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| Foto: Daniel Reina

CONMEMORACIÓN

"A Juancho siempre lo recordaremos"

Carlos Carrillo se salvó, pero perdió a su hijo, quien había sido el motor de la familia cuando su esposa falleció años atrás.

2 de febrero de 2013

Carlos Carrillo fue el último socio que los socorristas sacaron con vida del club. Ya habían incluido su nombre en una lista de personas fallecidas que habían enviado a los noticieros, y por eso su hija Diana no creyó cuando le avisaron que estaba vivo. Pero su hermano menor, Juan Sebastián, Juancho, de 9 años, murió asfixiado.


Segundos antes de que estallara la bomba, Carrillo estaba en la taberna del quinto piso con Juancho y su otra hija, Paola. La explosión dejó a Carrillo inconsciente y le quebró los pies. Cuando volvió en sí, vio a su hija herida y le dijo que saliera, mientras él se arrastraba hasta una pared para resguardarse del fuego. Justo cuando sentía que iba a morir, lo rescataron.

Lo más doloroso de la recuperación no fueron las cirugías ni las terapias que lo hacían llorar, sino no haber podido presenciar el funeral de Juancho. Diez años después, Carrillo sigue esperando que el Juzgado Octavo Penal del Circuito Especializado le permita exhumar el cadáver de su hijo para cremarlo y llevar sus cenizas a otro lugar. Ni la terapia sicológica, ni el apoyo de amigos y familiares, ni el soporte del club (por el que siente un profundo agradecimiento) le han permitido recuperarse de la pérdida de su hijo. “La cojera no la siento, el dolor no existe, pero el vacío que dejó no se llena nunca”, dice entre lágrimas mientras recuerda lo difícil que fue para él recibir el año pasado el diploma póstumo de su hijo, que en enero habría cumplido 19 años.