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9 de abril: ¿Por qué Gaitán?

A partir del año pasado el 9 de abril tiene dos significados en Colombia: el magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán y el día dedicado a la memoria de las víctimas. ¿Cuál es su relación?

Francisco Miranda, editor consejero de SEMANA
9 de abril de 2013

Pocas fechas de la historia colombiana no necesitan de un año para ser reconocidas. El 20 de julio y el 7 de agosto, por ejemplo, no tienen apellidos. El 9 de abril de 1948 es una de ellas. Cerca del mediodía, Juan Roa Sierra asesinó en la carrera Séptima de Bogotá al jefe del partido Liberal Jorge Eliécer Gaitán.

El asesinato de este líder político, quien se perfilaba en ese entonces como próximo presidente de la República, desató los más violentos disturbios que recuerde la capital del país: el 'Bogotazo'. El caudillo liberal se convertiría en un icono de la política colombiana y  un símbolo de la época de La Violencia.

A partir del 2012 el 9 de abril tiene otro motivo de conmemoración. El artículo 142 de la Ley 1448 de 2011, conocida como la ley de Víctimas, instaura el día del magnicidio como el de “la Memoria y Solidaridad con las Víctimas”. Esa legislación ordena al Estado  la celebración de “eventos de memoria y reconocimiento de los hechos que han victimizado a los colombianos y colombianas. El Congreso de la República se reunirá en pleno ese día para escuchar a las víctimas en una jornada de sesión permanente”.

La selección fue premeditada. Los parlamentarios querían designar una fecha emblemática que estuviera en sintonía con el objetivo de la ley: “saldar la deuda histórica” con más de 5 millones de compatriotas, golpeados de distintas maneras por el conflicto armado. Al final del debate legislativo, la ley consagró el 9 de abril porque, según el congresista liberal Guillermo Rivera, uno de los promotores, “el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán marcó el comienzo de un conflicto que lleva más de 50 años sin llegar a su punto final”.

¿Constituye la muerte del político liberal el momento de arranque de la violencia que hoy azota al país? De acuerdo a varios historiadores, el ambiente de crispación e intimidación entre conservadores y liberales había comenzado mucho antes del 9 de abril de 1948. De hecho, uno de los eventos políticos más importantes de la carrera de Gaitán, la “Marcha del Silencio”, fue motivada por las persecuciones políticas que estaban sufriendo sus seguidores en el país.

También es cierto que los actores del conflicto contemporáneo de Colombia no son exactamente los mismos que en los tiempos de Gaitán. Las organizaciones guerrilleras, como hoy las conocemos, no habían sido creadas; el narcotráfico  como propulsor de la violencia no existía y las razones para matarse eran más la filiación partidista- liberales o conservadores- que una plataforma ideológica comunista.  De hecho, un pacto entre las élites de esos partidos políticos terminaría ese conflicto y trataría infructuosamente de mantener la paz en el territorio nacional.

¿Cuál sería entonces la relación del magnicidio con la reparación a las víctimas que hoy, 65 años después, el gobierno Santos busca con la Ley 1448?

El carácter “emblemático” del asesinato de Gaitán reside en su papel histórico como representante de la inclusión de los sectores populares. En palabras del historiador Marco Palacios, “con su eslogan de que ‘el pueblo es superior a sus dirigentes’, abrió las puertas al sistema político a miles de colombianos”. El caudillo liberal, quien es incluido por politólogos y expertos dentro de la generación de populistas en América Latina, representó la truncada posibilidad del naciente electorado urbano de clase media y obrera de llegar a la cúpula del poder.

Esa interrupción sangrienta sería esgrimida una y otra vez por distintas organizaciones políticas para justificar su paso a métodos más violentos. Aún hoy las FARC y el ELN denuncian la exclusión política como una de las razones que sostienen su opción armada. Si bien hoy el espacio político para las minorías y los sectores populares es mucho más amplio que en 1948, el asesinato del “caudillo del pueblo” sirvió no sólo de acelerador de la violencia interpartidista sino también de “prueba reina” para muchos por décadas posteriores de una democracia restringida.

Ese es el entorno en el cual el 9 de abril de 1948 fue calificado por los congresistas como la fecha de “inicio” del conflicto actual y por ende el día de solidaridad con sus víctimas.

*Twitter: @pachomiranda