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El tercer tramo de la Ruta del Sol y la venta de Isagén son dos de los procesos pendientes.

OBRAS

Acelerador a fondo

El gobierno podría batir récord en materia de adjudicación de grandes obras de aquí al 7 de agosto. Si cumple sus objetivos, dejará contratados 4.500 millones de dólares en menos de tres meses.

2 de mayo de 2010

Faltan menos de 100 días para que termine el actual gobierno, y comenzó la carrera contra el reloj para dejar listo un paquete de obras que el presidente Uribe quiere ver culminadas o al menos adjudicadas.

En el paquete de obras a las que el gobierno quiere ponerles el acelerador hay por lo menos 10 proyectos que podrían valer 4.500 millones de dólares (alrededor de nueve billones de pesos) en inversión. Si lo logra, el presidente Uribe se anotará un récord difícil de superar, pues son muchos contratos, cuantías muy grandes y muy poco tiempo. Algunos se preguntan si en años no se lograron concretar estas obras, cómo se harán en tres meses.

En el paquete están, ni más ni menos, la venta de Isagén, la licitación para los peajes del Invías, el tercer tramo de la Ruta del Sol, la prórroga de la concesión para el aeropuerto de Barranquilla, el tercer canal de televisión, el satélite colombiano, la venta de la Electrificadora de Boyacá, la Autopista de las Américas, el Ferrocarril Central y la venta del 47 por ciento de Telecom.

El afán se ha hecho evidente. El viernes fueron publicados los prepliegos de la licitación del satélite y 15 días atrás los del tercer canal de televisión. En cuanto a la venta de lo que queda de Telecom, el ministro del ramo ya contrató la banca de inversión para hacer el negocio antes del 7 de agosto. Y la prórroga de la concesión para el aeropuerto de Barranquilla ya se está negociando.

Son precisamente algunos de estos proyectos los que han sido más polémicos durante el actual gobierno. La adjudicación del tercer canal de televisión, por ejemplo, debía haberse hecho, según los cálculos iniciales, hace dos años. Ahora la Comisión de Televisión y el gobierno cambiaron todas las condiciones y pretenden adjudicar en 60 días.

La venta de la Electrificadora de Boyacá se ha visto envuelta en un carrusel de tutelas y acciones populares que han bloqueado el negocio. Pero ahora ya se superó esa fase y podría venderse, como ya ocurrió con otras tres de las seis que estaban en fila para la venta.

También se han visto enredados en todo tipo de pujas la licitación para operar y reconstruir el Ferrocarril Central, para completar el tramo que viene de Cesar al centro del país, y la selección del constructor y operador del tercer tramo de la Ruta del Sol, un contrató por 1,8 billones de pesos cuya licitación se declaró desierta a finales del año pasado, se volvió a abrir en marzo y se cierra el próximo 10 de mayo.

Asimismo, la concesión para adjudicar la administración de 46 peajes del Invías, un contrato por 250.000 millones que estuvo suspendido por casi un año por reparos a los términos de la licitación.

En algunos otros proyectos hay reparos de carácter técnico. La Autopista de las Américas, que une el Urabá antioqueño con Venezuela, vale cerca de 800 millones de dólares. Para algunos expertos, esta obra aún no cuenta con los diseños definitivos ni los estudios de tráfico suficientes como para dejarlo firmado y listo.

De otra parte, el gobierno todavía no tiene claro cómo va a vender Isagén, pero dada la urgencia de la plata, pues son más de tres billones de pesos que ya estaban contemplados en el presupuesto de 2010, es imperativo negociarla.

Es evidente que son demasiados frentes, y muy gordos, los que el gobierno piensa abrir en menos de 100 días. Y a eso se le suma el inusual afán de presentar proyectos y mostrar resultados, del que hablaba el columnista Alejandro Gaviria hace unos días. Se refería al proyecto para revivir el Ministerio de Justicia, el de la reelección de alcaldes y gobernadores, y la solicitud que hizo Uribe a su bancada de estudiar iniciativas para aliviar la caída de la Emergencia Social.

¿Será esta la hora de abrir nuevos frentes? ¿De dejar empezados negocios tan polémicos? ¿O más bien, es ahora el momento de ponerle un sosegado punto final a ocho años de gobierno? ¿De descansar, descansar y descansar?