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DERECHOS HUMANOS

Activistas en Latinoamérica sufren una violencia específica por ser mujeres

Además de ser víctimas de agresiones sexuales, las defensoras de los derechos humanos sufren además amenazas y ataques contra sus hijos u otros familiares cercanos o dependientes de ellas.

25 de noviembre de 2010

Las defensoras de los derechos humanos en América Latina son víctimas de una violencia específica por el hecho de ser mujeres, que se materializa generalmente en agresiones sexuales, amenazas y ataques a sus hijos, y estigmas sociales.

Así se puso de manifiesto en un seminario internacional en Madrid sobre las activistas que trabajan bajo amenazas en esa región, cuya celebración coincidió con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

"A las defensoras no les ocurre lo mismo que a los defensores", resumió la directora de la Corporación Sisma Mujer y responsable del Observatorio de los Derechos Humanos en Colombia, Claudia Mejía Duque.

Además de ser víctimas de agresiones sexuales, las defensoras de los derechos humanos sufren además amenazas y ataques contra sus hijos u otros familiares cercanos o dependientes de ellas.

A Gloria Amparo Suárez, miembro del equipo de dirección de la colombiana Organización Femenina Popular (OFP), por ejemplo, le amenazaron con quitarle sus hijos, que tenían entonces 5 y 6 años, para hacerla callar y que no persistiera en sus denuncias contra un jefe paramilitar que había ordenado atentar contra su organización.

Las activistas también han de hacer frente en ocasiones a estigmas sociales asociados a estereotipos de género.

"Si a un hombre se le amenaza por sus opciones y por su decisión de defender la vida,  la sociedad lo entiende y no es tan señalado. Pero que una familia se vea amenazada por las decisiones de una mujer, eso no se acepta ni se entiende. Hay un cuestionamiento: "Es mala madre, es mala mujer... ¿cómo se le ocurre?", indicó Suárez.

Por su parte, la también colombiana Berenice Celeyta, antropóloga forense y presidenta de la Asociación para la Investigación y Acción Social (NOMADESC), consideró que la violencia contra las mujeres es violencia contra los pueblos.

Mejía Duque, que ha trabajado más de 20 años por la promoción y la defensa de los derechos de las mujeres, ofreció algunas cifras sobre los riesgos que sufren en su país quienes trabajan a favor de los derechos humanos.

Si en el primer semestre del 2010 64 activistas sufrieron agresiones, en lo que va de segundo semestre han sido 103 los casos, entre ellos 33 asesinatos.

Mejía Duque destacó que las mujeres y los niños suponen el 80% del total de cuatro millones de desplazados que se estima que ha causado el conflicto en Colombia, a los que les "han quitado seis millones de hectáreas".

Las mujeres, añadió, se han puesto al frente de la defensa de los derechos humanos de dos maneras: por un lado, reclamando la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas, y, por otro, exigiendo el respeto de los derechos de la población y de los refugiados.

En el seminario también participó la defensora de los derechos humanos guatemalteca Lorena Cabnal, descendiente de los pueblos maya y xinka y fundadora de la Asociación de Mujeres indígenas de Santa María Xalapán Jalapa (AMISMAXAJ).

"Ser mujer indígena y ser feminista tiene muchas complicaciones en Guatemala", señaló la activista, quien relató que sufrió "tres allanamientos" por una denuncia ante la Procuraduría de Derechos Humanos.

Tras la inauguración del seminario, a cargo de la secretaria de Estado española de Igualdad, Bibiana Aído, Cabnal hizo un ritual indígena para pedir el fin de la violencia en el mundo y, concretamente, contra las mujeres.

EFE