invertido y las empresas destinarían esos nuevos recursos para pagarle al Banco unos 1.250 millones de pesos. D) La firma Inversiones Bogota desarrollaría un plan de vivienda económica en la urbanización Marruecos cuyo costo, para 3.250 casas, era de 2.000 millones de pesos y cuyo precio de venta alcanzaría los 3.250 millones de pesos. Esas casas serían permutadas a una de las empresas del Grupo que más le debían al Banco, por terrenos que habían sido recibidos en la liquidación de las acciones de la Nacional de Chocolates y vinculados al fideicomiso. Esa operación permitiría cancelar cerca de 1.500 millones de pesos. Por distintas razones, el gobierno rechazó uno a uno los cuatro puntos. Posteriormente, funcionarios del equipo económico reconocieron no haber comprendido bien el punto B que a la larga hubiera sido viable.

EL DIA DECISIVO
El día decisivo para el futuro del Banco de Colombia fue el día de la Inmaculada Concepción. En efecto, el 8 de diciembre, se reunieron, a pesar de ser festivo, desde las seis de la mañana hasta las doce del día, el Presidente Betancur y su ministro de Hacienda, Edgar Gutiérrez Castro. Al término de esas seis horas había quedado sellada la suerte del Banco de Colombia.

INTERVENCION DE PASTRANA
Michelsen cree que la persona que arregló su entrevista con el Presidnte de la República fue el ex presidente Misael Pastrana Borrero. Después de haber recibido la carta de la Superintendencia el 22, Michelsen comenzó a llamar a Betancur para saber si éste estaba enterado del contenido de la misiva. Llamó a las 7 y 30 de la noche y le dijeron que no se encontraba en el despacho. Una hora después, le dijeron que había salido a una reunión. A las 8 de la mañana del día siguiente, le contestaron que había volado de madrugada a Puerto Carreño. En ese momento Michelsen concluyó que el Presidente no quería hablar con él y decidió enviar ante el ex presidente Pastrana, una comisión integrada por Armando Carbonell y Salvador Otero para solicitarle que intercediera en el asunto. Pastrana responde al mediodía que no puede intervenir por considerarlo un asunto muy delicado. Pero se despide de ellos recomendándoles que Michelsen insista con una nueva llamada al Presidente. En la tarde, el presidente del Banco de Colombia llama a Palacio y es comunicado inmediatamente con Betancur, quien lo cita para el día siguiente a las 10 de la mañana. ¿Cómo no iban a pensar los directivos del Grupo que Pastrana había conseguido la cita?

A GORRAZOS
En la reunión que tuvo lugar entre el Presidente de la República y Michelsen el 24 de diciembre por la mañana, el entonces Presidente del Banco le dijo al primer mandatario en relación con la carta de la Superintendencia sobre la conveniencia de llevar a cabo cambios en la plana mayor del Banco: "Yo no me dejo sacar a gorrazos", a lo que Betancur respondió: "Tu decides si te quedas o te sales".