“A la Universidad del Rosario le vienen semanas cruciales”: el agitado debate por la elección del nuevo rector

SEMANA: Hace unos días, 820 egresados de jurisprudencia firmaron una carta sumándose a las voces que pedían la salida del rector. ¿Qué piensa de que esa decisión finalmente la haya tomado la consiliatura?

Humberto Izquierdo (H. I.): Que la institucionalidad centenaria no dejó de funcionar y en últimas terminó adoptando la decisión que tarde o temprano iba a imponerse: la salida de Cheyne. Tristemente tuvo que ser despedido, en lugar de haber renunciado, como era lo ideal para él y para la Universidad, que ahora tendrá que definir si lo indemniza y en qué medida.

Por otra parte, la consiliatura envió un buen mensaje al encargar al vicerrector y darle el mandato claro de elegir un nuevo rector a la mayor brevedad, por lo que resta del período. La pregunta ahora es si el colegio elector (consiliarios y colegiales) van a saber rodearse de todos los grupos de interés, profesores, estudiantes y egresados, para que el proceso de elección ofrezca las garantías que la comunidad rosarista está esperando para poder confiar, de verdad, en el nuevo rector, a quien le corresponde liderar una nueva etapa de transformación en la historia centenaria del Rosario. Para mi gusto, la clave está en encontrar un sano equilibrio entre institucionalidad y participación.

SEMANA: La crisis que se ha vivido estas semanas ha dejado en evidencia muchos malestares dentro de la Universidad. Una de ellas tiene que ver con la forma de gobierno. ¿Usted cree que hay que replantearla?

H. I.: Sin duda. Creo además que hay un consenso porque la consiliatura, por un lado, anunció mesas de trabajo con ese propósito, y los estudiantes, los profesores y los egresados, por el otro, han abierto un sinnúmero de espacios de participación en los cuales se ha ratificado esa necesidad. La pregunta difícil no es entonces si hay que revisar las constituciones. La cuestion crucial, más bien, es cómo hacerlo. Y para responder esa pregunta el primer paso es entender cuál fue la causa del problema que nos trajo hasta aquí, para así poder saber a ciencia cierta cuáles serían las medidas para superar esas causas. Esa es una de las grandes conclusiones que rescato de la asamblea celebrada ayer (sábado), por los egresados de la facultad de jurisprudencia, que nos organizamos bajo el liderazgo de los últimos 20 expresidentes del Consejo Estudiantil y del siempre vigoroso Colegio de Abogados Rosaristas. Un detalle no menor es que esa idea la planteó Óscar Ortiz, uno de los artífices de la séptima papeleta.

SEMANA: ¿Cuál es e lo significado de lo que sucedió en el Rosario esta semana?

H. I.: Que la Universidad del Rosario por fortuna no ha dejado de ser lo que es: un equilibrio entre la estabilidad y la seguridad propias de la tradición, y la creatividad, la apertura y la rebeldía propias de las nuevas generaciones. Nova et vetera, como reza nuestro lema.

En otras palabras, el significado de este interesante movimiento al que orgullosamente pertenezco, como egresado, es que el Rosario tiene una institucionalidad preparada para renovarse constantemente, incluso cuando las aguas se hacen difíciles de navegar. Se demostró que la institucionalidad no pasa solamente por el cuerpo directivo, sino también por sus grupos de interés, que están de tiempo atrás organizados en organizaciones como el Consejo Superior Estudiantil, la Asociación de Egresados y el Colegio de Abogados Rosaristas, entidad sin ánimo de lucro que el año pasado conmemoró sus primeros 40 años.

Esas instituciones de los egresados estamos listos a concurrir cuando el rector, la consiliatura y la colegiatura nos llame a participar no solamente del proceso de renovación del gobierno universitario, sino también de la elección del nuevo rector, que a mi juicio es la prioridad.

SEMANA: ¿Qué viene para la universidad?

H. I.: Semanas y meses cruciales porque se va a definir nada menos que la persona que va a liderarnos hacia el rumbo que todos queremos. Mientras no se elija un rector rosarista, intachable, con una trayectoria ejemplar, absolutamente ajeno a la administración de Alejandro Cheyne, con mente abierta, liderazgo y credibilidad suficiente para conducir a toda la comunidad, difícilmente vamos a poder avanzar hacia el proceso de revisión de nuestro gobierno universitario.

SEMANA: ¿Qué espera como egresado que suceda en el debate que se abre para la elección de un nuevo rector?

H. I.: Primero, eso que usted señala, que haya verdadero debate; es decir, que el proceso de elección se siga de manera transparente, respetuosa, incluyente, de cara a la comunidad y teniendo en cuenta la opinión de los egresados, que somos algo así como estudiantes retirados, que no sentimos tan directamente las consecuencias de las decisiones en el día a día universitario, y por la misma razón se nos facilita analizar las circunstancias con algo de ecuanimidad.

Tenemos que hacerlo. Finalmente, el valor de nuestro título y de nuestro prestigio es el que está en juego. Por fortuna, a ningún abogado rosarista se le ha ocurrido siquiera descolgar su diploma y ahora más que nunca lo primero que busca es un rosarista recién graduado para fortalecer su equipo de trabajo. Yo mismo acabo de contratar a un estudiante de décimo semestre para la oficina. Paradójicamente, el perfil del rosarista se cotiza al alza: el Rosario no solo prepara grandes abogados y mejores personas, sino que forja líderes que defienden causas nobles de manera firme y con altura, como lo hicimos esta semana con nuestra propia casa.

Es que esta es la casa de donde salieron líderes de la emancipación, de la Séptima Papeleta, así como los ministros más destacados y los socios de las empresas de servicios legales de mayor renombre en el país. Es con estos egresados de jurisprudencia con quienes puede contar el colegio elector, ahora que tanto necesita elegir el mejor rector, y hacerlo de manera legítima. El rector encargado anunció apertura frente a las ideas y diálogo con todos los sectores. Aquí estamos, listos para ayudar.