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El ELN acaba de terminar su IV Congreso, con presencia de todos sus jefes principales: Nicolás Rodríguez ('Gabino'), 'Antonio García', 'Pablo Beltrán' y 'Ramiro Vargas'. Su discurso es radical, pero sin embargo no rechaza al gobierno actual como interlocutor

paz

¿A qué juega el ELN?

Los antecedentes no invitan al optimismo, pero en los recientes contactos entre el gobierno y el ELN hay elementos nuevos, como la presencia de Hugo Chávez.

23 de septiembre de 2006

Esta semana el canal Telesur, la cadena internacional del gobierno venezolano que ya empieza a verse en Colombia, presentó como primera noticia de su emisión central un informe exclusivo que resumió las conclusiones a las que llegó el ELN en su cuarto congreso nacional celebrado en "las montañas de Colombia" entre junio y julio de este año.

En las imágenes aparecen los cuatro hombres que integran el Comando Central. Nicolás Rodríguez alias 'Gabino', 'Antonio García', 'Pablo Beltrán' y 'Ramiro Vargas'. Todos tienen uniforme camuflado y detrás, una pancarta que le dedica el encuentro a su comandante Manuel Pérez y a Óscar Santos, el quinto miembro del Coce, fallecido este año por una enfermedad, según informó el propio ELN.

De la reunión de los comandantes llama la atención la presencia de Ramiro Vargas, quien casi de forma permanente está en La Habana, y su movilización. Y la reaparición de Gabino y Pablo Beltrán, dos de los jefes guerrilleros a los que no se les veía desde las épocas de los procesos de Pastrana.

La conclusión más destacada del congreso, según consta en los documentos publicados posteriormente en la página web de la organización, es la propuesta de un nuevo gobierno como camino para alcanzar la paz. El ELN le da fuerza a esta fórmula justo cuando está a punto de comenzar en Cuba una nueva ronda de conversaciones exploratorias que mantienen con el gobierno del presidente Uribe desde 2005.

Pero esto no significa que esté rechazando al gobierno actual. Por el contrario, es una propuesta que les pone contenido a las conversaciones hasta ahora muy preliminares con el gobierno. El ELN en esa declaración asegura que todos sus dirigentes apoyan el proceso actual y que "alientan" a seguir en la búsqueda de la solución política. La verdad es que de nuevo y a pesar de que al ELN lo persigue el síndrome del pastorcito mentiroso, vuelven a sentirse aires optimistas y se esperan buenas nuevas.

El escenario venezolano sin duda es una de las novedades que permite pensar que la cosa no avanza en vano. Se sabía que Antonio García utilizaba la vía de Caracas para salir del país y llegar a La Habana, pero lo hacía de forma clandestina. Esta vez no ha sido así. García está abiertamente en Venezuela concediendo entrevistas y acompañado desde hace 15 días por Francisco Galán quien, autorizado por el gobierno de Colombia, está allí para adelantar los preparativos de la reunión de Cuba. El apoyo de dos presidentes tan influyentes en el pensamiento del ELN, y con posibilidades de abrirles espacio político, es un factor de peso para las etapas futuras. También son un activo para el presidente Álvaro Uribe, porque pueden fortalecer la confianza sobre las intenciones de los elenos.

Se especula que en este tiempo se han intercambiado propuestas con el gobierno y que al parecer habría temas muy adelantados en cuanto a la eventual participación del ELN en la política nacional como un grupo político. Esta semana precisamente Antonio García, representante del Comando Central en la mesa exploratoria con el gobierno, habló entre otros temas de la idea de solicitar una amnistía para los presos de su organización que están en la cárcel.

Para muchos conocedores de estos vaivenes con el ELN, hablar de amnistía significa de alguna manera estar pensando en la paz como un escenario próximo. Otros creen que se trata además de avisarle al país que el ELN no se someterá a las condiciones de la Ley de Justicia y Paz y que por lo tanto pedirá un tratamiento distinto al de los paramilitares.

Asunto que paradójicamente le serviría a ese proceso, estancado por las inseguridades jurídicas. Pero aunque las cosas aún están biches en cuanto a la concreción de eventuales acuerdos, alguna vez será cierta la afirmación de que con el ELN sí se puede hacer la paz.