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Una foto conocida inicialmente del lugar donde residían los menores. | Foto: Iván Valencia

INVESTIGACIÓN

Las mentiras detrás del caso de los niños abusados de Ciudad Bolívar

Las pesquisas de la Fiscalía dan un giro de 180 grados y ahora se centran en presuntos maltratos por parte del dueño de la vivienda.

18 de febrero de 2015

El país se conmovió a mediados de diciembre pasado cuando se conoció la escalofriante historia que hablaba de agresiones y abuso sexual a cuatro menores de edad, ente ellos una pequeña de tan solo 17 meses de edad, en medio de supuestos rituales satánicos.

Entre los confusos hechos y versiones fue Luis López, el dueño de la casa donde todo supuestamente ocurrió, quien denunció ante la Fiscalía que la joven pareja que residía allí -en arriendo- les hacía cosas terribles a los cuatro niños (los otros de 10, 12 y 13 años) que en ese momento convivían con ellos.

Contó una escena dantesca: tras oír el llanto largamente incontenido de la bebé, se asomó a la ventana de la humilde habitación y vio cómo era tocada en sus partes íntimas por la pareja y los otros menores. Dice haberse descompuesto, por lo que abrió la puerta, entró furioso a la habitación recriminándoles por lo que hacían y luego los golpeó a todos.

Tras la denuncia y la exposición mediática, las autoridades actuaron casi instantáneamente. Luisa y Fabián, la pareja que no pasa de los 19 años de edad, perdieron la custodia de su bebé y de su recién nacido, dado a luz pocas horas después de haberse expuesto el caso. Los otros menores, hermanos de la mujer, también quedaron bajo la tutela de Bienestar Familiar.

La directora de esa institución, Cristina Plazas, declaró que ante hechos tan aberrantes se debía plantear la posibilidad de imponer pena de cadena perpetua a quien perpetrase algo así en el futuro. El presidente Juan Manuel Santos, indignado, la secundó.

A Fabián le dictaron orden de captura, cumplida casi de inmediato. También la hubo contra Luisa, que fue a dar tras las rejas tan pronto salió del hospital y fue alejada de su criatura. Un juez los judicializó a ambos y les impuso medida de aseguramiento, bajo el cargo de acceso abusivo a menor de 14 años.

Palos de ciego

Todo ello sucedió basado en el relato de López. Pero todo aquello pudieron ser también palos de ciego.

Y es que todas las piezas parecían encajar. Luisa, aún menor de edad, le había confesado durante su hospitalización a la directora del ICBF que lo denunciado era cierto, aunque no lo dijo entonces en una declaración oficial a los investigadores.

Los chicos de 10, 12 y 13 años corroboraron también la versión: que todos eran obligados a sostener encuentros sexuales promiscuos, participaban de ritos satánicos y eran agredidos carnalmente y sodomizados, incluso, con objetos.

En el desarrollo de la investigación, el fiscal del caso leyó una respuesta confusa en la entrevista al niño de 10 años: “A mí me dicen que yo hice el amor hoy y no me acuerdo”. Fue cuando tomó la decisión de volver a entrevistarlo.

Así ocurrió 45 días después. El menor dijo: “Todo lo que yo dije del satanismo no es cierto, lo hice porque Luis nos dice que digamos algo y si no lo decimos, nos golpea. Nunca he visto una vagina”. Así las pesquisas dan un giro de 180 grados: ahora el ente acusador se enfrenta a una falsa denuncia.

A las pocas jornadas llegó el dictamen de Instituto de Medicina Legal, en el que se indica que no hay rastro alguno de acto sexual en los cuerpos de los niños. En el caso de la bebé de 17 meses, dice: “No hay huellas externas de lesión reciente. Himen anular integro no elástico”. Es decir: es virgen.

¿Por qué?

¿Qué razón hubo para que la pareja se inculpara y para que los niños declararan lo que dijeron? Al parecer, pudo ser simplemente miedo.

Fabián fue posteriormente interrogado por el fiscal en diligencia que tuvo lugar en la cárcel La Modelo. Fue entonces cuando el joven reveló que declaró contra sí mismo por temor de Luis, a quien definió como un “enviado de Dios” que “tiene visiones”. Señaló que si no le obedecen, él los va a maltratar. Su relato concuerda con el del chico de 10 años.

Luego el fiscal solicitó poder indagar la versión de Luisa, a lo que la defensa responde que accederá sólo si le es levantada la medida de aseguramiento. Sin embargo, la detenida le dice a su abogada que lo denunciado por López es mentira.

Narró que lo sucedido realmente fue que, en un momento en el que todos estaban en la habitación, Luis entró intempestivamente y les preguntó a los niños si habían sostenido relaciones sexuales con otras personas y si practicaban el satanismo. Como respondieron con una negativa, los golpeó. Esto ocurrió repetidamente, hasta que los chicos le dieron la respuesta que buscaba: sí.

Nuevas pruebas

Ante las nuevas pruebas, el ente acusador solicitó la preclusión de la investigación en favor de la joven pareja, que podrá ser citada en un par meses. Con ese requisito cumplido, se podrá pedir la revocatoria de la medida de aseguramiento, que un juez ya negó en primera instancia.

Igualmente se podrá encausar a Luis López por los delitos de falsa denuncia y lesiones personales contra menor de 14 años.

Aunque fue capturado, un juez definió que para poder procesarlo se debe haber establecido plenamente la inocencia de la pareja. Además señaló que dichas lesiones no eran tan graves. La Fiscalía apeló “porque las agresiones contra menores no son excarcelables”.

Pero hay más. Durante la captura a Luis se le incautó su celular, donde habría grabado el episodio referido por Luisa, lo que confirmaría la tesis de la mujer.

Fanatismo religioso

Según lo recaudado en la investigación, todos los vinculados en este caso asistían al Centro Misionario Bethesda, en la localidad de Kennedy, también en el sur de Bogotá. Se trata de un centro religioso que se hace llamar la ‘Iglesia de un millón de almas’.

Cuando los investigadores fueron allí para recoger testimonios, no los recibieron. Sin embargo, una prima de López dijo que se alejó de él hace 10 años por su fanatismo y porque sólo hablaba de Dios.

Vecinos de la vivienda de López atestiguaron haber visto cómo, durante horas, él sentaba a Fabián, Luisa y los cuatro menores frente a una fogata a predicarlos. “Les hacía un aleccionamiento diario”, se lee en las entrevistas.

Incluso, habitantes del sector reaccionaron indignados y rompieron con piedras los vidrios de la casa cuando Luis salió por la ventana y gritó: “Yo violé a las niñas porque Dios me dijo que la virginidad era pecado”. Más de uno considera que él no está bien de la cabeza.

Entretanto, mientras se define la suerte de Luisa y Fabián y se logra encausar a López, la Fiscalía ordenará una valoración psiquiátrica a los involucrados en la investigación, junto con un examen de toxicología. Lo de devolver los hijos a la joven pareja puede ser un poco más complicado: “Ellos están bajo un tema de adoctrinamiento”, explicó el fiscal del caso.